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Cuidado con los 'atracones' de series infantiles y juveniles

Cuidado con los 'atracones' de series infantiles y juveniles

La pandemia ha fomentado el consumo compulsivo de series y películas para niños y preadolescentes, conocido como binge-watching. Dos expertos alertan de los peligros que encierra, ya que a edades tempranas los mecanismos de control no están asentados

Domingo, 14 de marzo 2021, 23:09

La pandemia ha hecho, forzosamente, que la vida de los niños y niñas sea más casera: las extraescolares se han suspendido o limitado, no se pueden juntar con tantos amiguitos como antes, ni hacer visitas famliares... así que toca quedarse en casa mucho más. ¿La consecuencia? Que han tenido que buscarse entretenimientos que antes quizá eran más esporádicos pero que ahora han ganado mucho peso y cubren muchas de las horas de su día. Ver películas y series es uno de ellos. Algo que en sí no es malo... siempre que no exceda ciertos límites. ¿Cuando hay que preocuparse? Sobre todo, estar enganchado a la pantalla supone que dejan de hacer otras actividades, como las escolares, deporte, leer, socializar, hablar con la familia, acostarse a su hora o jugar a otras cosas. Es decir, si le preguntas a tus hijos si quiere hacer tal o cual cosa y te dice que no por ver una serie y esto ocurre habitualmente deben encendérsenos las luces de alarma.

De entre los programas y películas más vistos en reproducción en continuo (streaming) el año pasado, un 36 % son contenidos de género infantil o preadolescente, como por ejemplo El bebé jefazo, New Girl, Crónicas vampíricas, Frozen II, Moana, Mascotas 2, Onward, El Grinch, Aladdín (2019) o Toy story 4, entre otros, según afirma un informe de Nielsen. «Este público consume muchas horas de contenidos (si no hay suficiente control parental), y las plataformas están aprendiendo de los gustos de los más pequeños, porque, al final, son las audiencias de su futuro; en el fondo, es una inversión», afirma Elena Neira, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC. De hecho, según datos de Barlovento Comunicación, en 2020 el consumo de la televisión lineal supera los datos de 2019 y se eleva a 5 horas y 37 minutos por espectador y día. Para el grupo de 4 a 12 años, la media llega a 3 horas y 20 minutos al día. Padres teletrabajando, peques que ya no saben a qué jugar... la tormenta perfecta para que el consumo de estos productos audiovisuales aumentase, algo que las plataformas de streaming han aprovechado para generar adicción a sus productos. Claro, es su negocio. ¿Cómo lo hacen? Pues hay varias formas: «Persiguen tener a la persona enganchada, y aún más en el caso de un niño, cuyo consumo es naturalmente compulsivo», advierte Neira. De hecho, el consumo televisivo de los menores de dieciocho años ha aumentado un 5 % en el último año, lo que demuestra dos hechos: que la situación pandémica ha comportado un aumento de los hábitos audiovisuales y que las plataformas digitales han dirigido contenidos más prolongados a estos públicos, con más series de animación que nunca.

Para Diego Redolar, neurocientífico de la UOC y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, conviene tener en cuenta que «los menores tienen menos capacidad de control, dado que en estas etapas iniciales del desarrollo hay diferentes ámbitos de control cognitivo —que dependen de regiones laterales de la corteza prefrontal— que no funcionan completamente, ya que dichas regiones todavía se encuentran en proceso madurativo».

Un 36 % de los contenidos más vistos en 'streaming' el año pasado son de género infantil

Las plataformas de 'video on demand' usan las mismas estrategias para seducir a espectadores adultos y menores

Asimismo, Neira añade que los niños «empatizan más con los personajes; la animación se hace pensando en ese tipo de relación emocional tan profunda, con el objetivo de convertir a ese niño en un espectador muy intenso». Y,por supuesto, cuando se ven a serie de un tirón sufren también el llamado pos-binge-watching ('posatracón'), una especie de depresión por inmersión. «Igual que los adultos. La diferencia fundamental es que los niños no disponen de tantos mecanismos cognitivos para hacer frente a esta situación, y los efectos podrían ser más dañinos», advierte Redolar.

En busca de herramientas de enganche

Netflix se planteó hace unos meses usar los 'patches', una especie de insignias que los más pequeños debían coleccionar y conseguir después de cada episodio con el objetivo de completar todo el conjunto. Aunque se testeó como prueba piloto, fueron muchos los padres que se quejaron de que, en realidad, era una herramienta para enganchar más a los niños a las series. Aunque las insignias fueron descartadas, lo cierto es que este tipo de plataformas están trabajando y desarrollando contenido interactivo y lúdico para los perfiles infantiles y juveniles. «Es claramente una herramienta para generar enganche. Este recurso funciona mucho mejor en las audiencias jóvenes que en las audiencias adultas: la madurez de los adultos limita la ludificación», afirma Neira.

Para más información y asesoramiento sobre crianza, pinchar aquí.

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