Fetiches rockeros, lo que nunca falta

Para muestra, el 'outfit' de Diana Pérez, que siempre viaja desde Madrid al templo del rock. «Botas negras, vestido negro, bolso negro, gafas negras...». Solo le falló la pulsera, que en su caso era blanca. «Es que el negro es rock, así que no hay debate sobre cómo hay que venir», zanja. Ni siquiera el calor, que ayer apretó algo más con 23 grados, le hizo cambiar de planes. «¿Calor? Todo el mundo me lo pregunta, pero ni calor ni nada», aseguraba, adentrándose en un mar monocromático en el que uno si se separaba de la cuadrilla corría el serio riesgo de perderse.

Y más aún si como Dani Notxes se pone tapones en los oídos y no puede escuchar a los colegas. «Eh, pero que si hablamos te oigo bien, es solo para los conciertos», prometía este rockero pegado a un katxi de cerveza. «La foto o es con ella o nada», reía, mientras 'desnudaba' la historia de su vestuario. «Esta gorra va conmigo siempre. Ya no sé cuántos conciertos o festivales llevará, pero ha visto mucho mundo». Así que la elección fue sencilla. Más aún con la camiseta: «Era la primera que tenía en el montón».

Lo que sí quedó claro ayer es que algunas prendas solo ven la luz en las grandes citas como esta. Esta camisa y el sombrero es el vestuario que uso cuando toco con mi grupo de música Fish y para venir al Azkena, es ya una tradición», apuntó Gonzalo Orbea. No fue el único. «Este pañuelo solo me lo pongo para los festivales, es como un amuleto», reconoce Yumai Yagüe, llegado desde Valencia, regalando una estampa al más puro estilo Axl Rose, cantante del grupo Guns N' Roses.

Para Iker Mujika una de las bandas que le ha marcado es Muse. Y no es una simple forma de hablar. «El año pasado les vi en un concierto y me hice un tatuaje con su logo en el cuello». Es la última obra de arte que ha incorporado a su cuerpo. «Tendré más de una veintena», trataba de enumerar. Y deja la puerta abierta a sumar otro a la colección: «Si me hago uno del Azkena sería el símbolo de la llama. Este festival representa mucho para Vitoria».

Haritz Berganza y Rita Ñeco dejaron los estampados para las prendas. «Llevamos este estilo de ropa a todos los eventos, lo único que cambia es el color. ¿Repetir? Hay que lavarlo», ríen. Lo que siempre les acompañan son los sombreros que ayer, una vez más, volvieron a la carga.

«Los hacemos nosotros a mano. Y mira, si llueve como ayer -por el jueves- nos resguarda. En algún festival ya nos han comprado otros que teníamos. Creo que ahora mismo alguno andará por Alemania». Aunque ayer más que la lluvia, la 'amenaza' fue el calor. Algo que no pilló desprevenida a Ana Andino, quien desenfundó todo un arsenal de abanicos para seguir como el resto de sus colegas rockeros al pie del cañón en el templo de Mendizabala.