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Con la mayoría de los festivales de rock, uno tiene que andar haciendo mil salvedades y puntualizaciones: que lo de rock es un decir, un comodín, una forma rápida de referirse a manifestaciones de la música popular que a menudo no acaban de encajar en los parámetros del género. En el Azkena Rock Festival no pasa eso. Como dicen sus organizadores, nos encontramos ante «el festival de rock and roll por excelencia» y aquí no hacen falta juegos de prestidigitación para justificar la palabra: si nos abandonamos al azar y lanzamos unos dardos sobre el cartel, es prácticamente seguro que se clavarán sobre artistas que se ajustan a la idea del rock.
Del rock azkenero, podríamos decir, porque en estos 22 años el festival vitoriano ha desarrollado una personalidad marcada, amante de lo tradicional pero atenta a los desarrollos contemporáneos de ese clasicismo, devota de perder la cabeza con el guitarreo pero escrupulosamente silenciosa cuando lo que toca es sensibilidad acústica. El ARF sirve para definir una música, pero también una comunidad, una actitud e incluso un estado de ánimo, y miles de personas (el año pasado se contabilizaron 48.500 asistentes) se preparan estos días para el reencuentro anual que hace que tantos caminos dispares se acaben cruzando en Mendizabala.
¿Y qué tenemos esta vez? Para empezar, vamos a orientar nuestros dardos hacia los cuatro cabezas de cartel, todos ellos estadounidenses, que se bastan por sí solos para dar una idea de la diversidad que cabe en los casi sesenta artistas de esta edición. El jueves tenemos, con su formación original, a los californianos Jane's Addiction, una de las bandas pioneras en trasladar al gran público un rock alternativo que hasta entonces era minoritario y subterráneo, pero también unos grandes inconformistas que nunca quisieron limitar su sonido al estilo más vendible de sus hits. Al frente está, como siempre, Perry Farrell, cantante de voz inconfundible y fundador del festival Lollapalooza. El viernes regresarán los también californianos Queens Of The Stone Age, una de las bandas que mejor encarnan ese orgulloso espíritu azkenero: su primera visita, en 2005, fue para ellos una rara experiencia como cabezas de cartel, algo a lo que aún no estaban acostumbrados, y en la segunda, en 2011, ofrecieron uno de los mejores conciertos de la historia del festival. Con Josh Homme y compañía, de nuevo nos topamos con una combinación maestra de fuerza eléctrica, brillantez rítmica y rechazo a lo trillado.
Finalmente, el sábado hay dos artistas compartiendo el lugar de honor. Primero llegará el turno de la cantautora estadounidense Sheryl Crow (y no, esta no es de California, aunque ha vivido tanto tiempo allí y le ha dedicado tantos temas que lo parece), una superventas de la segunda mitad de los 90 y los primeros dos mil que supo combinar el clasicismo del country y del rock de los 60 y los 70 con el sonido y la actitud de generaciones posteriores. Y la madrugada se cargará de intensidad emocional con Band Of Horses: el grupo de Ben Bridwell –con base primero en Seattle y después en Carolina del Sur– promete brindar alguno de los momentos más poéticos y conmovedores del festival, de esos en los que miles de personas experimentan una conexión íntima y directa con el intérprete.
Por debajo de esos cuatro nombres hay todo un banquete en el que se codean nombres míticos (de Mavis Staples a L7, sin olvidar a Los Sírex, que estaban en esto antes que cualquiera), ganchos de eficacia probada ante las masas (como Arde Bogotá o Tarque) y grupos a los que seguramente no esperábamos ver ya (The Pleasure Fuckers, The Rain Parade o Michael Monroe con sus efímeros y salvajes Demolition 23), pero lo bonito es ir enhebrando artistas que quizá no tengan mucho que ver, pero aportan su valiosa pieza al puzle roquero: pasar directamente, por ejemplo, del desesperanzado post-punk de Whispering Sons al eclecticismo imprevisible de Ty Segall, de los himnos célticos y piratas de The Real McKenzies a la pinchada recoleta de Juan de Pablos o del poderoso ataque sonoro de Pi L.T. a la esencia folk del oscarizado y barbudo Glen Hansard, por citar tres pares de 'vecinos' de horario.
Además, Lisa & The Lips y The Pickin' Boppers oficiarán en la Virgen Blanca, donde se hermanan festival y ciudad, y debutará el Txiki ARF, un espacio pensado para las familias con críos en el que habrá conciertos de versiones, concursos de 'air guitar' y talleres de chapas y púas. Vamos, que viene a ser la bienvenida de la gran tribu del rock a estos nuevos miembros bajitos y llenos de energía.
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