Fusión y aires eclécticos en el Festival de Jazz

En los últimos años, y este no es una excepción, las sesiones del Teatro Principal atraen casi tanto interés como las del 'primer escenario', que es Mendizorroza. Originalmente, por las tablas de San Prudencio tomaban la alternativa creadores jóvenes o poco conocidos que pedían una oportunidad. Ya no es así, o con matices. Nombres como Christie Dashiell, Eddie Mejía o Clara Peya, por mencionar tres, merecen por sí mismos cabeceras de cartel en cualquier programación. Ya no se trata tanto de descubrimientos, como de confirmaciones, muchas veces al mismo nivel que sus 'mayores'. Existe de hecho una 'transferencia' entre escenarios. Músico que entra por la calle San Prudencio puede acabar en Mendizorroza, no son pocos los casos.

Mirando al polideportivo de la plaza Amadeo García Salazar el atractivo de algunas apuestas se hace irresistible desde el primer día, el miércoles. Para 'abrir' el menú el alavés Pablo Martín Caminero con la NDRBigband en un proyecto «exclusivo». Y después, Terri Lyne Carrington, que se ha hecho un hueco en el mundo de la música desde un lugar tan improbable como la batería. Y siendo mujer. No sólo es buena tocando, sino que ha creado escuela.   

A partir de ahí el cartel va desgranando jornadas con gente ilustre hasta acabar en la 'big bang' del sábado con Chucho Valdés. Jazz, sí, pero mucho más y con ritmo caribeño para generar una de esas veladas estivales que se recuerdan. Y un día antes Michel Camilo y Tomatito ofrecerán la versión en directo del cuarto disco juntos, aquella espontánea alianza que apunta a matrimonio estable. Y por conexciones improbables que no quede. El cierre del ciclo corresponderá a un    chico argentino de 22 años llamado    Mateo Palacios Corazzina, más conocido como Trueno, dispuesto a poner el broche haciendo honor a su apodo y a su fama de campeón con los mejores versos.