Cory Henry, en plena actuación. Blanca Castillo

Volar con el poderío de Cory Henry

Enérgico y creativo hasta el no va más, el organista Cory Henry ofreció un espectáculo brillante junto a su banda The Funk Apostles

Sábado, 21 de julio 2018

Fue un 'show' eléctrico. Acostumbrado a hacer volar las mentes por todo el mundo, el organista originario de Brooklyn Cory Henry provocó que vibrara todo el aire del pabellón. Cantó con voz de trueno, sacó todo de cada tecla y coordinó a sus músicos para ... que aquello no fuera una colección de solos sino una verdadera fiesta.

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Además de ser un virtuoso del Hammond B-3, Henry se ha convertido en un notable cantante y compositor. Conocido por su papel en Snarky Puppy, la orquesta instrumental de jazz-pop aclamada por la revista Rolling Stone como «uno de los grupos más versátiles del planeta», ayer demostró que tiene madera de 'frontman'. Vaya nervio, qué intensidad.

La propuesta que trajeron él y sus apóstoles exploró todos los colores del funk a caballo del sonido tan especial y sensual del mítico órgano eléctrico. Nicholas Semrad a los teclados, Taron Lockett a la batería, Sharay Reed con el bajo y Adam Agati a la guitarra sirvieron al público una embriagadora mezcla de soul, R&B, jazz y afro beat, desdibujando las fronteras entre géneros. Creando algo superior.

Durante la hora y media que duró el concierto, Cory Henry cambió a ratos de ser compañero a actuar como líder. Y lo hizo con gracia, sin esfuerzo, transmitiendo buen rollo del auténtico, sin excesos. Arrancaron con 'I feel alright' de James Brown para continuar con una potentísima versión de 'Stayin' alive' de The Bee Gees. Toma. Las gradas deslucían vacías a la mitad, pero al fondo, detrás del técnico de sonido, bailaba un centenar de personas. Vestían sonrisas radiantes. Desde las sillas -y probablemente más allá del pabellón- se escucharon los chorros de voz de las vocalistas Denise Stoudemire y Tiffany Stevenson, que pusieron la guinda a cada tema.

'Art of Love' es el título del álbum debut que mantiene de gira a la nueva formación. Extraídos de él, presentaron algunas de sus creaciones originales. Primero sedujeron a sus potenciales 'fans' futuros a través de la sensual y suave 'Just A Word', después con la funky 'In the water' y finalmente con la fluida y vibrante 'Our affairs'. Se trató de una experiencia emocional. El buen rollo inundó Mendizorroza a modo de agradable dosis de vitalidad tras un día nuboso, templado y gris. Aunque el público, como casi siempre, se dividió en dos: los indiferentes y quienes corearon la última canción -'Rollin on the River'- hasta la afonía. Celebraban la vida.

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