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Peques con sobrepeso... qué hacer
Tras el confinamiento

Peques con sobrepeso... qué hacer

La nutricionista Tania Sánchez del Amo da las claves para que los niños mantengan una dieta equilibrada

jon ander goitia

Miércoles, 17 de junio 2020, 20:56

Abra la carta. Con tooooda la tranquilidad del mundo, eche un vistazo al menú del día que le hemos preparado y escoja tres platos. De primero: garbanzos con sus sacramentos –que no falte su choricito y morcillita-, alubias con verduras o ensalada, la gran aliada para no torrarse en estos días de calor. De segundo: pizza, chuletillas de cerdo con patatas o crema de verduras. Y de postre: fruta, helado o tarta de chocolate con nata. Un inmenso mar de sabores y texturas que a más de uno seguro le habrá hecho la boca agua. Ni siquiera la pantalla logra evitar esa sensación.

Vale, pero no se decante por sus gustos, elija aquellos platos que pediría para su hijo, inclinando la balanza hacia una buena nutrición que le ayude a crecer sano y con fuerzas. Piense que se están cimentando las bases de su futuro. Y nada de «bueno, un día es un día» porque hoy, y solo hoy, eso no vale. Le dejo unos minutos para que confeccione el menú para el pequeño… ¿Lo tiene ya? Saque papel y boli y anótelo, ahora veremos si la comanda es la acertada.

El confinamiento de esta primavera ha puesto a más de una familia a prueba a la hora de elaborar un menú que cuente con los dos ingredientes estrella: sabores que contenten al pequeño y el sustento alimenticio que garantice su correcta nutrición. ¿Les hemos alimentado bien? ¿Tenemos que variar su dieta? Y si no lo hacemos, ¿habrá problemas con la obesidad infantil? Algunos peques han ganado demasiado peso en este periodo.

Son varias las preguntas que revolotean por la mente de los padres, vacilantes ante la duda de estar haciendo -o no- un buen trabajo en este campo. Tania Sánchez del Amo, nutricionista de Elikasi, despeja todas las incógnitas. «Lo ideal es mantener los buenos hábitos alimenticios previos al confinamiento, en esos dos meses no deberíamos haber cambiado nada. El problema viene cuando ese cometido anterior no es el adecuado o durante la cuarentena se ha desestructurado», apunta la experta. Bandazos que desequilibran el cuerpo.

Plato saludable

Así que ahora toca enderezar esa línea que hemos torcido, en mayor o menor grado, durante algunas semanas. Se puede comer de todo, sí, pero de manera ordenada. Seguro que habrá escuchado en más de una ocasión lo de la famosa pirámide alimentaria, donde la verdura y la fruta ocupan un lugar privilegiado. Pues bien, póngala encima de la mesa que será de ayuda para preparar la comida de hoy. «Las verduras y las frutas deben priorizar en el plato, pero no serán los únicos ingredientes, también tenemos que añadir pescado, legumbres y carne blanca. También carne roja, una vez cada dos semanas».

No hay que ingerirlos todos en cada comilona, sino buscar un equilibrio. ¿Conocen el plato saludable? Consiste en dividir el plato por grupos de alimentos de manera que consigamos el equilibrio. «La más clásica es distribuir el plato en tres partes. La mitad con verduras y frutas. Un cuarto, proteínas, y el restante sería para cereales o tubérculos. Si lo consigues organizar así, el niño estará comiendo de todo», recomienda la experta, quien también desarrolla el programa Nutrizio Eskola entre los más pequeños.

Recuerdan que en el menú que les ofrecemos aparecen las legumbres. Pues deberían escogerlas al menos dos o tres veces por semana. Ellas sí entrarían en esta carta saludable, no así los sacramentos que tradicionalmente añadimos, táchenlos. Incluso en días como los de ahora, en los que empieza el calor, se pueden comer las hortalizas, aunque apetecen más con tenedor que con cuchara. «Hay que buscar alternativas a la legumbre tradicional. Con el garbanzo se pueden hacer ensaladas, hummus, paté, albóndigas, hamburguesas… Estos cambios también sirven para aquellos casos en los que al pequeño no le gusten. Si no nos los presentan de otra manera siempre diremos que no. Hay que buscar técnicas culinarias diferentes para educar al paladar de que un alimento tiene texturas y sabores diferentes», recomienda.

¿Bollería? Noo

¿Y cuántas comidas debemos hacer al día? Que si cinco, que si tres… «No soy partidaria de las cinco comidas porque no les dejamos percibir la sensación de hambre. Estamos tan encima con ellos con el 'come, come come' que pierden la noción del apetito. En ocasiones igual no necesitan hacer todas esas comidas porque el cuerpo no se lo pide. Hay que escuchar y, si el cuerpo habla, buscar alimentos saludables».

Y cuando el estómago habla –incluso ruge- y pide comida con fuerza, a media mañana o en plena tarde... una manzana, una pera o un bocadillo pueden hacerle 'callar' durante unas horas. ¿Y un bollo? Los peques seguro que lo agradecerán, pero ¿hacemos bien si al salir de clase en la bolsa de la merienda les metemos bollería? «Esos alimentos deben ser de consumo ocasional, no pueden interiorizar que pueden merendar eso todos los días».

Y menos ahora, con un día a día que poco guarda de parecidos con los de antes en los que nos exprimimos menos. «La situación cambia y la actividad del día a día cambia. Siempre he recomendado, incluso cuando estaban confinados, mantener cierta actividad con clases 'online' o hacer en algún aparato ejercicios en casa». Porque sí, el deporte también entra en este menú. «Hasta los 5-6 años deberían tener cada día una hora de juego libre, carrera, bici, patinete… Los mayores, tres horas de ejercicio intenso a la semana, o cuatro».

Importante actividad física

Una buena alimentación, así como el deporte, son las claves para frenar la obesidad infantil que afecta en España al 32% de los chavales de entre siete y trece años. «Hay que identificar de dónde viene ese sobrepeso, si es por una inactividad, por malos hábitos de alimentación, problemas de autoestima que les genera ansiedades y que les empuja a comer más… La dieta en todos los grupos debe ser equilibrada, el sobrepeso suele venir por la ausencia de una de las piezas de ese puzle».

«Niños obesos, adultos obesos», describe Sánchez del Amo. «La probabilidad de que un niño obeso de mayor sea obeso es más alta que cuando de pequeño no ha habido problemas con el peso. Y es ya de mayor cuando aparecen muchos problemas de salud relacionados: diabetes, hipertensión, colesterol, circulatorio, corazón o cardiovasculares», alerta.

Un escenario que tiene solución. La experta en nutrición nos confecciona el desayuno, comida y cena que nos podría servir de ejemplo. Para empezar el día, fruta –eso sí, entera, nada de zumo-, yogur y una tostada o una crep. A la hora de comer, legumbres, verduras, una ensalada y fruta o yogur. Y antes de irnos a la cama, crema de verduras o una tortilla, con un yogur de postre. Un menú con el que daremos, seguro, un mordisco a esos kilitos de más.

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