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El binomio redes sociales de los colegios e imágenes de los niños

El binomio redes sociales de los colegios e imágenes de los niños

Los centros deberían contar con la figura del Delegado de Protección de Datos. Además, es fundamental que los consentimientos «no sean genéricos ni ambiguos, sino que detallen claramente las finalidades específicas y los contextos en los que se usarán las imágenes», recuerda la experta Patricia Mendoza Balladares

Leire Larrazabal

Martes, 26 de noviembre 2024

Los centros educativos han encontrado un escaparate en las redes sociales. Eso sí, hay que andar con pies de plomo, ya que aun cuando los padres hayan autorizado al centro tomar fotografías de sus hijos, pueden surgir discrepancias en cuanto al uso de las fotos en estas plataformas. El tema resulta delicado y para abordar más en profundidad, nos da las claves Patricia Mendoza Balladares, profesora del Máster Universitario en Derecho Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y abogada y delegada de protección de datos.

- ¿Cómo debe actuar el colegio a la hora de gestionar las redes sociales cuando de por medio están los niños?

- La primera medida clave es contar con un Delegado de Protección de Datos (DPD), quien pueda asesorar adecuadamente a las personas encargadas de gestionar las redes sociales del centro. El DPD debe proporcionar formación específica y crear un listado de buenas prácticas para garantizar el cumplimiento de la normativa vigente, minimizando los riesgos y asegurando que las acciones del colegio respeten los derechos de los menores. Es fundamental tener en cuenta que el tratamiento de datos de menores implica una responsabilidad adicional, por lo que cada publicación debe gestionarse con sumo cuidado.

Una vez designado el DPD, se debe organizar y registrar todos los tratamientos de datos que realiza el centro, lo que incluye la elaboración de la documentación necesaria, como las políticas de privacidad y los protocolos de uso de imágenes. Parte de esta documentación implica obtener el consentimiento explícito de los padres o tutores legales antes de publicar cualquier imagen de los menores en redes sociales. Sin embargo, es importante que estos consentimientos no sean genéricos ni ambiguos, sino que detallen claramente las finalidades específicas y los contextos en los que se usarán las imágenes. En la práctica, los formularios de consentimiento a menudo presentan un enfoque de 'todo o nada', en el que los padres deben optar por la exposición total o la exclusión completa. Esto puede ser problemático, ya que no todos los padres están dispuestos a permitir la difusión ilimitada de imágenes de sus hijos. Por ello, es recomendable ofrecer opciones más matizadas y personalizadas, permitiendo a los padres decidir en qué contextos o tipos de actividades se pueden utilizar las imágenes, como por ejemplo, eventos internos, publicaciones en redes sociales del colegio o comunicaciones internas. Esto no solo fortalece el respeto a la privacidad de los menores, sino que también refuerza la confianza de las familias en la gestión de datos del centro.

- Una vez que los padres autorizan al centro que pueden tomar fotografías de sus hijos, ¿ya no hay vuelta atrás?

- Los padres, en todo momento, pueden ejercer el derecho a revocar ese consentimiento para que cese el uso de la imagen en cualquier red social, a solicitar la supresión de la imagen si así lo desean conforme al Reglamento Europeo de Protección de Datos (RGPD) y la Ley Orgánica de Protección de Datos y Garantía de Derechos Digitales (LOPDGDD).

Eso sí, en lo que no hay vuelta atrás es que una vez se ha publicado la imagen de un menor es posible que se pierda el control de esta, puesto que terceras personas pueden descargar sin autorización las imágenes y éstas terminar en cualquier repositorio mal intencionado. Por eso es muy importante valorar muy bien qué tipo de imágenes vamos a subir, por lo general, la mayoría de los colegios públicos aún con el consentimiento expreso de los padres, suelen pixelar y difuminar los rostros de los menores en las redes sociales. Otros centros educativos privados por ejemplo optan por publicar fotos mostrando las actividades y eventos importantes, pero evitando que se muestren fotos en los que los menores sean claramente identificables.

- ¿Qué tipo de problemas son los más habituales?

- Uno de los problemas más comunes en el entorno educativo es no informar adecuadamente al solicitar el consentimiento, ya que a menudo no se especifican todas las finalidades del tratamiento, el plazo de conservación ni se diferencian claramente las plataformas donde se publicarán las imágenes (redes sociales, web, plataformas internas). Esto puede llevar a que los padres que dieron su consentimiento luego no estén de acuerdo con el uso de las fotos de sus hijos. Además, muchos firman sin leer los detalles, confiando en que el colegio cumple plenamente con la normativa.

Pero los menores también pueden sufrir las consecuencias. Por ejemplo en el impacto en la salud mental, ya que el uso excesivo de redes sociales puede provocar adicción, ansiedad, depresión, trastornos alimenticios y aislamiento. También existe el riesgo de que los menores utilicen la tecnología de forma inapropiada, como en casos recientes donde se difundieron imágenes falsas creadas con inteligencia artificial sin medir las consecuencias.

- ¿Los padres cómo deberíamos actuar con el tema de las redes sociales?

- Lo fundamental sería que los padres reciban una educación digital para que sepan sus derechos y obligaciones para proteger sus datos personales y los de sus hijos. Seamos honestos, todavía falta mucho por concienciar en este tema. Si un padre es claramente consciente y conocedor de lo básico sabrá establecer límites respecto a sus derechos, pedirá que esas autorizaciones sean más claras y específicas y no tan generales. Incluso hablará y consultará el DPD del centro si no entiende algo antes de firmar cualquier consentimiento, leerá las políticas de privacidad para saber cómo se manejan los datos en el centro educativo. Consecutivamente sabrá orientar o educar a su hijo en la protección de sus datos, derecho a la imagen e intimidad en el entorno online, así como cuidar y proteger a otros menores, sabiendo cuáles son los límites éticos y valores digitales. Limitará las horas de uso de internet, utilizará herramientas de control parental y supervisará toda la actividad del menor en internet, pues conoce los riesgos a los que se exponen los menores.

- La sobreexposición en las redes puede tener consecuencias nefastas.

- Actualmente, hay una tendencia entre los menores, que son nativos digitales, a querer estar muy presentes en las redes sociales, ya que ven referentes de su edad y perciben la exposición de su vida en algo normal. También se observa el deseo de convertirse en influencers, sin medir los riesgos a los que se enfrentan. Por lo que, los padres debemos asumir un rol más activo, limitando la exposición de los menores y educándolos sobre los peligros de compartir en exceso. Es importante hacerlo sin alarmar, pero sí con la intención de concienciar y proteger su seguridad.

- Las redes sociales se han convertido en un importante 'filón' para los centros educativos.

- En la era digital, el marketing en redes sociales se ha convertido en una herramienta importante para los colegios privados, que buscan atraer a nuevos estudiantes y reforzar su imagen de marca. Las redes permiten compartir actividades, eventos y logros del centro, generando un sentido de pertenencia y comunidad. Sin embargo, no se puede crear este sentido de comunidad solo a través de la exposición de imágenes de menores. Es fundamental que se muestren los valores del colegio, su filosofía educativa y sus actividades sin poner en riesgo la privacidad y seguridad de los alumnos.

Además, una realidad latente es que las propias redes sociales ven en los menores un 'filón'. Los niños y adolescentes son un colectivo vulnerable y objetivo fácil para los algoritmos de las plataformas, que buscan captar su atención y generar engagement. Esto puede derivar en manipulación para que consuman contenidos, aplicaciones o productos específicos, lo que nos lleva a la educación, concienciación de los menores tanto por parte de los colegios como desde casa.

- ¿Hacia dónde caminan las redes sociales?

- El futuro de las redes sociales seguirá marcado por una evolución constante y una presencia creciente en la vida de todos, planteando desafíos significativos, especialmente en la educación digital de los menores. Los riesgos asociados, como la sobreexposición, el ciberacoso, la adicción o el uso indebido de datos son preocupaciones que requieren ya de implementar medidas y planes de acción. Por esta razón, es esencial que tanto las instituciones educativas como los padres jueguen un papel activo en educar a los niños sobre el uso seguro y responsable de las redes.

Afortunadamente, se están adoptando medidas para mejorar la seguridad de los menores en el entorno digital. El Gobierno viene trabajando en tres ejes y en breve el anteproyecto de Ley Orgánica para la Protección de las personas menores de edad en los entornos digitales será una realidad, que prevé modificaciones en el Código Penal, elevar la edad mínima para brindar consentimiento y abrir un perfil en redes sociales de 14 a 16 años, además de implementar programas educativos sobre competencias digitales en los centros educativos, entre otros. Estos cambios buscan garantizar que los menores accedan a las redes sociales de manera segura y consciente.

- Pero no demonicemos las sociales, también tienen sus pros.

- Eso es, a pesar de los riesgos que parecen ser muchos, las redes sociales también presentan ventajas, como la posibilidad de conectar personas, compartir conocimiento y fomentar el aprendizaje colaborativo. El desafío está en encontrar ese equilibrio que quizás se hará fomentando valores digitales para poder aprovechar esos otros beneficios, mientras se minimizan los peligros y se protege la privacidad y seguridad de los usuarios más vulnerables.

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