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Adriana Carrillo
Martes, 4 de julio 2023, 19:05
«Todos los veranos hacemos encaje de bolillos». Así explica Maider, madre de dos gemelos de 8 años la sincronización de sus horarios laborales con las vacaciones de sus hijos: «las mañanas con mi hermana cuando no tiene turno o con mis padres, que aunque ya están un poco mayores todavía se animan a echarnos a una mano». Y es que para muchas familias las vacaciones de verano de sus hijos son un auténtico quebradero de cabeza.
Frente a las 11 semanas de parón estival de los chavales, el 40% de los padres y madres solo tiene entre 7 y 15 días de vacaciones, según un estudio realizado por la plataforma educativa LingoKids, por lo que la conciliación familiar se convierte en un exigente ejercicio de malabares.El informe de LingoKids también revela que solo el 11% de las progenitores disfruta de vacaciones durante todo el verano. A este porcentaje se suma un 24% de padres y madres que pueden pasar un mes completo de vacaciones.
Así que no es raro ver en estos meses más aitites y amamas empujando carritos de bebés y columpios o llevando niños a los recados habituales. «Si no fuera por mis padres no sé que haríamos con las niñas», señala Idoia, madre de dos crías de 8 y 11 años que cada año tira de ellos para poder trabajar. «Solo un año a la mayor la cogieron en uno de los turnos de las colonias de verano municipales, pero esa suerte no se ha vuelto a repetir, así que mis aitas, que durante el curso ven poco a las niñas porque están en las extraescolares pueden disfrutar de ellas», continúa.
40% De los padres y madres
Solo tienen entre 7 y 15 días de vacaciones en el periodo estival
Para quienes carecen de redes familiares cercanas los socorridos campamentos urbanos que ofrecen diferentes entidades, instituciones y asociaciones, se han convertido en su salvación. Se trata de una modalidad que responde a la demanda de tener atendidos a los pequeños de la casa en el horario laboral, una opción predominante para los niños y niñas de más corta edad (de 2 a 11 años, habitualmente), ya que les permite sentirse como en un divertido colegio mientras disfrutan de tiempo con su familia el resto del día. Pero también es la elección que realizan críos de mayor edad a los que no les atrae del todo la idea de pasar días y noches fuera de casa.
Eso sí, las colonias que ofertan los ayuntamientos cuentan con plazas limitadas, se accede a ellas a través de sorteos y más vale estar atentos a los plazos de las convocatorias, que suelen abrirse en mayo. Aunque las privadas tienen más variedad y flexibilidad horaria (con servicios añadidos como entrada temprana, transporte o comida) e incluso algunas son tematizadas (robótica, deportes o música alternadas con diferentes tipos de actividades), también son más costosas y eso supone un problema para muchas familias a las que el final de mes se les hace cuesta arriba.
Según el estudio de LingoKids, más de la mitad de las familias, el 56% recurren a los campamentos o colonias de verano.
56% De las familias encuestadas por LingoKids
Recurren a las colonias urbanas o a los campamentos de verano
«Como trabajo en casa puedo permitirme estar con mis hijas durante el verano porque mis padres viven lejos y los de mi marido son muy mayores como para hacerse cargo de ellas», explica María José, una psicóloga que pasa consulta online desde un despacho que se ha montado en casa, y que entre paciente y paciente saca tiempo para proponer a sus hijas actividades, dar un corto paseo o incluso ir a la piscina. «Eso sí, el presupuesto familiar se resiente porque no atiendo a tantas personas como el resto del año y aunque muchos lo entienden, lo cierto es que espaciar las sesiones puede ser contraproducente para algunos de mis pacientes», señala.
Amparo, una trabajadora de la limpieza, solía llevar algunos días a su hijo al trabajo durante las vacaciones escolares «pero como ya tiene 11 años se aburre y prefiere quedarse en casa, aunque esté solo, lo que supone pasar más tiempo de lo debido frente al móvil o el ordenador», detalla. «Este año lo bueno es que puede ir al gazteleku del pueblo, pero en agosto estará cerrado, justo cuando más se necesitaría que preste un servicio».
En este «sálvese quien pueda» que es la conciliación familiar durante el verano conviene que los trabajadores se informen de los permisos -retribuidos y no- que disponen para el cuidado de sus hijos menores o intentar llegar a un acuerdo con la empresa para hacer coincidir las vacaciones laborales con las escolares.
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