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josu olarte
Sábado, 13 de julio 2019, 10:29
Por boca de su líder e impulsor creativo, Brett Anderson, Suede dicen negarse, tres décadas después de su formación, a desempeñar el rol de banda nostálgica. Pero lo cierto es que, en la jornada más masiva del BBK Live, marcada por Rosalía y The Strokes ... y con público de hasta cien nacionalidades, los londinenses ejercieron de viejas glorias de un brit pop del que fueron una anomalía que eludía el orgullo nacional en favor de una sensibilidad ambigua y afectada, pero con mucho nervio e intensidad. «Nunca me ha sentido británico sino europeo», llegó a proclamar en referencia a temas como 'Europe is my Playground' antes de interpretar 'Lazy'.
Un derroche de entrega escénica e interpretativa es lo que pudo presenciar el nicho adulto de público que se congregó en el segundo escenario mientras la masa milenial apostaba por propuestas más de su tiempo como Princess Nokia. El tipo de excursionismo musical extremo que propician los festivales actuales, ya se sabe, A la hora de la verdad, Brett Anderson no pudo evitar echar la vista atrás, pasando de manera casi testimonial por su confesional último disco, 'The Blue Hour', que seguramente es lo mejor que han entregado Suede desde la resurrección que en 2011 propició su brillante presentación en Kobetamendi, cuando menos igualada ayer.
En el BIME de hace tres años, Anderson arriesgó al presentar 'Night Thoughts' oculto tras una pantalla en la que se proyectaba el filme que les realizó Roger Sargent. La propina fueron entonces sus clásicos, que el personal recibió con alborozo tras lo que fue visto como un coitus interruptus. A lo mejor por eso, o bajo el influjo de su reciente autobiografía 'Mañanas negras como el carbón', Suede jugaron esta vez a caballo ganador. Más de la mitad de su repertorio fueron piezas de sus dos primeros discos, cocinados junto al guitarrista Bernard Butler, a quien el cantante recuerda desde la distancia sin ira. Y no menos de tres cuartas partes si añadimos los rescates de 'Coming Up', el disco que los masificó en el 96.
Finísimo en lo físico y con gran tono de voz (aunque quizás algo justo en los falsetes), Anderson condujo, entregado como en sus mejores días, un concierto con eléctrica épica melodrámatica; cantó desde los monitores, se hincó de rodillas, rodó por la tarima, jugó con el cable del micro mejor que Roger Daltrey, empapó su ajustada camisa azul y buscó el contacto físico con el personal de las primeras filas, demostrando que sigue siendo un performer con clase.
Drama y épica reflexiva hubo en la balada 'As One', elegida como arranque ligado a su novedad, en la que se muestra confundido entre el recuerdo del pasado y la madurez. El set fue in crescendo a medida que Brett respescaba piedras angulares de su alianza iniciática con Butler ('We Are the Pigs', 'So Young', 'Metal Mickey') manejando con riesgo el cable de micro como en un rodeo pop. Encaste glam con filo guitarrero casi punk tuvo 'Filmstar' y teatralidad implorante de clemencia 'The 2 of Us'. «Es bueno tocar canciones viejas pero también nuevas», dijo antes de recurrir a la que definió como su canción favorita de la última década, 'Life is Golden'.
Entre abrazos de los fans mas cercanos repescó sin desafinar un ápice su primer sencillo, 'The Drowners', disparando la electricidad rockera en tres piezas ligadas a su resurrección ('It Starts and Ends with You', 'Sabotage', 'Can't Get Enough') que precedieron a una recta final con su hit generacional 'Trash' (deudor del Bowie glam), 'Animal Nitrate' y un apoteósico 'Beautiful Ones' encadenado tras tomar aliento con una interpretación poco oportuna, acústica y en solitario de 'Wild Ones'. La parroquia feliz ya estaba dispuesta a irse a ver a los Strokes pero Anderson apuró el tiempo al límite y volvió celebrando su presencia en Bilbao para poner el broche con una relectura acústica junto albgran guitarrista Richard Oakes de 'She's in Fashion' y un iniciático 'New Generation', cierre de un set que reivindicó una actitud y forma teatral y corpórea de entender la música y evidenció que el que tuvo retuvo.
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