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Cuidado con los videojuegos que te pide tu hijo. Puede que no sean los más adecuados para él

Los especialistas recomiendan que los padres se fijen en las calificaciones que se hallan en las carátulas para evitar que se entretengan con juegos para adultos

Sábado, 14 de noviembre 2020, 20:45

Cuando queremos ver una película en la pantalla grande con nuestros hijos, lo más normal es que, antes de acudir al cine, repasemos la cartelera para ver las calificaciones de los filmes para saber si son aptos para ellos. Sin embargo, en el caso de ... los videojuegos casi nunca se presta la suficiente atención a los baremos por edad y los chavales terminan pasando el tiempo con el título de moda sin importar que contengan escenas o diálogos para mayores de 18 años. Uno de los ejemplos más claros es la saga de Gran Theft Auto, más conocido como GTA, en el que el protagonista suele ser un mafioso envuelto en una larga lista de cruentos asesinatos, sexo, drogas y demás escenas poco edificantes para un menor de corta edad.

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Una de las carátulas de unos de los juegos de la saga Grand Theft Auto.

¿Cómo evitar ver a nuestro hijo matando a sangre fría a una prostituta como parte de una de las misiones que nos propone uno de los juegos más polémicos del panorama ciberlúdico? Fácil. Como sucede con el mundo del cine, los videojuegos también cuentan con sus propias calificaciones por edades para evitar situaciones como esta. Es el famoso código PEGI (Pan European Game Information), que aparece en las carátulas de los videojuegos desde el año 2003 en la esquina inferior izquierda y casi siempre también en la contraportada.

En total, hay cinco rangos de edad para calificar a los videojuegos: 3+, 7+, 12+, 16+ y 18+. Como curiosidad, señalar que la clasificación de juegos por edades es realizada por dos administraciones diferentes: NICAM, que se ocupa de los juegos PEGI 3 y 7 años y VSC, quien se encarga de los PEGI 12, 16 y 18. No sólo en Europa se ordenan los videojuegos por edades. En otros territorios también están presentes estas etiquetas como en Japón (CERO), Nueva Zelanda (OFLC) y América del Norte (ESRB).

Además de los números, también son importantes los colores de estas etiquetas. De esta forma, el verde para los dos primeros tramos de edad suponen que son aptos para todos los públicos. El naranja indica que pueden ser jugados por jóvenes y el rojo por mayores de edad. Los juegos con cierta solera sólo tenían números blancos pintados sobre un fondo negro. «Es fundamental que los padres se fijen en estas clasificaciones porque cada juego está hecho para una madurez y capacidad cognitiva específica», advierte la psicóloga infantil Cristina Bone.

Está claro que no pasa nada si un niño de 3 años trata de divertirse con un juego apto para su hermano mayor de 7. Lo único que ocurrirá es que requiera de unas destrezas demasiado complejas para su actual estado de desarrollo y por lo tanto que se aburra en seguida de él. Lo peligroso es cuando un niño de siete o doce años se pone a jugar a uno de 18, reservados a entretenimientos con un alto nivel de violencia, diálogos subidos de tono, desnudos, consumos de drogas y escenas terrorificas dignas de las peores pesadillas. «Con este tipo de juegos exponemos a los niños a un tipo de conducta para la que no están preparados, por lo que se corre el riesgo de que se vuelvan inmunes a ella. E incluso pensar que es normal que puedan resolver ciertas situaciones de su vida real a través de la violencia, por ejemplo», señala la psicóloga.

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Por todo ello, además de los PEGI, las carátulas de los videojuegos incorporan en su parte trasera otras etiquetas, llamadas descriptores, que indican que el videojuego contiene escenas con lenguaje soez; discriminatorias contra las personas por su raza, género u orientación sexual; de terror que podrían llegar a asustarles mucho; de sexo con personajes desnudos; de violencia gratuita; de consumo de drogas o en las que se vean juegos de azar, como cuando un personaje se incorpora a una partida de póker en un garito propiedad de la mafia. También existe un icono para los videojuegos online para que los padres sepan que su hijo se puede conectar con otros jugadores por Internet, con el riesgo que ello conlleva tratándose de niños pequeños.

Clasificación obligatoria con matices

Eso sí, y como nota curiosa, los creadores de videojuegos no tienen la obligación de incluir estas clasificaciones en las carátulas de sus productos. Son Sony, Microsoft y Nintendo -los fabricantes de las famosas consolas PlayStation, XBox y Switch, respectivamente- los que obligan a los desarrolladores a pagar por estos test como condición indispensable para que sus títulos sean aceptados en sus respectivas plataformas jugables. Tiendas de videojuegos online como Steam carecen de este requerimiento previo, por lo que es raro encontrar estas etiquetas en un juego indie, elaborado por estudios de desarrollo muy pequeños y con reducidos presupuestos para sufragar este tipo de pruebas.

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Además de los videojuegos para consolas, el PEGI también sirve para calificar a los que se descargan en las tiendas online para dispositivos móviles. En algunos casos, incorporan el logotipo 'PEGI OK' que indica que ese juego es apto para todos los públicos. Además, en la descripción que aparece en la App Store y en Google Play se debe especificar si el título en cuestión incluye contenido adicional de pago, localización en tiempo real de cada jugador, si recoge sus datos personales y si incorpora un chat para hablar con otros usuarios. «Hay que tener cuidado con los juegos en los que pueden hablar con otras personas además de con los amigos, porque nunca sabes quién está detrás», alerta Bone.

Por eso, siempre hay que dar al niño «juegos adecuados a su edad, aunque estén de moda. Es normal dar por hecho de que no será tan malo cuando te dice que todos los niños de su clase lo tienen, pero hay que comprobar siempre que no cuente con contenidos dañinos. Lo importante es los padres se informen bien y que, de vez en cuando, miren a lo que juegan sus hijos tanto en las consolas como en los dispositivos móviles», recomienda la psicóloga. Seguro que Olentzero y los Reyes Magos también tienen en cuenta estos consejos ahora que la Navidad está cada vez más cerca.

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