Mutaciones psicodélicas para inaugurar el escenario principal

De los Mutantes originales, fundados a mediados de los 60, solo queda uno: el guitarrista y cantante Sérgio Dias. Quizá sea más importante decir que faltan dos: el hermano de Sérgio, Arnaldo Baptista, y la icónica y carismática Rita Lee, que dejó el grupo en 1972 y falleció hace poco más de un mes. A Sérgio se le ve frágil («como una pulga en un perro muerto», se ha descrito él mismo al inicio del concierto) y ha tocado todo el rato sentado, arropado por otro guitarrista, un batería, un bajista, un teclista y la cantante Esmeria Bulgari, a quien le ha correspondido la peliaguda tarea de ejercer de Rita Lee y dar alegría y color a un escenario que, sin ella, habría resultado estático y bastante soso: no hay más que comparar su vestido estampado de vegetación y jaguares y su pendiente de plumas rosas con el atuendo de cuatro de los varones, que llevaban... ¡camisetas de Os Mutantes! Esmeria bailaba como una muñeca hippy, daba palmas, hacía cariños a Sérgio y lanzaba gritos y onomatopeyas que en otros grupos quizá habrían sonado extraños, pero en Os Mutantes son totalmente lógicos.

Os Mutantes mutan, ya se ha dicho, y han empezado como si no quisieran asustar mucho, con la psicodelia amable de 'Tecnicolor', el blues cósmico de 'Time And Space' (que casi podría pertenecer a un grupo noventero) y la melódica y reciente 'Beyond', al estilo de los Byrds. «Me azoté con el látigo de Cristo, intenté alcanzar la comunión con todas las drogas que encontré», canta ahí Sérgio, con la voz apuntalada por los coros de todos los demás excepto el batería. Y, como si esperase esa mención, empezó la droga dura, con temas como '2001' (donde la psicodelia jugueteaba con la liviandad de la música brasileña y daba paso a interludios entre espaciales y selváticos) o, sobre todo, 'Bat Macumba', una composición de Gilberto Gil y Caetano Veloso que el público brasileño ha empezado a corear casi antes de que empezara. En ella, un ritmo que perfectamente podría pincharse en el Basoa del BBK Live (y eso no podrá decirse de muchas músicas del Azkena) se transformaba de pronto en tambores afrobrasileños mientras la guitarra parecía chillar en penetrantes agudos. Ahí es donde una espectadora de primera fila ha sacado su pancarta de 'Rita Lee no murió', que no parece haber hecho mucha gracia al líder de Os Mutantes. Todo el mundo esperaba un recuerdo explícito a 'la Reina' que al final no se ha producido.

En 'A minha meninha', su versión de Jorge Ben tan conocida aquí por un anuncio publicitario, se ha echado de menos ese fuzz casi incongruente del disco. Y el tramo final del concierto ha sido particularmente mutante, con excéntricos cambios de estilo en temas como la aplaudida 'Balada do louco', 'Ando meio desligado' o la última, 'A hora e a vez do cabelo nascer', un hard rock con duelo de guitarras y todo que parecía pensado como enlace con la tónica general del festival.