Alkorta y su amama Lola, casi centenaria: «Es una gozada ver la gracia que tiene»

El que fuera defensa central del Athletic, club del que sigue formando parte como director deportivo, habla con auténtica pasión de su amama Lola, que cumplirá nada menos que 100 años el próximo 21 de mayo. Si su relación siempre ha sido muy estrecha, porque asegura que ella es un «encanto», los lazos se hicieron aún más intensos a partir de 1989. Ese año falleció su ama, hija de Lola, y ella pasó a formar parte de su día a día. «Venía a casa a hacernos la comida a mi padre, a mi hermano y a mi otra abuela. Nos echaba una mano, pero la verdad es que ejercía como una madre», comenta Alkorta.

Es por ello que derrocha todo tipo de elogios cuando se trata de definir a su adorable amama Lola, como le gusta llamarla. «Siempre ha estado ayudando a toda la familia», alaba el ex jugador rojiblanco. Desde que era bien pequeño, a Rafa le encantaba ir a visitarla a su casa, en la calle Doctor Areilza de Bilbao. Pasión que compartía con el resto de primos. «Iba mucho a verla. Y en su casa siempre había refrescos y pastas», recuerda con nostalgia de su época de la infancia.

La misma añoranza que siente el ex jugador rojiblanco cuando evoca aquellos conciertos matinales de los domingos en el quiosco del Arenal a cargo de la Banda de Música de Bilbao, en la tocaba la tuba su aitite Luis. «Era un día de fiesta», comenta. Sin embargo, él murió muy joven, cuando «yo era muy pequeño». Y su amama Lola afrontaba la viudedad como una más de las «muchas vicisitudes» que ha tenido que soportar a lo largo de su longeva vida, en la que le ha tocado «pasar frío y hambre durante la Guerra». De aquella época «nos nutre de información. Nos cuenta anécdotas y mis hijos alucinan, pero a mí me parece interesante para que entiendan lo que pasó».

Todas estas circunstancias han reforzado, en opinión de Rafa Alkorta, el fuerte carácter del que hace alarde su amama, a quien considera «muy dura y, mentalmente, muy fuerte». A punto de cumplir un siglo de vida, su salud sigue siendo inmejorable. Problemas de movilidad que conllevan su avanzada edad, pero con una extraordinaria memoria, esta portugaluja de origen pero bilbaína de adopción, «solo habrá ido al médico entre cinco y diez veces en su vida», precisa el mayor de sus nietos.

Entusiasta del deporte en general, a Lola le gusta «ver fútbol y traineras». Pero, por encima de todo, es «una futbolera y del Athletic hasta la médula», añade Alkorta, quien desea que su amama siga deleitando a la familia con sus historias del pasado. «A mí me gusta oírla cuando habla del Bilbao que no hemos conocido y te das cuenta de cómo hemos cambiado tanto en este tiempo», comenta.

Elogia, además, las dotes que aún conserva a la hora de relatar cualquier tipo de acontecimientos de antaño. «Es una salada y tiene mucha gracia», por lo que en opinión del excentral rojiblanco, consigue siempre entretener a quienes la rodean. Estas cualidades la convierten en una compañía ideal. «Siempre ha sido la estrella de la Nochebuena, rodeada de toda su familia, biznietos incluidos, disfrutando de un buen vinito y de la comida», advierte orgulloso de la relación que mantiene con su amama y que define como «muy bonita».

Alkorta está deseando que concluya el estado de alerta para poder trasladarse de su residencia de Berango hasta Bilbao para poder ver y abrazar a querida amama Lola. En estos momentos le consta que se encuentra estupendamente: «Es una gozada ir a verla y ver la gracia que tiene para contar las cosas, nos hace muy felices a la familia», remarca el director deportivo del Athletic.

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