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Sin grandes cifras de venta ni propuestas estelares. El Festival de Jazz de Vitoria corrió el telón ayer de una particular 44 edición con un balance «positivo», según sus organizadores, en el que el Iradier Arena se estrenó como escenario provisional, sumado al Teatro ... Principal, con veinte grupos en cartel durante cuatro días. «Queríamos sorprender y lo hemos conseguido con un nivel altísimo musicalmente que el público ha podido comprobar», cuenta Iñigo Zárate, director del certamen, que muestra su satisfacción por la recepción del público de una programación en la que han ganado peso las formaciones nacionales.
A falta de dar a conocer el número de espectadores, ninguna de las actuaciones de los cuatro días de celebración ha colgado el cartel de 'no hay entradas'. En todo caso, los conciertos del Principal han rozado el lleno con cerca de 400 espectadores, mientras que la afluencia en el Iradier fue mayor el viernes y el sábado, como era previsible.
Entre los aciertos de esta edición, Zárate destaca las actuaciones de Dora Postigo y The Sey Sisters, quienes actuaron el sábado al mediodía. «Estamos muy contentos porque su objetivo era atraer a nuevos públicos. Todo el mundo disfrutó mucho y conseguimos acercar a las familias con sus pequeños», cuenta.
También subraya la apuesta por la cantera local y cercana. Formaciones del Conservatorio Jesús Guridi y de la Escuela de Música Luis Aramburu actuaron entre semana, en horario de mañana. A pesar de que la escasa asistencia a esos conciertos hace que la organización se replantee el formato en futuras ediciones se cumple con otro «objetivo»: «Ya en 2019 planteamos que los músicos locales tenían que estar y el año que viene si es posible recuperaremos más actuaciones al aire libre».
La organización reconoce que esta edición ha sido de «mínimos», ya que económicamente se ha visto muy afectada. Frente a los 114.400 euros de la edición anterior a la pandemia, en 2019, el Festival de Jazz ha contado con 65.000 euros por parte del Ayuntamiento de Vitoria. «Ha sido un festival con poco presupuesto tanto de aportaciones públicas y privadas». A pesar de ello ha podido contar con músicos internacionales como el israelí Borochov, la danesa Kathrine Windfeld o la francesa Anne Paceo. Especialmente ha supuesto un «gran esfuerzo» contar con artistas afincados en Estados Unidos como Mary Halvorson y su grupo Thumbscrew o Antonio Sánchez, quien deslumbró en la tarde-noche del sábado en el Iradier.
El pabellón multiusos se estrenó como escenario como parte de una apuesta de las instituciones alavesas en el marco de la colaboración llevada a cabo con la asociación Kultura Bizia, de la que forma parte el festival junto a diferentes salas y agentes culturales, con el fin de ofrecer conciertos en el Iradier que no se pueden llevar a cabo en otros espacios debido a las restricciones sanitarias. «Este cambio hay que entenderlo dentro del contexto de pandemia para que el tejido cultural alavés tenga actividad este verano», cuenta Zárate, quien señala que la «idea es volver» al polideportivo Mendizorroza el año que viene y recuperarlo como sede. «Es nuestra casa, pero dependerá de la evolución de la pandemia que volvamos a disfrutar de una normalidad».
Las dificultades técnicas a nivel sonoro en el Iradier, la gran luminosidad y la amplitud del espacio -sumada a la necesidad de mantener las distancias- hacían que el ambiente de los conciertos distara mucho del de ediciones anteriores. Además, basta echar un vistazo al anterior cartel, en el que participaron artistas como Danilo Pérez, Gregory Porter, Kamasi Washington u Omara Portuondo, para notar cómo se ha resentido el plantel. Al igual que el resto de programadores, la organización tuvo que fijar el radar en propuestas nacionales debido a la incertidumbre acerca de las restricciones para viajar entre países.
En esa apuesta sobresalieron las actuaciones del contrabajista vitoriano Pablo Martín Caminero, que se estrenaba en el certamen de su ciudad presentando 'Al toque', un trabajo repleto de guiños flamencos; la enérgica baterista gallega Lucía Martín, el pianista madrileño Moisés P. Sánchez o la apuesta segura del 'supergrupo' CMS formado por Javier Colina, Marc Miralta y Perico Sambeat. ¿Una nota? «No la tendría que poner yo, sino los asistentes. Con las posibilidades que hemos tenido, el balance es razonablemente bueno y estamos muy satisfechos», resuelve Zárate.
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