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Impacto económico, social y cultural, sí, claro. Ya lo del impacto medioambiental, con su huella de carbono, el consumo de energía, todos los residuos que se generan, ese no. Pero no es fácil reducir el impacto sobre el medio ambiente cuando se convoca a miles ... de personas a disfrutar de la música y de todo lo que se monta alrededor. En 2023, el BBK Live atrajo a la ciudad a 116.000 asistentes -no muy lejos de los 120.000 de su año récord- y eso solo en residuos supuso unas 80 toneladas, de las que se alcanzó a reciclar el 65%. Están «trabajando en ello» para reducir el impacto y por eso acaban de presentar sus medidas de sostenibilidad.
Entre ellas, destacan implementar sistemas para reducir el consumo de agua en un 40% gracias al cambio de la dotación higiénico-sanitaria por un sistema más eficiente de recirculación de agua y, en el apartado de la eliminación paulatina de plásticos, los escenarios ya no tendrán las típicas cubiertas, sino que serán de materiales naturales. Así, Nagusia tendrá un forramiento vegetal con planta viva que después se replantará, San Miguel se decorará con una composición en forma de escamas de un biomaterial a base de bagazo y algas -en su proceso de fabricación genera residuo cero, por lo que deja una huella de carbono positiva- y el frente del escenario Txiki llevará lana de oveja, lo que supone además el uso de materiales de Km 0. Con esta misma lana se elaborará ropa una vez que se termine el festival, que se compromete a hacer la limpieza de Kobetamendi y Arraiz en menos tiempo.
Un estudio sobre el impacto medioambiental de este tipo de eventos indica que la mayor parte de la huella de carbono se debe a la movilidad tanto de los artistas como del personal y los equipos. En este sentido, todos los 'trasfer' de la organización se realizan con biocombustible. Y para mover a los asistentes, se hace hincapié en la Kobetamendi Irteera, que anima a acceder a pie a través de un trayecto con distintas actividades a lo largo del recorrido y varios regalos, y en el servicio de prerreserva de los autobuses para optimizar todos los trayectos.
Más medidas: el uso de generadores de última generación menos contaminantes, el fomento de la separación selectiva de residuos, la reutilización de 10.000 metros cuadrados de césped artificial del campo de fútbol de El Fango en Rekalde, forramientos vegetales en gran parte del perímetro del festival -luego podrán replantarse o compostarse- y la reutilización de más del 90% de la señalética y los elementos escenográficos de anteriores ediciones. De nuevo, las tiendas de campaña que abandonen los visitantes serán donadas a Ongi Etorri Errefuxiatuak.
Hay muchas más medidas de carácter social, como la colaboración con las asociaciones de vecinos y diversas entidades (Banco de Alimentos y Fundación Síndrome de Down, entre otras), y el festival ha desarrollado ya este año el Proyecto Basoa Bizi. Promovido por el Ayuntamiento de Balmaseda, la Diputación Foral de Bizkaia, Basoa Fundazioa y el festival Bilbao BBK Live, se trata de un programa que conciencia sobre la importancia de la conservación de los bosques y ha hecho plantaciones de árboles en la zona quemada en octubre de 2022.
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