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Perfume Genius es el alias artístico del estadounidense Michael Alden Hadreas (Des Moines, Iowa, 1981), y la web del BBK (bi-bi-key para los guiris) le presenta así de a lo grande: «Él es el rey del Art Pop, es minimalista y es grandioso. ... Todo lo que toca lo convierte en arte». Prometían una 'performance' y, como conocíamos su nombre (cosa rara en el cartel de este año del BBK Live, bueno, y en el de los anteriores), ahí fuimos a comprobar si son justos semejantes ditirambos. Y una vez visto su show en sexteto orgánico de 11 canciones en tres cuartos de hora podemos concluir que no es para tanto, que el arte ni se intuyó y que la vestimenta de los seis actuantes era menos glamurosa que la de un combo de jazz español, con perdón.
El Genio de los Perfumes, que el jueves actuó en el modernuqui Pohoda Festival de Letisko, Eslovaquia (compartieron cartel con Sleaford Mods, Ben Howard, Jamie XX, ¡Vintage Trouble!...), donde interpretó trece temas, este sábado en Kobetas tocó los mismos pero eliminando dos ('Yor body changes everything' y 'Fool') y variando levemente el orden. El principio fue frío, casi espantoso, con el bueno de Michael falto de carisma escénico, como incómodo a plena luz del día, y vestido con una camiseta raída de un restaurante de Valdez, Alaska. La banda sonaba retro, ochentera, y no era nada lustrosa, o sea que lo minimal vendría por sus facultades ('Nothing at all', 'Without You').
Las canciones de Perfume Genius fueron adquiriendo un aroma de misal sensual ('Describe'), pero la banda seguía por debajo de él ('Wreath', con el bajo retumbando). Y a la quinta el líder hizo coprotagonista del show a una silla de tijera, y con dos teclados cantó la dolida 'Jason'. Michael, flaco, poquita cosa, gay sufridor en la América profunda donde se crió, afirma que su condición sexual es gran parte de su éxito, y siguió on baladas torch ('On the Floor', 'Otherside', con su pose de estatua curvada de perfil), rock que desvela muchas escuchas de Soft cell ('Slip Away'), y al final subió un escalón, fue más movido y lo remató con los dos mejores temas: el blues dramático algo Nick Cave 'My body', con él actuando con un velo y revolcándose enredado al modo de Ana Belén, y un rock como 'Queen', con velo y silla. Antes de acabar, lanzó besos con la mano a todo el mundo y corrió del escenario aún tímido pero sonriendo satisfecho. «El concierto del festiva·», juzgó un melómano, pero se lo refutamos.
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