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En disco, música de baile convencional con aires de terraza hotelera y soportes electrónicos facturan Jungle (Londres. 2013), colectivo coliderado por Tom McFarland (35 años) y Josh Lloyd-Watson (34 años), quienes se ocupan de los sintetizadores y teclados, de las voces y las guitarras, y que en el escenario principal de Kobetamendi este sábado se colocaron en el centro, en medio de sus cuatro acompañantes, estupendos músicos con especial protagonismo de la cantante, Lydia Kitto (24 años).
Pero si en vez de oírles en disco (o en Spotify) les ven en directo, en un entorno grandioso como el BBK Live, tendrán claro que son convencionales por sus influencias e intenciones, pero la idea del hotel se desvanece y entra uno en el concepto de una discoteca balear con la gente enchufada desde la primera canción, que es lo que sucedió este sábado durante su concierto de 76 minutos para una veintena de piezas, la mayoría de ellas unidas en la búsqueda de una fiesta sin fin, en la persecución de un groove con la misma determinación que la víspera Khruangbin pero con más aparato y artificio: bases electrónicas, más capas de instrumentación surtidas por los ingenieros McFarland y Lloyd-Watson, más instrumentos de hecho, más importancia de las voces...
A la luz de la noche y sobre el escenario principal Jungle montaron un atrezo en el que sobró el maldito humo que difumina, opaca y oculta a los actuantes. Con fondos que no fueron la repanocha pero servían para hacer entrar en acción sin distraer de la canción, Jungle eyectaron un repertorio muy setentero, con aportaciones ochenteras vía rap, un listado en el que el algoritmo combina todos los estilos y artistas deseados, o los elementos que la inteligencia artificial idearía en un chas (temblad, McFarland y Lloyd-Watson).
Muchas de sus canciones parecen versiones, y es que en su coctelera bien batida y mejor servida, en sus influencias y como quien dice sus fusilamientos, cupieron este sábado los falsetes tipo Terence Trent D'Arby y vía Bee Gees (mucho Bee Gees: en las armonías, los coros...), aires de los Jackson Five y Marvin Gaye ('Heavy, California'), rap marca Grandmaster Flash ('The Heat'), Chic y una vez más los Bee Gees ('Back on 74')...
Y mientras decían cositas al público que llenó la campa (no como la víspera ante la más original Grace Jones, que hubo muchos huecos), cosas tipo ¿cómo estáis, Bilbao? (en castellano), bi-bi-kei, haz un poco de ruido (en inglés), sois jóvenes pero buenos, sois unos hermosos cantantes, Bilbao, let's go, o muchas gracias Bilbao, see you next time / hasta la próxima, Jungle prosiguieron con su eficiente fórmula recreatriva de la discoteca contemporánea, incidiendo en el groove, marcándose un rocanrolito cuyo título ignoramos a estas horas de la madrugada, sobrevolando los clubes más mecánicos de los 90, y despidiéndose a lo Earth, Wind & Fire ('Keep moving'), con la gente muy contenta y cantarina, pues había entrado a saco en otros títulos como 'Casio' y 'I've Been in Love'.
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