El Bilbao BBK Live arranca su edición más joven gracias al trap y los ritmos latinos

Guns N'Roses, Iron Maiden, Metallica y Red Hot Chili Peppers, entre otros, situaron al Bilbao BBK Live en un lugar destacado entre los festivales de rock. Diecisiete ediciones más tarde, las guitarras desgarradas siguen teniendo su hueco, pero conviven en Kobetamendi con otros géneros musicales más recientes. El pop y el indie hace tiempo que llegaron para quedarse y son ahora los ritmos urbanos los que llaman con fuerza. Si el año pasado el reggaetonero J Balvin se coló entre los cabezas de cartel, este año ese espacio está copado por la alargada estela de Bizarrap y sus populares sesiones.

El artista argentino no estará presente en Kobetamendi, pero sí lo estará su música. El productor más exitoso del momento es el coautor de rompepistas como 'Quédate' de Quevedo y la Sesión 53 que dio la vuelta al mundo con Shakira poniendo a caldo a Piqué tras su ruptura. También ha sido catalizador de las raperas Nicki Nicole y Villano Antillano. Esta última firmará su primera participación en el BBK Live al anochecer en la carpa de Beefeater 821.35 h.). Los números de 'Mala mía' abruman. La dupla de la artista portorriqueña con Bizarrap acumula 216 millones de visualizaciones en Youtube.

«El trap tuvo un empujón fortísimo en internet. Digamos que se soltó el virus», ríe Neo Pistea. Él aún no ha colaborado con Bizarrap, pero no para de recibir peticiones de sus fans para que lo haga. ¿Grabarán próximamente juntos? «Todo a su tiempo», responde con una sonrisa.

Quien sí ha trabajado con el reputado productor es su amigo Duki, con el que formó Modo Diablo. El trío lo completaba Ysy A. El rapero de Buenos Aires, también conocido como Duko, actuará mañana en el escenario principal (20.10 h). Se espera que sea una de las actuaciones que atraiga a más festivaleros jóvenes. La siguiente banda que se subirá a esas mismas tablas será Pavement, que se separaron cuando el rapero apenas tenía tres años. Una propuesta para cuidar también a los más veteranos y evitar así que se sientan desplazados en un cartel que cada vez escucha más a las nuevas tendencias. Con un listado de más de cien artistas confirmados, hay hueco para todas las generaciones. «La gente de más edad no entienden la música que hacemos, pero está bien. En mi familia pasa lo mismo, menos con mi madre, que está bastante actualizada», explica Neo Pistea, que no pretende que el trap acabe triunfando entre los nacidos antes de los años 90.

«A Elvis también lo criticaron muchísimo al principio y ahora es el rey. Entonces lo seguían solo los jóvenes, y el resto lo odiaba», recuerda. «De pronto, la juventud de aquella época son tus abuelos y no entienden el trap. Pero no pasa nada. Solo les pedimos que nos dejen hacer música y, en caso de que sean policías, que no nos paren por tener tatuajes», bromea.

Duda que dentro de veinte años la juventud siga escuchando trap tal y como lo conocemos hoy en día. Él mismo tampoco crea ya canciones como las que le dieron a conocer cuando apenas era un adolescente. «Mi nuevo disco, 'Neo', tiene el acompañamiento de una banda. He incorporado instrumentos a mis rimas. Ha sido una especie de mutación», cuenta. Y le augura algo similar al género, gracias a la fusión. Para entonces, espera que los traperos dejen de ser vistos solo como chavales con cadenas y cochazos: «Hasta hace dos años yo ni siquiera sabía conducir. Me saqué el carnet para poder llevar a mi hijo al campo». Le alegra ver la «argentinización» del trap y cómo el trabajo de todos sus compañeros es cada vez más global. «Ya no es solo una moda, está empezando a ser parte de la cultura de nuestro país». Y en unas horas se sentirá en Kobetamendi.