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Buen ambiente. El concierto de Hidrogenesse en el quiosco de El Arenal fue un éxito de convocatoria. Mireya López

El festival también 'madruga'

Ciclo Bereziak ·

Cientos de personas disfrutan de la oferta mañanera y gratuita repartida por el centro de Bilbao

Viernes, 7 de julio 2023, 23:08

Cuando uno se imagina el instante después de dar el 'sí quiero' a su pareja, piensa en una lluvia de arroz o de pétalos de rosa, no en un concierto y una legión de festivaleros. Pero en el BBK Live se ve que es posible. Bilbao vive estos días a dos velocidades. Siempre, eso sí, con música. Mientras Kobetamendi atruena durante más de doce horas sin descanso, las mañanas en el centro de la ciudad son la oportunidad perfecta para picotear entre distintos géneros musicales. Tres escenarios, más un cuarto en el que el jueves se descorchó la fiesta en la Gran Vía con Queralt Lahoz, amenizan la hora del vermú.

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El ciclo Bereziak ameniza las mañananas de quienes han pasado la noche anterior bailando en Kobetamendi hasta altas horas y las de quienes no tienen la pulsera de tela, pero quieren formar parte de la banda sonora de la ciudad. «Hay varios conciertos gratis. No son como los grandes de arriba, pero están muy bien. Siempre descubres algo interesante», contaba un bilbaíno al teléfono a su interlocutora. Esperaba en las escaleras de los Juzgados, donde minutos antes había un goteo de recién casados. Se decantó por Andrea Santiago, que llevó al escenario su pop intimista en formato trío. La actuación comenzó con algo de retraso, tal y como hizo notar un niño de unos tres años a su madre: «Amatxu, ¿va a empezar ya la música?».

No muy lejos de allí, entre las Torres de Isozaki, un buen número de personas ocupaba la terraza de un bar mientras varios técnicos hacían pruebas para dejar todo listo para la trapera argentina Saramalacara.

Aunque ayer el epicentro de Bereziak fue El Arenal. En el quiosco tuvieron un gran éxito de convocatoria el dúo Hidrogenesse y el grupo Los Fresones Rebeldes. «Sabíamos que había varios conciertos a esta hora y nos hemos animado a venir, ahora que todavía tenemos fuerzas», explicaban Maider, María, Elena, Haizea y Claudia, una cuadrilla de Zarautz. Se alojan en un piso turístico en el Casco Viejo y el jueves se quedaron en Kobetamendi hasta la actuación de The Chemical Brothers. «Igual el domingo ya no nos ves tan animadas a mediodía en la calle», bromeaban. La cercanía y el cartel han sido claves para que se decidan por un BBK Live «que cada vez tiene más punch».

También es fuerte la apuesta por este festival de un grupo de madrileños que han preferido venir a visitar a unos amigos que quedarse en el Mad Cool. «Somos de poco dormir, así que aunque ayer trasnochamos, no hemos querido perder la oportunidad de venir a los conciertos de la mañana. Este tipo de programación deberían hacerla los demás festis». Pero ojo, que no todo es fiesta y música. «Hemos ido al Guggenheim y estamos disfrutando mucho de la gastronomía», cuentan. Elena lleva un tiempo en Bilbao, pero Vanesa, Jaime y Marta se marcharán cuando se desconecten los altavoces de Kobetamendi. «Menos mal que estamos alojados en casa de unos amigos, que, cuando empizas a subir dígitos, dormir en el camping deja de ser una opción».

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Quienes también tienen pulsera festivalera, pero no han querido limitarse a la oferta de Kobetamendi, son Marta, David y Ana, que han viajado desde Barcelona. Los dos primeros comenzaron su escapada dándose un homenaje en el Azurmendi. Se alojan en casa de una amiga, mientras que la tercera está descansando en una residencia de estudiantes que «está genial». «Todavía me acuerdo del conciertazo de Soleá Morente en El Arenal el año pasado . Me encantó», remarca David mientras repone nutrientes con unos pintxos.

Si las fuerzas lo permiten, hoy es el último asalto. Los primeros acordes se sentirán a mediodía y la fiesta matutina finalizará con el inclasificable Ángel Stanich entre las Torres de Isozaki. Por suerte, las gafas de sol siempre están ahí para protegernos del sol y las ojeras.

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