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Adriana Carrillo
Domingo, 20 de agosto 2023, 18:59
Parece una locura pero no lo es. Cada vez son más las familias que se lían la manta a la cabeza, preparan la mochila y se ponen en marcha para recorrer el Camino de Santiago, una experiencia que les permite «conectar con los seres queridos de una manera más intensa, hablar, conocerse, pero también gestionar los silencios y reflexionar en la soledad de cada paso», señala Jon Vitoria, uno de los socios de El Camino en Familia, una empresa que organiza itinerarios para llegar a la capital gallega recorriendo los 100 kilómetros mínimos que hacen falta para recibir la Compostela, el documento que acredita que se ha realizado la ruta.
«Al principio estábamos muy escépticos de si no iba a ser mucho para los peques. Nada de eso, ha sido demasiado poco. Hicimos una etapa del Camino francés con mi marido y mis dos hijos de 6 y 8 años y ha sido una experiencia muy bonita», señala Carolina García, una madre que tras mucho dudar se lanzó a la aventura de transitar esta ruta generosa, curativa y llena de sorpresas que desde la Edad Media fascina a reyes y plebeyos por igual.
Algo parecido le ocurrió a Sandra Benzal, que hizo parte del Camino portugués con su hijo de 9 años y ya se está calzando las botas para empezar otro recorrido, esta vez por la costa, «porque hace años lo tenía en mente y finalmente lo hicimos y estoy contenta y orgullosa de que mi hijo se implicara el 100%», cuenta emocionada.
El naturalista Henry David Thoreau escribió hace ya dos siglos una pequeña obra que invitaba a disfrutar de los beneficios espirituales de caminar. En su ya mítica 'Walking', Thoreau habló de la libertad y la necesidad de andar como un acto de reflexión, para liberar nuestra mente y asomarnos a una vida más sencilla y auténtica. Y es eso lo que buscan las familias que hacen el Camino de Santiago con sus hijos pequeños, demostrarles que «eres feliz, simplemente, caminando, comiendo y descansando, que solo necesitas estas tres cosas cada día para sentirte a gusto y en paz», reflexiona Vitoria, un veterano de la ruta que ha peregrinado junto a 475 familias en esta última década.
El Camino en Familia es una de las primeras empresas que se creó en el país para facilitar el recorrido a familias con niños pequeños y personas con movilidad reducida. El primer paso lo dio hace 12 años uno de sus fundadores, Alejandro Rodríguez, cuando su esposa fue diagnosticada con Esclerosis Lateral Amiotrófica ELA. «La mayor ilusión de ella era poder hacer algún día el Camino con sus hijos, así que antes de que la enfermedad le imposibilitara una aventura de esta envergadura decidió ir con ella y con sus hijos de 13, 11 y 7 años», recuerda Vitoria.
Por eso anima a vivir esta experiencia con los hijos porque «aunque vas a tener momentos de bajón, vas a sufrir, vas a tener ampollas... también vas a desconectar de un mundo saturado de cosas y tecnologías para conectar con otro más íntimo y familiar».
Recomendaciones para hacer el Camino de Santiago con niños
Pasear Unos días antes de emprender el Camino con niños pequeños es conveniente salir a dar paseos en familia como una forma de preparación física y para probar cuántos kilómetros va a poder recorrer cada miembro.
Planificar la ruta Elegir tramos que los más pequeños puedan recorrer con facilidad y que cuenten con mejores servicios (restaurantes, albergues o tiendas) es clave para iniciarlos como peregrinos. El Camino francés es uno de los más populares y el trecho que discurre entre Sarria -en la provincia de Lugo- y Santiago, uno de los más recomendados para hacer en familia por su baja dificultad. Pero también existen numerosas rutas, sobre todo en Asturias (Camino de la costa) ideales para hacer en familia. Además, empresas como El Camino en Familia ofrecen un servicio de furgonetas para el traslado del equipaje y de peregrinos.
Reservar previamente los alojamientos Aunque no es posible realizar reservas en los albergues públicos, es conveniente recurrir a los alojamientos privados para asegurarse de que al final de la jornada los peques tendrán una cama para descansar, sobre todo en verano cuando el Camino se encuentra más transitado.
Preparar la mochila Es importante que los niños lleven lo imprescindible para caminar: cantimplora, gorra, chubasquero, polar, cepillo de dientes y una muda de ropa en una mochila pequeña y liviana que puedan transportar. Es conveniente llevar un juego de cartas o algún pequeño juguete para distraerse en los ratos muertos, pero hay que evitar llevar dispositivos digitales que no aportarán más que peso extra en el equipaje.
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