Para describir correctamente el concierto de Bala, la mitad de las palabras de esta crónica deberían ser 'brutalidad'. Y eso no se puede hacer, pero ya da una idea. En la hora de la sobremesa y con una concurrencia de público que las ha sorprendido ... a ellas mismas, el dúo gallego ha descargado sobre los espectadores una masa sonora extrema, una amalgama que bebe del grunge noventero pero se endurece por todas partes: las voces de ambas al límite, la batería de Violeta al límite, la guitarra de Anxela como un monstruo que se ha levantado con hambre.
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«Vamos a ir un poco a fuego y no vamos a parar mucho, porque en los festivales hay poco tiempo», han anunciado al principio. Y han arrancado con artillería pesada (bala, sí, pero de cañón), con las arrolladoras 'Equivocarme' y 'Colmillo'. Ocurre con Bala que algunos de sus temas más 'relajados' (la contagiosa 'Prisas', por ejemplo, quizá la única canción tan realista como para aludir a la subida de precio del aceite de oliva) constituirían una cumbre de dureza en muchos otros repertorios, pero para esta bestia de dos cabezas casi parecen un descanso, un pequeño respiro. «¡Qué animales!», se asombraba una espectadora desprevenida en uno de esos momentos en que la voz se desgañitaba, la guitarra rugía como un motor de avión y Violeta parecía una fiera enjaulada detrás de su batería, tratando de escapar a base de tremendos baquetazos.
«Abrir un escenario de un festival y encontrarse con esto no tiene precio», ha agradecido Anxela a los espectadores 'madrugadores'. En el día que se inaugura el ARF Txiki, la vocalista-guitarrista ha dedicado a su hija de 2 años, presente en el 'backstage', su tema 'Bessie', sobre una mujer afroamericana y motera: «Para que mi hija sea libre, como ella», ha deseado. También ha explicado la ilusión que le hace tocar en el escenario que, horas después, ocuparán L7, referentes ineludibles.
Y, en cuatro canciones, Bala han sido trío, con Bonnie Buitrago, de Nashville Pussy, como bajista invitada: con esa formación inusual (y que, la verdad, tampoco altera mucho su sonido, quizá incluso lo suavice) han tocado, por ejemplo, su himno 'Agitar' y su versión del 'Territorial Pissings' de Nirvana, un clásico de sus conciertos. ¿La última del lote? 'Humo'... Para describirla bien, habría que emplear varias veces seguidas la palabra 'brutalidad'. O 'barbaridad', que también vale.
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