Aerogeneradores, placas solares y equipos electrógenos con combustible renovable. Zigor Aldama

Los desechos orgánicos mueven al BBK Live

Las emisiones de CO2 caerán a menos de la mitad gracias al uso de aerogeneradores, placas solares y, sobre todo, los combustibles renovables creados con aceite de cocina y otra basura orgánica

Viernes, 12 de julio 2024, 07:05

Por primera vez, toda la energía que mueve el BBK Live es renovable. Desde los autobuses que llevan a los asistentes, hasta la electricidad que consumen los escenarios. La combinación de combustibles renovables, aerogeneradores y placas solares espera reducir a menos de la mitad las emisiones de CO2 generadas por el evento en todas sus facetas.

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Es uno de los primeros frutos del acuerdo de colaboración entre el organizador, Last Tour, y Repsol, que se encarga de producir a partir de residuos orgánicos –desde aceite de cocina hasta desechos animales– el combustible que utilizan los treinta generadores del recinto. Su uso reduce en un 90% las emisiones del diésel convencional, utilizado habitualmente en este tipo de acontecimientos donde no es posible conectarse a la red eléctrica.

En el escenario Txiki, además, se han desplegado los sistemas de generación eólica -dos aerogeneradores- y solar -300 metros cuadrados de placas fotovoltaicas-, aunque se espera que solo puedan aportar el 10% de la energía necesaria. Para el resto, junto a los baños, un enorme bidón provee de este nuevo combustible al generador eléctrico.

Javier Aríztegui, de Repsol, frente a las instalaciones energéticas de Kobetamendi. Zigor Aldama

«Es un proyecto piloto que podrá escalar y que servirá de ejemplo para otros eventos», explica a este diario Javier Aríztegui, director de Diseño de Productos y Sistemas Energéticos de Repsol, una empresa que fía a la innovación su papel en la necesaria transición energética. Su apuesta está en los combustibles de emisiones netas cero. O sea, que funcionan como los tradicionales pero compensan las emisiones que producen durante su uso con las que evitan en su producción.

De momento salen de la gigantesca fábrica de combustibles renovables de la empresa en Cartagena, pero pronto verán la luz también en la planta piloto que Petronor construye en Bizkaia para combustibles sintéticos, generados con hidrógeno y CO2 capturado. «Tiene todo el sentido del mundo que en el futuro utilicemos los de Muskiz», añade Aríztegui.

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50.000 litros de combustible renovable

Gaby Salaverry, director de Patrocinios de Last Tour, estima que durante los tres días de conciertos se consumirán unos 50.000 litros de estos combustibles renovables -que cuestan 15 céntimos más por litro-, repartidos entre los grupos electrógenos -35.000-, los autobuses -10.000- y las furgonetas -5.000-. «Ha sido necesario un arduo trabajo de evangelización, porque muchos no se fiaban de ellos aunque, en realidad, tienen las mismas prestaciones. Hemos tenido que pedir hasta certificados de eso», comenta. A este despliegue se suman los coches eléctricos de alta gama para las bandas. «Es el camino que hay que seguir, porque la gente demanda que seamos responsables», sentencia.

Además, Salaverry sostiene que es un paso lógico en la trayectoria de un festival «que no se vende a fondos de inversión» y que ha apostado por reducir su huella medioambiental desde el principio. «Ya sea a través del reciclaje o destinando 3 euros de cada entrada a la reforestación», interviene Paloma Orte, directora de Sostenibilidad de Last Tour. «Así hemos replantado ya, por ejemplo, 17 hectáreas arrasadas por el fuego en Balmaseda», añade.

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Pero todo el peso de la sostenibilidad no puede recaer sobre los organizadores. Salaverry incide en la necesidad de trabajar también con los asistentes, cuya movilidad genera el 40% de las emisiones totales del BBK Live. «Por eso hemos hecho una encuesta entre todos los que vienen a Bilbao para calcular la huella de CO2 de sus viajes y sensibilizarles», explica. Además, todo este esfuerzo permitirá recopilar los datos necesarios para hacer una radiografía precisa de las emisiones y afinar las iniciativas en las siguientes ediciones. No es solo un asunto altruista. «A largo plazo, la eficiencia y la sostenibilidad resultan más económicas», apostilla Orte.

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