Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Iggy Pop fue una de las leyendas que encendió hace veinte años la llama del Azkena Rock Festival (ARF) en Vitoria. En 2003 ofreció en Mendizabala junto con su banda The Stooges una de sus dos únicas actuaciones europeas de ese año. Los críticos musicales ... del momento definieron a 'La Iguana' como «un toro que daba saltos espasmódicos» en el escenario. Engradecieron al 'padrino del punk' al relatar en sus crónicas que «estalló el infierno» cuando el artista, embutido en unos bluyins apretados y el torso enjuto al desnudo, agarró el micrófono. Cinco fanáticos que experimentaron ese «estado salvaje» del mito del rock más indómito recuerdan el concierto de la mano de EL CORREO antes de que actúe mañana a medianoche.
La primera edición del Azkena se celebró en la sala de conciertos Jimmy Jazz (antes Azkena Gasteiz). Con el cambio de organización en favor de Last Tour, camareros de ese local como José Antonio Fernández (Tote) se mudaron de las barras a las puertas con la tarea de colocarles las pulseras a cerca de los 20.000 asistentes. «Alucinaba. La gente venía a escuchar a sus grupos, no de fiesta. Había tribus de todas las partes del mundo que yo no había visto nunca en Vitoria», recuerda antes de enzarzarse en la reseña de esa estampa del rock. «Yo había oído a mucha gente decir que existía alguien llamado Iggy Pop y que era muy importante, pero no sabía por qué era considerado un fenómeno. Ahí lo descubrí. Cuando sale un tío en vaqueros, muy delgado, cojeando, a pecho descubierto, con tanta energía... La gente estaba clavada. Hay que verlo para entender por qué triunfa desde los 70».
– ¿Con qué le cautivó?
– Tocó tres veces 'I wanna be your dog'. El público bullía. Hasta el punto de llorar de emoción.
El finés Jari Paappanen tomó en 2003 un vuelo de cuatro horas desde Helsinki acompañado de varios amigos para ver por primera vez a «la banda más importante» de su vida. Fue el único motivo que trajo a este psicoterapeuta a la capital alavesa. No ha vuelto. El de Iggy Pop y The Stooges fue su «mejor concierto de todos». «Hipnotizante, alucinante. Reí, lloré, bailé. Me emocioné por completo», rememora al enumerar un 'setlist' que era «oro puro» con temas como 'Fun House', 'Down On The Street', 'No Fun', 'Loose' o 'Dirt'. «Sería imposible nombrar una canción mejor que otra. Me cantaron mi historia. Fue uno de los momentos más felices de mi vida».
– ¿Qué veía en ellos?
– Su música reflejaba perfectamente lo que estaba pasando en mi vida. Me sentía aburrido, frustrado, estaba en contra de mi padre y de todas las autoridades, no tenía muchos amigos, sentía que estaba bastante solo en este mundo. The Stooges fueron mi salvación, me conectaron.
El cartel del ARF de 2003 reunía en un par de días a Iggy Pop&The Stooges, Ray Davies, The Cramps o The Hellacopters. «Desde que lo anunciaron, estuvimos contando los días. Era el primer año que se celebraba algo tan grande en la ciudad», confiesa Sergio Martín, uno de esos afortunados en estar en las primeras filas. «Ahora el público está más acostumbrado porque después ha estado pasando a menudo. Pero esa exclusividad en una ciudad tan pequeña es el atractivo que ha mantenido el Azkena. Si te gusta el rock con toques antiguos, es la élite», refiere. Lo de aquel año fue tener «una mirada privilegiada». «Fuimos con mucha ilusión porque cabía la posibilidad de escuchar las canciones que habías escuchado toda la vida en los discos de casa. Pero con estas estrellas, es un poco lotería», ataja. A la salida confirmó que «el show es él». «Es una imagen muy de estampa con la que vas a tiro hecho. Tiene muchas tablas y tuvo a todo el mundo en un puño. Hasta entonces era lo que habíamos escuchado o leído... Y ver todo eso representado en el escenario, era una explosión».
Han pasado «demasiados años» para que al abogado Roberto Gutiérrez no se le mezclen las distintas ocasiones en las que ha visto a Iggy Pop. Más que un fanático de 'La Iguana' es un apasionado de toda la escena. Desde que arrancara el Azkena hace 21 años no se ha perdido ni una edición. Con 60 años, su lista de «pendientes» para este año agrupa a The Pretenders, The Undertones o The Soundtrack of Our Lives. También, claro, a esa estampa sagrada a la que no ha vuelto a ver desde 2006. «Ver a los hermanos Asheton a la guitarra y a la batería, cómo chocaban con Iggy y su calor, me entusiasmó. Aquello era un sueño. Había muchísima expectación por ver a una banda muy mítica que era casi una leyenda viva. Espero que mañana repase a través de sus canciones las distintas etapas de su vida».
En 2005, cuando los reunidos Stooges visitaron Euskadi para tocar en la Aste Nagusia de Bilbao, Iggy Pop concedió a este periódico una entrevista por fax de respuestas cortas y opuestas. Dijo de sí mismo que «soy un santo», «soy raro». Sobre su concierto previo en Vitoria simplemente apuntó que «recuerdo caras felices». Entre ellas se encontraba la de José Manuel Peña, un vitoriano para el que el espectáculo no era nuevo, ya que su primera vez la había vivido en el Doctor Music Festival de Escalarre en 1996. De esa celebración se queda con 'The Passenger' y su «trance». «En el Azkena confirmé que el caos que busca estaba preparado. El tío no para. Con su cadera dislocada mueve vallas, se lleva a gente al escenario... Recuerdo poco más porque estaba en un estado lamentable (bromea), pero fue algo único». «Steve Earle también vuelve a la ciudad veinte años después».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.