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Leire Fernández
Sábado, 8 de julio 2023, 23:17
Después de muchos años en redes como No soy una drama mamá, la periodista Carmen Osorio recupera su nombre propio en redes y se lanza con un nuevo perfil de Instagram y una web en el que alerta a las familias sobre la adicción a las tecnologías y cómo debemos actuar para gestionarlas de manera correcta.
- Les decimos a nuestros hijos que no deben estar tanto tiempo delante del móvil, pero ¿somos buen ejemplo para ellos en lo que a uso de pantallas se refiere?
Rotundamente, no. No lo somos en absoluto. Se calcula que revisamos el móvil, entre ochenta y ciento cincuenta veces al día, o sea, es casi como un tic que tenemos ya todos incorporado en nuestra vida. En 2021 la media de uso de móvil es de 5-5,30 horas al día de media.
Cuando salgo a correr, yo observo mucho a la gente y veo cómo muchos adultos, por ejemplo, cuando hay un semáforo y están esperando cogen el móvil. O el otro día que me encontré a una madre paseando con dos niñas y la madre todo el rato que yo le vi no levantó la cabeza del móvil, ¡paseando a un domingo! No lo estamos haciendo bien, ¿cuántas veces nuestros hijos vienen y nos dicen 'mamá o papá, escúchame' porque estamos mirando a la pantalla?
El enganche no es solo en los menores nos está pasando a los adultos también. Hay un punto de relación un poco insana.
- Cuando ya nos planteamos darles el primer móvil a nuestros hijos, ¿qué tenemos que tener en cuenta?
Yo la primera pregunta que creo que hay que hacerse es si de verdad lo necesita. «Es que el niño va solo del cole a casa», vale, ¿pero necesita un smartphone o necesita un móvil para llamar o mandar un mensaje?
Luego, para decidir el momento, es importante saber un poco cómo se autorregula el niño. El día que damos un móvil no va a ser el primer contacto con una pantalla. Nosotros sabemos perfectamente cuál de nuestros hijos cuando ve la tele se desconecta totalmente de su entorno y le preguntas algo y no se entera de nada, o cuál de tus hijos tú le preguntas algo y puede interrumpir la visión de la tele y contestarte... este tipo de cosas, cuando vas a hablar del móvil tienes que tenerlas en cuenta.
Porque de cara a las adicciones hay unos factores de riesgo, como pueden ser la impulsividad, pocas habilidades sociales,… cosas que te pueden orientar para decidir si dárselo o retrasarlo.
Y, sobre todo, preguntarnos a nosotros mismos, ¿nos vamos a implicar? Porque si vamos a dar un móvil como quien da un juguete sin más, yo te diría, no se lo des, porque ésta es una decisión que conlleva muchas responsabilidades y muchos riesgos. Lo que vamos a entregar a nuestros hijos no es cualquier cosa, es una con la que pueden hacer daño y se pueden hacer daño a ellos mismos. Creo que es un marrón que nos ha tocado los padres de ahora, porque antes se preocupaban por lo que hacíamos fuera de casa, pero es que ahora también tenemos que preocuparnos por lo que hacen dentro. Todo el tiempo.
- Una vez que les hemos dado el móvil, ¿el tema de hacer el contrato con ellos es imperativo?
El hacer un contrato en papel te obliga a sentarte con tu hijo hablar del tema, a tener un diálogo y para mí plasmarlo en un papel es importante. Establecer normas como que no se usa en las comidas o que para dormir lo dejamos fuera de la habitación, que no se usa tal aplicación más de x tiempo… Es muy fácil caer en la dinámica e ir saltándonos las normas poco a poco, ir relajándonos, pero si está plasmado en un papel, vuelves a sacar ese papel y dices, 'mira, esto es lo que quedamos. Y resulta que al final, como es verano, pues nos hemos relajado, pero veo que no debíamos hacer esto' O si ves que tu hijo lo está haciendo súper bien, se puede dar un margen y al año revisar ese contrato.
Carmen Osorio
Y si ante el contrato nos responden «muy bien, pero esto también va para ti». ¿Ahí cómo lo gestionamos?
Para mí es importante que dejen el móvil cuando lo tengan fuera de la habitación porque influye muchísimo en la calidad del descanso. Entonces ¿qué hemos intentado hacer nosotros? Hemos empezado a dejar el móvil cargando en el salón, ya lo sacamos nosotros de la habitación previo a darle a nuestro hijo el móvil, nos hemos anticipado para que, cuando llegue el momento, yo pueda exigir a mi hijo hacer una cosa que yo ya estoy haciendo. Al final tenemos que dar ejemplo, sino es como decirle al niño que coma fruta para merendar y tú te estás comiendo un donut.
Obviamente, tú eres una persona adulta que ya tiene más herramientas para enfrentarte a ciertas situaciones y hay que hacérselo ver, pero sí hay que ir en consonancia con lo que les pedimos a nuestros hijos.
Mis hijos saben que yo trabajo en redes sociales y en Internet, y que obviamente voy a usar el móvil, porque puedo estar editando o grabando… Pero luego hay cosas que no vamos a poder hacer, como es pantallas en las comidas, hay normas que son incuestionables.
O tener el móvil en la habitación porque además las adicciones se triplican cuando se conectan a partir de la medianoche. Es muy fácil que se desvelen una noche, y se pongan a mirar el móvil si lo tienen a mano, lo cual le va a desvelar más, no descansan...
- Por otra parte, el tema de revisarles el móvil. ¿Eso es una intromisión a su intimidad o es algo que tenemos que hacer?
Objetivamente, hay dos derechos ahí en conflicto, por un lado, la que reconoce ese derecho al honor a la intimidad personal y, obviamente, eso comprende el secreto de las comunicaciones, pero luego está la patria potestad, que es la que hace la función de tutela y en el momento en que se pueda comprometer la integridad física o moral del menor, puedes acceder a toda esa información.
No soy una drama mamá En su perfil de Instagram reúne a más de 144.000 seguidores
Profesional en 2022 realizó un curso de experto universitario en Adicción a las Nuevas Tecnologías
Entonces, yo entiendo que hay que encontrar un equilibrio, no creo que haya que decir, 'te cojo el móvil y te voy a revisar', sino 'voy a estar pendiente de tu móvil en el momento en el que pueda sospechar que estás viendo contenido inapropiado'. Entonces, si tú sospechas que tu hijo está viendo contenido peligroso, por supuesto, tienes que ir a su móvil o a su PC o lo que sea, y comprobarlo. Otro ejemplo, les podemos decir que no vamos a entrar en conversaciones privadas con sus amigos, pero si en su WhatsApp veo un número desconocido sí tengo que mirar quién es, porque pueden estar intentando cometer un fraude u otra cosa. Es supervisión por la salud mental del menor.
- Tenemos claro que estamos hiperconectados, pero ¿somos conscientes de los riesgos que ello conlleva?
No, no lo somos. La mayoría de la gente no es consciente de que ahora mismo saben de nosotros más que en ningún momento de la historia de la humanidad. Al final, las redes sociales luchan por mantener tu atención precisamente porque cuanto más tiempo pasas en las redes, más saben de ti. Y esos datos luego los venden para ganar más dinero ellos. Eso funciona así, y hay que saberlo, hay que tenerlo en cuenta para muchas veces decir, ¿pero qué estoy haciendo aquí perdiendo el tiempo en TikTok, dejándome conocer más y más a fondo?
Y luego estamos conectados con la gente que tenemos lejos, pero desconectados de nosotros mismos y de los que tenemos cerca, y eso realmente es triste si lo piensas, ¿eh?
Estás perdiendo cosas de lo que tú tienes aquí, que es lo que te hace vivir la vida con mayúsculas, por estar conectado con gente que al final ni te van ni te vienen.
Hay una cosa que se llama la arquitectura del comportamiento y es que todo lo que tengas cerca va a tener más impacto en tu vida. Si tú tienes el móvil delante, y hay estudios que lo corroboran, aunque no estés pendiente de las notificaciones, vas a estar menos pendiente de lo que tienes enfrente. Sin embargo, si lo tienes en otra habitación, eres capaz de conectar mucho más con lo que estás haciendo en ese espacio.
- ¿Cómo podemos detectar, primero que nuestros hijos son adictos a la tecnología y luego cómo podemos detectar que lo somos nosotros?
Las señales son las mismas lo que pasa es que un adulto puede ser más consciente de lo que le está pasando y un menor no. Cosas como privarte de sueño por estar conectado. Si tú percibes que tu hijo está más cansado de lo habitual o está descuidando otras actividades importantes como el estudio o el deporte, o su propio cuidado corporal, si piensa mucho en Internet, si se siente irritado, a lo mejor, cuando le falla la conexión. También si nos mienten con el tiempo que están conectados o si se aíslan...
Al final en el momento en que algo repercute en tu vida y hay una pérdida de control, me da igual si es con compras, si es con la comida, si es con la tecnología, hay una adicción conductual y está afectando negativamente a tu vida, tienes un problema grande con esto.
- Pero no hay que olvidar que la tecnología tiene muchas cosas buenas. ¿Cómo podemos aprovecharnos de esas cosas buenas, pero sin caer en la adicción?
Hay cosas básicas para tener una relación, digamos, sana con la tecnología.
1- Nunca renuncies a un plan en la vida real por uno en la vida online. Eso para mí es fundamental, no renunciar a nada de la vida real por algo que esté detrás de una pantalla.
2- Es muy importante buscar espacios donde no estés conectado. Si voy a estar por la tarde con mis hijos, dos horas, pues, dos horas que lo dejamos en otra habitación; las comidas; y, fundamental, respetar el tiempo previo a dormir. Creo que no somos conscientes de la importancia que tiene el buen descanso, para todo, para que tengas más energía y hasta para el sistema inmune, es importante.
3- Si algo te hace sentir incómodo, unfollow. No estés pendiente de lo que hace gente que no te gusta o que no te aporta o que te incomoda por la razón que sea, porque tiene que ver contigo mismo no con lo que hace esa persona.
Tal y como reconoce Osorio el problema de la sociedad actual no está solo en las pantallas «es que ahora el ritmo de vida y el tipo de sociedad, tal como está construida, nos ha hecho individualistas, antes teníamos una cosa que se llamaba tribu, que ahora no existe, ahora somos como islas».
Un problema que hace que en el momento en el que más conectados estamos, más solos nos sintamos. «Y las cifras de salud mental y menores están ahí. Es una conjunción de muchas cosas, obviamente las pantallas están interviniendo, pero, ¿por qué se están conectando tanto a las pantallas? Porque hay otros vacíos emocionales, hay que ir más allá».
«¿De qué tratamos de huir cuando nos conectamos a las pantallas?», se pregunta la periodista. «Cada vez que nos aburrimos, pantalla. Un minuto libre, pantalla, ¿dónde quedan esos espacios de reflexión, esos pequeños duelos por pequeñas cosas diarias? Todo eso no lo estamos haciendo y luego nos cuesta digerir emociones desagradables, todas las emociones tienen una función y no las estamos dejando fluir».
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