Borrar
Álvaro Rivas, vocalista de los madrileños Alcalá Norte, se enfundó la camiseta de la peña Piratak del Athletic. M. Salguero
BBK Live

El relevo del indie se vive en Kobetas

El Columpio Asesino y Alcalá Norte consuman el cambio generacional en la escena en una última jornada en la que el cansanció no hizo mella

Domingo, 14 de julio 2024, 00:06

Tercer y último día del Bilbao BBK Live y las fuerzas amenazan con fallar a los festivaleros que se aventuran a la subida a Kobetamendi a primera hora de la tarde. Sueño acumulado, calor y humedad, la cola del bus, la temida cuesta desde Beyena... No pasa nada, es llegar al recinto del festival y, como por arte de magia, el cansacio desaparece, reviven las ganas al calor de la música y la gente brinca por los escenarios y las laderas cual gacelas en semilibertad.

Y es que la propuesta musical de dia grande del festival no era 'pecata minuta', con unos Alcalá Norte en estado de ebullición en el indie patrio y que pisaban Bilbao por primera vez y, en contraposición, los ya legendarios El Columpio Asesino, pamplonicas omnipresentes en la escena durante los últimos 25 años y que dicen adiós a los escenarios en esta gira. Es decir, dos de los platos fuertes de esta edición colocados casi seguidos durante la tarde en el escenario principal y que escenificaron a la perfección el recambio generacional en la música alternativa española, esa industria que ha pasado de congregar a un público minoritario en los 90 a mover a grandes masas de gente en los festivales durante la última década.

Este doblete devolvía las ganas a cualquiera, y así lo confirmaba Adrián, llegado de Zaragoza junto a sus amigos, y que iba perfectamente uniformado para ver por primera vez a Alcalá Norte: camiseta negra de los madrileños y elegante estética post punk. «Somos súper fans, yo los descubrí antes de que sacaran el disco y me he pasado meses esperando a poder verlos en directo», contaba entusiasmado, antes de enumerar sus canciones favoritas, '420N' Y 'Superman'. «Ah, y por supuesto, 'La vida cañón', todo un hit», añadía.

El columpio asesino

Mientras tanto, operarios de limpieza se afanaban en dejar presentable el escenario principal, bastante machacado después de la tralla que le dieron el viernes por la noche la incombustible Grace Jones y los atronadores Underworld. Terminaron los trabajos e instantes después subían ya a las tablas los post punk de la M30, con su frontman, Álvaro Rivas, ataviado con elástica de la peña rojiblanca Piratak.

Y, como decía el asistente zaragozano, fue toda una sucesión de hits la de unos Alcalá Norte impulsados por su inconfundible batería, el heavy Barbosa, que en esta ocasión llevaba sin embargo camiseta de los RIP; y se hartó a aporrear los tambores y platos desde el primer tema, 'Los chavales', con el que la gente se vino ya arriba pese a lo temprano de la hora. Es más, en pocos conciertos de apertura del escenario a lo largo de la historia del festival se ha visto a tanta gente como ayer.

Bota de vino y bilbainadas

Así las cosas, con Rivas como efectivo frontman y Barbosa como maestro de ceremonias -bota de vino incluida-, Alcalá Norte ofrecieron un conciertazo de quitarse el sombrero, a base de post punk oscurito de guitarras, cortes más bailables con presencia de sintes, y trallazos descaradamente pop. El éxtasis colectivo de la misa siguió con '420N', que reza «nos vamos a forrar, mamá». Tanto como forrar igual no, viendo cómo está la industria musical en el siglo XXI, pero el caso es que no les va nada mal a estos chicos, que han demostrado que tienen la receta para hacer canciones redondas pegadizas a la par que intensas y originales, con especial atención a los textos.

Todo ello con un único disco de debut homónimo del que siguieron desgranando temas para deleite de un personal entregadísimo que se sabía todas las letras. Entre ellos, temas de lucha de clases y dura crítica social como 'La sangre del pobre' en plan The Smiths o 'La calle Elfo', en la que imploran por una vivienda, aunque sea «un pisito».

Las canciones las iban dedicando casi al azar a sus amigos que andaban por ahí, «a los porreros» o Rivas a su padre, que acudió para la ocasión. Versionaron también a sus compatriotas madrileños de La Paloma, otra banda de la nueva hornada indie, en 'El rey de los judíos'. Y, sí, el vocalista se creyó de verdad el mesías, hasta el punto de que bajó del escenario a ser aclamado por los fans y a estrechar manos por doquier. Para más inri, después se colocó en la cabeza una corona de espinas.

Quedaba todavía lo más esperado de la tarde, 'La vida cañón', pero antes de arrancar con el nuevo himno del underground español por excelencia, el batería Barbosa se arrancó a cantar una bilbainada, la de 'Beber, beber', para jolgorio del público de las primeras filas. Y así, alabando las bondades de disfrutar de una vida sencilla, con peineta, mantón, sombra en Las Ventas, y pobres disfrutando de tardes de ricos -¿lo era la de ayer?-, se despidieron los madrileños por todo lo alto, dejando paso en el escenario principal a El Columpio Asesino.

Unos recién llegados dando paso a unos veteranos que se despiden. Entre el público, el relevo generacional lo escenificaban a la perfección los bilbaínos Idoia Aizpiri e Iker Briñas, que disfrutaron de lo lindo de Alcalá Norte antes de ver a El Columpio Asesino, de quienes son amigos personales. Ataviados con camisetas de la banda navarra, celebraban que salgan nuevas propuestas en la escena «para recuperar la ilusión» y la pasión por la música de guitarras. «La despedida de El Columpio nos da mucha pena, pero es una gozada ver que hay nuevos grupos que hacen una música igual de buena», expresaron.

Pues sí, porque lo de El Columpio Asesino fue también espectacular, saliendo enchufadísimos y con un sonido de vicio ya desde el primer tema, 'Babel', «con sus torres de papel». Los navarros fueron pura maestría y veteranía sobre las tablas, apoyados en un elegante Iñigo Cabezafuego al bajo, que suple en la gira al prematuramente fallecido Daniel Ulecia. Cristina Martínez y Albaro Arizaleta se alternaban en las voces en temas como 'Ballenas muertas en San Sebastián' o 'Your mind is dead', emulando a los mejores Pixies y demostrando una vez más por qué han sido los amos del cotarro durante un cuarto de siglo, desde sus inicios en el concurso Villa de Bilbao o el Proyecto Demo del FIB, a cuando dieron el pelotazo en 2011 con su álbum 'Diamantes', que contenía esa canción tan redonda como es 'Perlas'. Que evidentemente cayó ayer en una interpretación brillante, como las joyas de las que habla la letra.

'Toro' perdurará

Pero faltaba el tema por antonomasia de El Columpio, el que los catapultó contra todo pronóstico a la fama y a los grandes escenarios. 'Toro' fue la última del setlist y, pese a no ser la mejor pieza de su discografía, se reveló una vez más como la canción festivalera más perfecta, desatando la locura máxima y opositando a perdurar para la eternidad. Pocas bandas pueden presumir de que su público se sepa de memoria verso por verso una canción de letra tan compleja. Se despidieron los navarros emocionados ante el baño de masas. Y la música siguió y seguirá sonando. El relevo está asegurado.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo El relevo del indie se vive en Kobetas