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Leire Larrazabal
Lunes, 9 de diciembre 2024, 19:44
Móviles, pantallas, redes sociales, índices de fracaso escolar, familias divididas, criaturas desbocadas, grupos de WhatsApp, grupos de Telegram... ¿Están las nuevas generaciones en peligro? La psico woman Isa Duque y Fran Jódar, que estrenó su pódcast Psicología Cafeínica, han publicado 'Acompañando a las nuevas generaciones en la era de las pantallas'. «Las pantallas están cambiando las reglas de la crianza, la vida familiar, la enseñanza y el uso que hacemos del tiempo libre... y Tecnotopia nos enseña cómo adaptarnos a estos cambios: un mar de esperanza dentro del alarmismo tecnológico donde veremos que sí es posible crear lazos intergeneracionales para seguir relacionándonos..., incluso en un mundo conectado por pantallas», detallan.
- Vivimos en la era de la Tecnotopia, ¿cómo lo describirían?
- Tecnotopia es una era paradójica y llena de aristas. La era de los milagros tecnológicos, la era de las utopías alcanzadas gracias a la tecnología, y sin embargo, también una era que no correlaciona con un mayor índice de bienestar social, sino que parecería más bien lo contrario. Desde titulares de grandes medios hasta opiniones 'random' en la cola del supermercado, hasta ahora le hemos echado la culpa a las redes sociales y a la tecnología digital. Y este ha sido el golazo que el capitalismo nos ha marcado por la escuadra. Pero lo que pocas personas parecen recordar es que la crisis financiera global de 2007 trajo consigo un modelo económico más agresivo que acabó logrando que las lógicas mercantilistas se exportaran a las relaciones sociales. Incluso que no se tuviera que maquillar la falta de ética y los planes maquiavélicos con los que los que ostentan el poder pretenden dominarnos. Ahora no sólo no nos escandaliza que los ricos exploten el planeta y el resto de seres vivos, sino que hay un porcentaje incipiente en la población que aspira a ser como ellos. La tecnología digital y las redes sociales se han convertido para muchas personas en el único lugar donde poder descansar de tanta opresión. Entonces lo llamamos adicción. Todo eso es Tecnotopia. Todo eso, y también un mundo en el que hemos logrado avances sociales históricos gracias al poder de la Humanidad configurando comunidades en el espacio onlife (ese continuo existente entre lo offline y lo online). Y por supuesto Tecnotopia es todo lo que repensemos y construyamos colectivamente desde un lugar pausado y crítico como proponemos en el libro que vaya más allá del futuro distópico que se nos presenta como único imaginario posible.
- ¿Y vamos camino de una versión 2.0?
- Desde luego. En el libro explicamos cómo la Generación Z está haciendo que haya nuevos jugadores en el juego, consiguiendo que se tengan que escuchar voces que antes eran silenciadas y ganando luchas que las generaciones pasadas dieron por perdidas. Ahí está la utopía.
- Las pantallas con sus pros y sus contras.
- Gracias a la tecnología digital hoy en día es más fácil que nunca crear conciencia, divulgar información y organizar una acción de lucha y cambio social. Los contras siempre vienen impuestos por nuestro modelo económico, que genera opresión, un 'mindset' tóxico y una necesidad compulsiva de evasión. Pero para quienes están decididos a enfrentarse al sistema de opresión establecido, la tecnología digital te acerca a personas afines superando las limitaciones geográficas, te permite desbloquear 'skills' y aprendizajes que antes sólo estaban reservados para clases privilegiadas y hace que puedas trabajar en cualquier lugar residiendo en una localidad que aún no haya sido corrompida por la economía de mercado.
- ¿No hemos tocado techo?
- Como dicen ahora las nuevas generaciones... 'What?!' Ahora que la IA está desarrollándose a una velocidad de vértigo y que se nos están presentando dispositivos tecnológicos que antes solo podían concebirse en las películas de ciencia ficción, diría que estamos solo despegando. El siglo XXI recién empieza a dejar entrever por dónde va a ir la partida... Y tenemos que tener ganas de jugarla para que no nos la jueguen. Por eso nos hemos embarcado en este viaje de investigación sobre la temática, para fomentar de alguna manera que la persona que nos lea se quite de encima el miedo que paraliza y lleva a la inacción y se sienta con agencia y gobernanza (venga o no del mundo tecnológico) respecto a la toma de decisiones e incidencia política en el devenir del entorno digital.
- ¿En qué medida y aspectos están cambiando las pantallas las reglas de la crianza, la vida familiar, la enseñanza y el uso que hacemos del tiempo libre?
- Por un lado, nos están permitiendo tener más conciencia, información y sensibilización hacia aspectos que mejoran notablemente la educación. Esto no necesariamente siempre es algo positivo, ya que en cierto modo hemos profesionalizado la crianza (ahora cada mamá, cada papá, es la mejor pediatra o el mejor psicólogo que su criatura podría tener). Pero por otro lado nos están forzando a abandonar las viejas formas, los viejos códigos con los que entendíamos el viejo mundo: ese tiempo bucólico en familia, este tiempo de nuestros padres, de nuestros abuelos... Un tiempo perdido, un tiempo que no volverá, porque como dice Clara Ramas en su libro 'El tiempo perdido', nunca lo tuvimos. Un tiempo que debemos abandonar porque ya no nos sirve para este tiempo que sí tenemos y que no acabamos de entender del todo. Y que en paralelo tiene que venir de la mano con lo que nos han hecho creer que es perder el tiempo. Frente al sistema frenético que nos lleva a crear opiniones en base a lo que nos muestra un algoritmo en menos de 10 segundos de lectura, enarbolamos a Remedios Zafra cuando afirma que «no hay pensamiento sin tiempo para pensar». Y abogamos por hacerlo creando puentes intergeneracionales y comunitarios que se alejen de tanta polarización.
- En el libro ustedes han entrevistado numerosos especialistas, ¿qué les ha sorprendido más?
- Para nosotros, uno de los testimonios más potentes es el de Paca Moya, madre activista por el derecho de las madres y criaturas que pone el foco en lo verdaderamente importante: el abandono y la falta de presencia que sufren las nuevas generaciones desde temprana edad. Nos ha sorprendido lo dispares que son todas las opiniones y que juntas forman una amalgama de perspectivas necesaria para entender mejor y acercarnos a la tecnología digital con fines educativos. Atienden a las subjetividades de cada madre/padre/agente educativo y eso era algo que considerábamos importante. Hay entrevistas (hemos creado un canal de Youtube donde se pueden ver las entrevistas grabadas completas) a investigadores nacionales e internacionales, a expertas en educación, a creadores de contenido, filósofos, psicólogas, escritoras, videojugadoras... Y algo que no hemos encontrado en ningún libro, a sus protagonistas: personas de entre 14 y 20 años. Nuestro capítulo de entrevistas a especialistas comienza con la investigación que hemos hecho con personas jóvenes, personas que tienen mucho que decir en la temática pero que nuestra sociedad adultocéntrica no suele escuchar ni dar la palabra.
- La pregunta del millón. ¿A qué edad un crío puede tener un móvil?
- Pues por lo que veo cuando paseo por la calle, estoy en un restaurante, incluso cuando he ido por un parque de atracciones, desde que el crío o la cría empiezan a balbucear. Por poder, puede a cualquier edad. La cuestión es si estamos siendo conscientes de cómo introducir la tecnología digital en sus vidas. Nosotros hemos encontrado que la mejor manera de tener un móvil es haber hecho previamente una adecuada y progresiva introducción de la tecnología digital en sus vidas. Lo que empieza por establecer unos pilares éticos y filosóficos a una edad temprana, continua con jugar con ellos a videojuegos cuando se despierta su interés por el mundo digital y alcanza su máximo grado de apogeo cuando les acompañamos en que integren un dispositivo digital en su día a día. Puede ser un móvil o cualquier otro dispositivo digital. Muchas personas ya están entregando relojes inteligentes a los 7 años como si fueran un reloj, pero lo hay que ya hacen fotos, incorporan videojuegos o pueden chatear. Para mí lo más importante es haber empezdo bien y a tiempo y estar presentes activamente en todo el proceso. En definitiva, la cuestión importante es si hemos ayudado a hacer esa transición al mundo digital de forma proactiva, progresiva, ética y coherente.
- ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Qué futuro vislumbran?
- Nos dirigimos hacia un mundo cada vez más digital, más tecnológico, más avanzado en términos de inteligencia generativa. Pero también a un mundo donde la manipulación, la precarización y la dominación de los de arriba avanza al mismo tiempo porque hemos pagado los avances tecnológicos a cambio de una visión individualista, egocéntrica y narcisista de las relaciones entre seres humanos. Y la culpa de ello es lo que comentábamos al principio e incluir la esperanza como una llamada a la acción como defiende María Zambrano. La esperanza no como una expectativa pasiva de un futuro mejor, sino como fuerza activa y transformadora de la vida humana como acto de fe en nuestras capacidades para construir un futuro más justo. Recordando que somos agentes propositivos, personas activas en la construcción del futuro que se está escribiendo. Y hacerlo creando puentes intergeneracionales como motor de la transformación.
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