Arde Bogotá: pura energía frente a la controversia

Más allá de que se puede cruzar media España de un festival a otro viéndolos este verano, ayer quedó claro que el fenómeno del grupo cartagenero arrastra tras de sí a una legión de un público que no sólo escucha rock. Prueba de ello es que en las primeras filas la edad media bajaba en un día en el que la día batió récord casi seguro. Pero no se engañen, también mucho 'azkenero' acabó reafirmando a la banda, aunque fuera durante el arranque.

El pistoletazo de salida a las once fue 'Clávame tus palabras', cuando salió con un pantalón de cebra Antonio García, acompañado por una batería atronadora de José Ángel Mercader, el guitarrista Dani Sánchez y el bajista Pepe Esteban. García habló del «tesoro» que es un festival como el de Mendizabala y se mostró agradecido. El concierto en hora y veinte minutos tuvo un ritmo enérgico, intenso, bailable y resuelto de forma impecable con este grupo atrapalotodo que en ocasiones parece un cruce entre Bunbury y Izal, como comentaba un espectador con cierta malicia.

Cierto es que la pose parece algo forzada. Sobre todo al acompañar la letra de algunas canciones por su intensidad juvenil y la caricatura 'indie' («Lo que queda entre tú y yo/ es veneno y Fanta de limón», en 'Veneno'). En 'Besos y animales' remitían a los Arctic Monkeys del álbum 'AM' y los estribillos machacones funcionan.Más se lucieron en sus partes más épicas hacia el final ('La salvación') antes de 'Los perros', su himno. La pena, comentaban algunos padres, fue que no hubiera empezado antes el concierto para llevar a sus hijos.