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josu olarte
Sábado, 14 de julio 2018
Florence and The Machine se ha convertido en el referente del avance de las mujeres en los diferentes escenarios que componen la presente edición del Bilbao BBK Live, tras una triunfal actuación de madrugada en la jornada inaugural. Pero su éxito no es único. Poderosa y teatral, Florence Welch abandera una realidad cada vez más palpable en el festival: no sólo la mayoría del público es femenino; ellas también han tomado las tablas.
Escuchado con toda su pompa en disco podría parecer que el tipo de pop melodramático, lírico y artie que propone Florence Welch (Londres, 1986) perdería buena parte de su sustancia emocional y barroca en un marco festivalero. Pero ocurre que desde su eclosión comercial, hace ya siete años, la pelirroja diva londinense encandila al tipo de público anglófilo que puebla las campas de Kobetas. Insufla gran pasión y energía a su lírico pop de orfebrería que encandila a indies románticos y emocionales. Muchos británicos y guiris de ese perfil había frente al escenario central de Kobetamendi, donde la artista escenificó una intensa y teatral opereta pop, basada en su recién editado álbum 'High as Hope', con el que dice haber madurado como compositora y mujer «en contacto con la realidad y la sencillez de la vida ordinaria». Una vida que perdió con el éxito de las giras y sus confesos problemas con el alcohol que recordó en su propina final 'Shake it Out'.
En el concierto primó la entrega escénica sobre la artificiosidad barroca. Apoyada en una maquinaria instrumental formada por ocho músicos, Florence apareció divina y encantadísima de conocerse en un escenario muy floral. Como una ninfa indie y descalza con vaporoso vestido rosa, irradió con poderío vocal y una energía un poco zen sobre canciones a medio tiempo como 'Beetween to Lungs' y 'Queen of Peace'. Desde el principio, fueron cantadas a pleno pulmón por el abundante público llegado de Reino Unido, donde Florence es una gran estrella.
Al indie pop de estadio se acercó pletórica de voz en coreadísimos hits como el conducido por el piano 'Dog Days Are Over', que elevó la temperatura con la artista girando grácil de lado a lado del escenario. Su versión del clásico disco 'You Got the Love' enfiló el clímax final alcanzado con 'Delilah', cantada en falsete afinado en pleno sprint hacia el drama rock 'What Kind of Man'.
El griterío de su público entregado forzó una dupla final en la que la cantante puso un punto gótico y espiritual con 'Big God'. Fue la guinda a un recital dinámico en el que Florence + The Machine demostró una entrega visceral y sin atisbos de pretenciosidad. Ella transmitió sinceridad y naturalidad.
Artistas y bandas con nombres de mujer han llevado a los escenarios del BBK Live un crisol de estilos musicales, desde la electrónica al trap, del pop más plural al dancehall. Un cóctel que bien podría representar Bad Gyal, alias de Alba Farelo. Hay que reconocerle el mérito que supone haber derribado los prejuicios habituales del entorno más conservador del indie nacional (ese clasismo que demoniza lo que suene a latino-caribeño y popular). La joven artista ha sabido proyectarse con un batido autotuneado de dancehall, agitado con R&B, trap y sonido urbano tirando a reggaetonero. Tiene descaro sexy y tirón, pero a le falta punch en directo.
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