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L. F.
Miércoles, 13 de noviembre 2024
Si algo tenemos claro actualmente es que nadie estamos libres de sufrir una catástrofe natural e incontrolable. Y si para los adultos son situaciones difíciles de gestionar más aún lo son para la infancia uno de los colectivos más vulnerables a nivel psicológico
Save the Children lleva desde el inicio de la crisis de la dana en Valencia observando muy de cerca el impacto en los niños y niñas y han visto distintas sintomatologías. «Estamos viendo mutismo, pesadillas recurrentes, miedo a fenómenos atmosféricos o efectos mucho más inmediatos como niños y niñas que no quieren salir a la calle o no quieren hablar de la situación», apunta Verónica Collado, psicóloga de Save the Children desde Valencia.
Para ayudar a las familias a afrontar esta difícil situación, la entidad ha preparado una guía de recursos y consejos pensada para acompañar emocionalmente a este colectivo tan vulnerable.
Desde la organización advierten que es importante no ocultarles la realidad a los menores, sino explicársela con un lenguaje adaptado a su edad y no sobreinformarles. «Si en casa tenemos dos niños, por ejemplo, un adolescente de 14 años, que tiene preguntas mucho más específicas, podemos apartarle, llevarle a su habitación y darle todas las respuestas que necesite. En cambio, si tenemos a su hermano que tiene seis años, no es necesario que escuche esta información», ejemplifica Collado.
Además, desde la organización se recomienda a las familias controlar el acceso a noticias ya que las imágenes e información repetitiva pueden aumentar la ansiedad. Otra de las recomendaciones es intentar ofrecer a los niños y niñas una visión más positiva de la catástrofe, centrada en la solidaridad y en lo que se está haciendo para solucionar la situación.
Por otro lado es importante que las familias observen a los más pequeños. «Se tiende a pensar que cuando un niño o una niña no verbaliza sintomatiza menos, pero en realidad es todo lo contrario. Implica que no tiene los recursos a nivel cerebral y tampoco puede comunicar o expresar. Por ese motivo, es muy importante observar, dar espacio y escuchar», detalla Collado.
71.664 niños, niñas y adolescentes en edad escolar viven en municipios especialmente afectados y que se han visto obligados al cierre de centros educativos. La organización valora positivamente las medidas propuestas por la Conselleria de Educación para reactivar las clases a la mayor brevedad. «Los niños y niñas necesitan espacios de expresión, adaptados a su nivel evolutivo. En este sentido, los colegios, más allá de ser lugares de aprendizaje, son espacios en los que los niños y niñas pueden compartir sus inquietudes», destacan. «Algunos niños y niñas están adoptando roles de adultos, cogiendo funciones que no les corresponden para su edad. Lo que necesitan es volver al colegio, a sus rutinas, ver que siguen teniendo apoyo en clase. Tienen un espacio donde pueden confiar información que en su casa les da miedo sacar, no por terror a los padres, sino porque no quieren preocupar», explica Verónica Collado.
La organización señala que algunos síntomas psicológicos que aparecieron durante la crisis de la Covid pueden reaparecer en este contexto. «Para niños y niñas hay un efecto retraumatizante que nos lleva a la Covid, a la situación de no poder asistir a los colegios de forma normal, o no poder salir de casa en muchos casos. Esto genera un efecto llamada a anteriores síntomas que han tenido, que no han sido bien depurados y que pueden volver a emerger», señala la psicóloga.
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