Standstill merecieron mucho más

Standstill han sufrido este viernes una de las injusticias de los grandes festivales, la de la saturación de programación que obliga a relegar a bandas de gran calidad a escenarios de tercera fila. Es lo que les ha ocurrido a los catalanes en un escenario Beefeater, el de la carpa, que no brilla precisamente por su sonido.

La genial banda liderada por Enric Montefusco, de vuelta tras casi una década, ha tenido problemas sobre las tablas desde antes de empezar su actuación, con varios acoples de micrófonos y un retumbe constante que venía de los escenarios del recinto Basoa.

Ante tales inconvenientes, el quinteto ha tirado de garra, de rabia y de oficio para sacar adelante una actuación de algo menos de una hora en la que condensaron una decena de joyas de su excepcional repertorio. Todo ello, ante un fiel público entregadísimo ya desde las primeras notas de 'Me gusta tanto', en la que ya se se ha empezado a notar el sonido regulero, con la guitarra acústica de Montefusco casi inaudible y con el molesto acople del micro.

No ha sido el fin del mundo, sin embargo, y, pese a la falta de matices en varias de las canciones, Standstill no se han venido abajo, sino todo lo contrario, mostrando una descomunal energía en temas como 'Poema número 3', 'Adelante Bonaparte II' y, sobre todo, en un 'Por qué me llamas a estas horas' que ya le habría gustado firmar a Vetusta Morla.

En ese momento ha empezado ya el karaoke y el movimiento frenético en las primeras filas del público, que ha seguido con otros cortes como 'La familia inventada' o '1,2,3 sol', obra maestra empañada por el sonido de Basoa que se mezclaba con el de la carpa. Ante todos los inconvenientes, Montefusco ha querido agradecer al público su compromiso y los ha emplazado a acudir a la próxima gira de salas de la banda, antes de cerrar el concierto con un 'Adelante Bonaparte I' que ha tocado la fibra más sensible. No quedaba tiempo para más.

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