El Festival de Vitoria inicia esta tarde un paseo por el eclecticismo del mejor jazz contemporáneo

El viernes será la fecha más centrada en lo actual, con Kassa Overall en el teatro. Por su parte, Theon Cross y Michael Glasper pondrán, respectivamente, su tuba y su piano ante el público de Mendizorroza. También disfrutará la afición de sonoriddades actuales el jueves, con la súper banda de Michael League Snarky Puppy, con base más funk para construir música improvisada sin etiquetas, y con los colores de la trompeta de Yazz Ahmed, junto al vibráfono y a la base rítmica.

Las mujeres mandan mañana en el pabellón, con la experimentada contrabajista Giulia Valle y la enorme pianista y voz Eliane Elias. Pero un gran piano como el de Xavi Torres o una trompeta mítica en el jazz latino –ni más ni menos que Arturo Sandoval– sonarán el jueves. La verdad es que este año es complicado elegir un día.

Hay varias novedades.El paraguas del Festival de Jazz se ha extendido sobre programaciones en El Prado o en plazas de Vitoria, con el ciclo Jazz Parkean o el Jazz Up! en colaboración con jazzteiz, de forma que hay conciertos gratuitos. «Aquí todo es de pago, no como en Donosti», repetían hace años algunos negacionistas del festival alavés. Y, como pedía buena parte del público, los horarios del teatro y de Mendizorroza por fin se han adelantado para que los conciertos del polideportivo terminen para las doce de la noche.

Pero esto tampoco quiere decir que las personas se vayan a sus casas. Habrá un buen número de aficionados que se pase por el hotel Ciudad de Vitoria, para saludar con sus aplausos a uno de los grandes del piano. Y es que Cyrus Chestnut estará al frente de su trío, con su jazz pleno de influencais del gospel, con una maestría y un gusto que le han hecho ser uno de los intérpretes más respetados y queridos de la profesión.

Encima, claro que habrá músicos que quieran saludarle en su idioma, con improvisaciones conjuntas que regalan siempre al respetable momentos únicos en la historia del festival. Estos encuentros en el marco de las jam sessions de madrugada son otro de los grandes atractivos de una música que, cuanto más en vivo sea, más viva estará siempre.

Por esto es que el jazz fluye tal y como el festivo cartel de la actual edición representa. En él, hay una extraña formación: dos instrumentos graves, un contrabajo como el de Giulia Valle y una tuba como la de Theon Cross, junto a una trompeta como la de Arturo Sandoval y una voz como la de la propia Eliane Elias. No importa, la mezcla funciona en una cuesta de San Vicente llena de color y movimiento.

Como el que aportará cada día la Iruña Brass Band, que recorrerá desde las 13.00 horas las calles del centro de una Vitoria donde volverán a resonar ecos de Nueva Orleans. Pero no sólo van a ser los desfiles diarios de la banda. Su líder, el saxofonista, clarinetista y docente Iñaki Rodríguez, encabezará el sábado, a partir de las 19.30 horas un pasacalles jazzero hasta el polideportivo de Mendizorroza. En esta 'second line' se sumará alumnado de escuelas de música, para brir un hueco de sonido tradicional en ese día. Por algo el jazz, sea en el estilo en el que se enfoque, siempre late al ritmo de la contemporaneidad.

Pero aquí hay que ponerse las pilas. El acto cultural que más ha llevado el nombre de Vitoria por todo el mundo funciona gracias al público. Como recordaba su presidente, Íñigo Zárate, al presentar el programa, «un 40% del presupuesto es la venta de entradas, una de las bases importantes».

De sus cerca de 650.000 euros de presupuesto (el ciclo llegó a manejar 1,2 millones de euros en 2007 y tenía 862.000 en 2016), el Ayuntamiento aporta 130.000, la Diputación 70.000 y el Gobierno vasco, 65.000 desde Cultura y 20.000 por parte de Turismo. El resto lo aportan patrocinadores como EL CORREO, la venta de merchandising o la publicidad. La calidad del programa la ponen una asociación cultural sin ánimo de lucro. Y unos músicos de talla mundial.