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Fue la tónica de la tarde en los accesos a Kobetamendi. Las colas de la mañana para recoger la pulsera en San Mamés se trasladaron después hasta los autobuses lanzadera. Algunos usuarios tardaron casi dos horas en llegar desde la parada de Capuchinos hasta el festival, con el consiguiente cabreo. «No es normal, aquí hay miles de personas y los autobuses llegan con cuentagotas», se quejaba una festivalera. Desde el BEC la cosa no mejoraba con demoras de hasta tres horas para acceder al camping.
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