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Para muchas generaciones, la vuelta al cole siempre se relaciona con el olor a tiza recién desempaquetada y lista para ser usada en pizarras impolutas, con el tacto a nuevo de las páginas de los libros de texto que se abren por primera vez, con los estuches recién comprados llenos de bolígrafos, rotuladores y lapiceros todavía sin estrenar. Sensaciones que se quedan grabadas a fuego en la memoria desde la infancia y que los niños del siglo XXI ya no tienen. O cada vez menos. Todas ellas se van sustituyendo por la cierta frialdad que transmiten tabletas, ordenadores y demás dispositivos inteligentes. En los últimos años, la tecnología ha invadido las aulas, dejando los clásicos métodos de enseñanza cada vez más obsoletos. Y no parece que vaya a haber una vuelta atrás, sobre todo teniendo en cuenta su masivo uso a raíz de la pandemia del covid. Pero llegados a este punto habría que preguntarse si la proliferación de aparatos y plataformas digitales en los colegios realmente mejora el aprendizaje de los alumnos. Según el reciente estudio 'Educación 1.1', realizado entre el profesorado, parece ser que sí. Y mucho.
De hecho, la tecnología fue la tabla de salvación a la que se agarraron los docentes para poder seguir con las clases vía online durante los largos días del confinamiento en marzo de 2020 y durante los meses siguientes para evitar que sus alumnos no tuviesen que repetir curso. La adaptación a este nuevo sistema de aprendizaje fue rápida, pero exigió un gran esfuerzo por parte de profesores, alumnos y familias. Con la llegada del curso 2020-2021, los estudiantes volvieron a los colegios y demás centros educativos con la tranquilidad de contar con el soporte de las plataformas digitales en el caso de que se tuvieran que volver a cerrar ante la aparición de nuevos brotes.
El estudio realizado por la plataforma internacional de sostenibilidad Quiero y Samsung Electronics buscaba precisamente conocer el papel que ha tenido en la enseñanza el uso de las nuevas tecnologías, tanto en las aulas como fuera de ellas. Y nadie mejor que los docentes para valorar su experiencia en el último año. Según el informe, el resultado no ha podido ser más positivo. De hecho, 8 de cada 10 profesores encuestados no sólo consideran que los ordenadores, tabletas y plataformas digitales facilitan el aprendizaje del alumno. También creen que pueden ser grandes aliados a la hora de conectar los contenidos educativos con la realidad de los alumnos y sus intereses.
Es una de las principales conclusiones del estudio realizado a finales del curso 2021 a partir de 400 entrevistas y talleres repartidos en diferentes comunidades autónomas en los que intervinieron profesores de primaria y secundaria, tanto de escuelas públicas como privadas y concertadas. También se incluyeron a alumnos de último año del máster en educación secundaria y estudiantes que se están formando para ser docentes de primaria. Y otro dato a destacar. El 71% de los encuestados piensa que con la tecnología se fomenta el trabajo en equipo, la interacción con compañeros, la creatividad, y otras competencias sociales.
En este sentido, el 67% de los docentes señala que la tecnología no sólo les ayuda a nivel de contenido, sino que también les permite relacionarse y conocer mejor a los alumnos. «Un buen profesor no puede limitarse sólo a trasmitir contenidos, sino también valores, competencias sociales y facilitar al estudiante a que descubra su potencial. Por eso en ese ideal de educación del futuro que hemos explorado en la investigación, queda patente que la educación tiene que pasar por la personalización, por ser capaces de adaptarnos a las realidades y necesidades de los jóvenes. Y para eso la tecnología es una herramienta fundamental», destaca Sandra Pina, directora general de Quiero.
De hecho, el 77% de los docentes piensa que el uso de la tecnología en las aulas permite hablar a los estudiantes en su «idioma» y contribuye a que puedan captar su atención. Algo muy importante teniendo en cuenta que se trata de una generación acostumbrada al uso habitual de móviles, tabletas y demás dispositivos inteligentes fuera de las aulas para entretenerse o comunicarse con sus amigos. Sobre este último aspecto, el 90% de los encuestados opinan que todavía falta mucho para que el uso de las nuevas tecnologías en las aulas sea tan frecuente como fuera de ellas, si bien el 60% reconoce que su implantación se ha visto acelerada con la pandemia.
Por todo ello, el 71% de los profesores consideran que, una vez comprobadas las ventajas de nuevo modelo educativo basado en dispositivos inteligentes, se debería intensificar su empleo en los colegios para sacarle el máximo rendimiento, como está sucediendo en la mayoría de los sectores de una sociedad cada vez más digitalizada. «Avanzamos hacia sociedades cada vez más tecnológicas, y las aulas no pueden permanecer ajenas a este cambio, no pueden ir por detrás. No hay duda de que un buen uso de la tecnología facilita la transmisión de conocimiento y valores, así como la formación en competencias sociales'», concluye Alfonso Fernández, director de Marketing y Transformación Digital en Samsung Electronics.
Del estudio también se desprende que la gran mayoría de los profesores ha recibido o está recibiendo formación sobre tecnologías y educación, si bien hay aún un porcentaje considerable, casi un 30%, que declara no haberla recibido.
En esta línea, más del 70% de los docentes asegura que se forma en tecnología para la educación por su propia cuenta, o bien con ayuda de otros profesores, internet con videos y tutoriales o directamente experimentando con herramientas y aprendiendo a base de «prueba y error».
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