Casco Medieval: cultura y pintxos para cargar pilas antes de entregarse al Azkena
Guía para visitantes del Azkena Rock Festival ·
La 'almendra' es una fotografía en piedra de la Vitoria de hace siglos, donde ahora se mezclan clásicos bares y sus imprescindibles tapas con gastronomías globales
Gran parte del trazado medieval de Vitoria se conserva intacto, así que es un viaje en el tiempo pasear por sus calles estrechas y descubrir rincones mágicos en los que, además de siglos de historia, hay sabores inolvidables (entrada a la calle Correría). ... El Casco Viejo está poblado de tascas, restaurantes y pubs que brindan buena música, tapas exquisitas y un ambiente muy recomendable si quieres reponer fuerzas antes de disfrutar de los conciertos del Azkena Rock Festival. Lo más curioso es que esa pequeña 'almendra' acoge gastronomías de todo el mundo. Desde los tradicionales pintxos, alta cocina en miniatura, a propuestas de cocina africana, argentina, italiana o india. Y todo a un paso.
Sugerencias hasta el mediodía
Perderse en el Casco Medieval es una gozada. Rincones como La Malquerida (Correría, 10) destilan un encanto natural. Degustar allí su risotto o sus callos, entre es un auténtico placer, y hacerlo sentado a la sombra de la torre de San Miguel, en el callejón de su puerta lateral, es único. No muy lejos, siguiendo la Muralla Medieval, aguarda la Catedral de Santa María (Cantón de Santa María, 3), cuya visita es una experiencia diferente. El magno templo ha inspirado a escritores de la talla de Ken Follett. Unos nachos rancheros del Jatorki (Pintorería, 7), vienen de perlas a media mañana. Sólo de esos sacan unas 9.000 raciones al año en el lugar.
El vermú, en La Vermutería de la Zapa (Zapatería, 4) con una de sus míticas gildas, y a solo unos metros está África Mamá (Zapatería, 31) que apuesta por la gastronomía del viejo continente. Un Thiëbu Djëun a base de pescados, verduras y arroz no te deja indiferente. Para almorzar como es debido, hay clásicos como el Matxete (Plaza del Matxete, 4), donde comer un chuletón o un besugo a la parrilla, o propuestas más internacionales como Cachito Mío (Pintorería, 22), con sus empanadas y postres argentinos, o La Pintozzería (Pintorería, 22), que te acerca a Italia.
Sugerencia para la tarde
Ahora se lleva el tardeo, por lo que no falta marcha por la parte vieja a partir de la sobremesa. Un café en el Aldapa (Cuesta de San Vicente, 2) no falla nunca. Su irlandés cosecha lisonjas internacionales. La zona de Mateo Moraza es ideal para una copa después de comer. En el número 21 está La Kobatxa que cuenta con un Dj que ameniza musicalmente los tragos elaborados con mimo.
Cerca, el Toloño (Cuesta de San Francisco, 3) ofrece también buena música y combinados de calidad. Además, tiene delicias como su impactante irlandés de perretxikos que se degusta a cualquier hora. Seguir deambulando por las arterias del Casco Medieval ayuda a una buena digestión, y visitar el Museo BiBat (Cuchillería, 54) que une arqueología y naipes en el renacentista Palacio de Bendaña; el Museo de Ciencias Naturales (Siervas de Jesús, 24), que acoge la Torre de Doña Ochanda y alberga una exposición permanente sobre los yacimientos alaveses de ámbar del Cretácico Inferior; o el Artium (Francia, 24), que cuenta con una colección de arte contemporáneo para quitarse el sombrero, son alternativas culturales que nunca fallan. A media tarde, un mantecado de Heladería Italiana Breda (San Francisco, 1) sienta de miedo.
Para disfrutar a cualquier hora
Picotear algo en el Jalas Leku (Cuchillería, 23), con ostras de categoría y doce variedades de croquetas, o en la planta baja del Arkupe (Mateo Moraza, 13), donde no hay que perderse la ensaladilla rusa de Carmen, las rabas de txipiron o las orejas y manos de cerdo, es un acierto antes de que caiga el sol. Quienes prefieran rapidez, un bocata en El 7 (Cuchillería, 3). El mexicano o los de tortilla son insuperables. Y generosos en tamaño y contenido. Para sentarse cómodo y cenar tranquilos, el Restaurante Zabala (Mateo Moraza, 9) propone recetas como las anchoas sobadas a mano con gel de tomate y kalamata, las alcachofas en tempura con papada, espuma de foie y naranja o la merluza de pincho asada con espuma de patata y setas confitadas.
El gin tonic sosegado, en el Zilarran (Pintorería, 17). Disponen de una gran variedad y el trato es exquisito. En el Casco Medieval hay ambiente nocturno para todos los gustos. Los más veteranos, quienes gusten de ritmos 'ochenteros', deben dejarse caer por el Apolo (San Francisco, 6), la Escuela de Calor (Mateo Moraza, 11) o La Kokett (San Francisco, 20). En el Extitxu (Pintorería, 3) adoran la buena música, y en el Glass Pub (Mateo Moraza, 17) suenan los últimos éxitos.
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