Benny Golson, jazz de 90 quilates

Muchos de quienes llenaron las 800 plazas previstas en el Teatro Principal para ver al magnífico saxo tenor, al frente de un cuarteto completado por piano, contrabajo y batería, se conocían al dedillo sus piezas. Y muchos asiduos a Mendizorroza han escuchado las obras de Benny Golson versionadas por numerosas figuras del jazz.

Eso no es todo, porque Benny Golson va mucho más allá de ser todo un caramelo para el aficionado y, desde luego, un prólogo estupendo para el 43 Festival de Jazz de Vitoria. Es, también, una voz con una personalidad única y un músico con una autoridad fuera de las escalas en una disciplina artística donde la norma ha de ser la de salirse de las imposturas y de lo previsible.

Golson, desde luego, lo ha hecho y ha rubricado composiciones que superan los tres centenares, así como ha grabado álbumes por encima de la treintena. Y, claro está, ha conocido todo tipo de tecnologías en el estudio. Pero la verdadera máquina es el propio artista, en cuya respiración puede incluso intuirse el ronroneo de un potente motor V8, como los que servían hace años a Miles Davis –a quien el saxo homenajeó en su disco 'I Remember Miles'– y Roy Haynes –otro veterano galardonado con el Donostiako Jazzaldia– para impulsar los deportivos con los que echaban carreras.

Así lo demostró con autoridad y poderío el tenor, que pisó el acelerador de las emociones en más de un momento. Desde los iniciales 'Horizon Ahead' y 'Whisper Not', pasando por 'Stablemates' o 'Killer Joe', Golson recorrió algunos de sus trabajos más emblemáticos. Y los trufó con anécdotas y recuerdos, como en el caso de 'I Remember Clifford', que quería grabar Dizzy Gillespie pero que no fue el primero en registrar. Y, mucho menos, el último: el tema dedicado al malogrado Brown –fallecido en accidente con 25 años– ha sido grabado en más de 500 ocasiones, como comprobaba a lo largo de los años su autor, de la boca de fans que empezaron por citar el 200 en Japón hace ya mucho tiempo.

Otra jugosa historia estuvo asociada al 'Along Came Betty', sobre una chica que conoció en Dayton, Ohio, cuando soplaba el saxo en una banda de rock and roll. Fue su primera esposa. Años más tarde, estaba con unos tales... Jazz Messengers –se hacía el olvidadizo– en Washington y conoció a Bobby, con quien lleva casado 61 años «y aún la quiero». Pero algún mal informado, al presentarse, le dijo a ella 'tú debes de ser Betty'.Y a ella no le hizo gracia. «Debí cambiar el nombre en el título por Bobby. Demasiado tarde».

También dejó tocar el estándar 'All The Things You Are' al trío. «Sin ellos, solo, me aguantarían 5 minutos.Si hiciera algo de circo, otros 5. Pero no podría hacer esto sin ellos. Y no hace falta ir a Nueva York, están aquí mismo», subrayó Golson.

Quién le iba a decir a quien –junto a su amigo John Coltrane– un jazz man de tercera dejó fuera de la banda con la excusa de la suspensión de un concierto que decenios después sería una leyenda del jazz aún en activo a sus 90 asombrosos años. En definitiva, una joya de muchos quilates. Tantos como años luce el músico de Filadelfia. Incluso, por encima de los 24 K que suponen el 100% de pureza. Y es que en el jazz las cosas siempre han de ir más lejos de la ortodoxia.