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Temprano por la tarde, cuando no se iban hinchando de gente las campas ondulantes de Kobetamendi y la hierba aún se veía verde y alta, bajo el cielo encapotado que evitó el sol de justicia (las previsiones calculaban 25 grados, y acertaron, aunque la sensación ... térmica era mucho menor y ni siquiera eran necesarios los sombreros promocionales para proteger las cabezas), abrían el escenario Txiki, en el que se ha tapado la explanada de asfalto con césped artificial, los granadinos Colectivo Da Silva, siete tipos muy jóvenes, seis con bigote y todos vestidos de modo diverso como si hubieran comprado en un mercadillo calé canario: la palma se la llevaban el bajista de rojo total con su chándal Adidas que parecía de cuero, y el percusionista con ropita colorista y pinturera (de pintor de pincel) y estilo chocarrero y aparentemente ajeno al grupo, al colectivo, como le sucedía a Herminio Molero, el teclista de los primeros Radio Futura
Los siete granadinos andan aún divulgando su segundo álbum, 'Casa Vargas' (2021), o sea que son una boy band cañí que canta sobre 'Marina Dór', el tema que abría su debut en larga duración, 'Vacaciones' (2019), y que fue el momento más celebrado de su actuación de 11 canciones en 49 minutos. Lúdicos, castellanoparlantes empero su bautismo equívoco (en Portugal el apellido Silva es el más extendido, y no son de ahí ni de Brasil), en el escenario Txiki, habitado por un paisanaje claramente local, o sea nacional y jovezno («hay muchos catalanes que se saben las canciones», observó un espectador), los colectivistas por el principio jalearon «viva Granada, viva Andalucía y viva La Alhambra», por el medio su cantante informó que a los 18 años su primer festival como espectador había sido el BBK Live y que se lo pasó genial, y al final comentó que después del trabajo estarían con la gente tomando « unas cervecitas y haciéndose unas foticos».
En general presentó sus canciones considerando que la afición se las sabía, como así era. Con una cotidianeidad muy kikovenenosa, sin rubor vital ('Que Dios bendiga el reguetón'), los Dasilva se iualaron a Los Fresones Rebeldes (en '1000 razones' cantaron «quieres que te quiera pero solo tu manera»), rememoraron hedonistas, gráficos y perezosos al amor de verano, nos hicieron reír con el autobiográfico 'After' («qué hago ahora con mi cabeza, ay qué pereza»), incidieron en eso, en la pereza ('Bolitas'), presentaron 'Marina D'Or' como un tema «muy bonito, muy cutre, muy español», cantaron a la resaca, al ansia juvenil, sonaron discotequeros pero orgánicos, y usaron autotune porque el cantante va justo para el arte, pero eso no importa demasiado porque cumple su deber de largo.
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