Pablo Madariaga (EFE)
Jueves, 16 de julio 2015, 07:42
Una enérgica Hiromi Uehara con su trío ha inyectado modernidad y personalidad artística en un Festival de Jazz de Vitoria que había disfrutado enormemente con el sonido, mucho más clásico, de José James en la primera parte de la velada. Moderniad y tradición para la ... segunda jornada de conciertos en Mendizorroza. Dos músicos de la misma generación, ambos rondan los 35 años, pero cuyas propuestas han sido completamente diferentes, tanto en el estilo como en la atmósfera que han generado entre el público, bastante más escaso que en la jornada inaugural, aunque el pabellón ha registrado una buena entrada.
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Hiromi se ha presentado como una fuerza de la naturaleza, con una música rápida, dinámica, a veces trepidante, pero con una gran capacidad lírica al mismo tiempo. Acompañada de dos grandes instrumentistas, Anthony Jackson en el bajo eléctrico (un bajo de seis cuerdas, por cierto) y Simon Phillips en la batería y percusión, la pianista japonesa ha introducido a la audiencia en el jazz de altura que este público está acostumbrado a escuchar año tras año. Ha sido a partir del tercer tema cuando los ánimos han empezado a serenarse un poco después de una entrada en tromba. Todo el vendaval que ha proyectado desde su subida al escenario se ha convertido en un sonido para disfrutar, escuchar y admirar, con referencias a un jazz progresivo, y también con matices de fusión, citas de todo tipo y cambios constantes.
Ha sido un concierto brillante que adelanta cual puede ser el camino del jazz en un momento histórico en que el eclecticismo es imprescindible: Un sonido variado y permeable que divierte y emociona, que hace pensar en la música popular entendida globalmente, desde el rock hasta la trova, pasando, obviamente por el blues y el jazz más clásico.
Cuarteto clásico
José James, por su parte, se ha presentado en el escenario con un cuarteto clásico de jazz: batería, contrabajo, piano y, por supuesto, su guitarra y su voz. Una voz limpia y modulada, capaz de armonías y escalas propias del jazz y el blues, aunque la fama que preceda al neoyorquino de adopción (él es originariamente de Minneapolis) tenga que ver con el hip hop, el rock de este siglo y el neo soul. No es extraño que haya sido así, ya que estos cuatro jóvenes músicos han dedicado su espectáculo a homenajear a Billie Holiday, una de las voces más grandes que el jazz-blues ha aportado a la historia de la música americana del siglo XX. Eso es lo que proponen en su último álbum, editado este mismo año, "Yesterday I Had The Blues: The Music of Billie Holiday" (Blue Note 2015), con motivo del centenario del nacimiento de la genial cantante.
Sin embargo, no se han reducido a reproducir su estilo o sus canciones. Los desarrollos de los temas han sido largos y muy jazzy, dejando tiempos para la expresión de los instrumentistas, aunque la voz de James ha estado, obviamente, en un destacado primer plano.
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En conjunto, la noche ha resultado extraordinaria, anticipando lo que sucederá esta tarde, cuando grandes nombres como Chris Potter y Dave Holland se presenten en este mismo escenario, precedidos por el trío de Brad Mehldau. Como acostumbra año tras año, el Festival va ganando altura con cada propuesta.
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