Adriana Carrillo
Lunes, 2 de octubre 2023, 19:16
Los primeros 1.000 días de la vida de un ser humano -que abarcan desde la gestación hasta los 20 meses- son cruciales para el buen desarrollo físico, social, intelectual y emocional de cualquier persona. Los pediatras llaman a esta etapa los mil días de oro y desde hace décadas es objeto de estudio por parte de la neurociencia, la psicología y la medicina que indagan cómo un cigoto milimétrico se convierte en un pequeño ser que, con andares titubeantes, se abre paso al mundo, y cómo su cerebro en formación puede estimularse desde la etapa prenatal.
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Desde hace unos años la etapa prenatal también es objeto de estudio de la Pedagogía, que busca «poner ese conocimiento que ya existe al servicio del profesorado, de las familias y de la sociedad en su conjunto», explica Bianca Serrano Manzano, profesora del Máster en Psicopedagogía de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) e investigadora principal del grupo Sistemas, Ambiente y Relación Educativa (SARE) de UNIR.
«Uno de los objetivos de la Pedagogía es formar a los que educan, a la infancia y a la familia, pero nos hemos dado cuenta de la escasa formación que existe en torno a la etapa prenatal y en cómo podemos contribuir para que ésta se desarrolle en las mejores condiciones». Es justamente este vacío en el que actúa la Pedagogía Prenatal, construyendo conocimiento, recursos y estrategias para que la sociedad sea más consciente de la importancia de cuidar a la madre gestante y a la criatura que viene en camino.
«La Pedagogía Prenatal busca reconocer la complejidad de este proceso y dar respuesta a esa complejidad, acompañarla y sostenerla. Y por otro lado, poner en valor las oportunidades que tiene este contexto, reconociendo las potencialidades educativas de este momento para mejorar el desarrollo individual y colectivo», explica Serrano. Por eso hay que diferenciarla de la estimulación prenatal, que son técnicas y ejercicios para trabajar el desarrollo de sus sentidos y emociones.
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La vida de una persona empieza desde antes de ser concebida, desde que se toma la decisión de tener un hijo, «y la Pedagogía Prenatal ayuda a que el resto de la familia y la sociedad se impliquen en el proceso que supone traer una nueva vida, acompañando a esa madre para evitar que se encuentre aislada o en un ambiente estresante, para que su trabajo se adapte a su fisonomía, en definitiva, para apoyarla en el transcurso de su embarazo», continúa.
Los profesionales de la Pedagogía Prenatal tienen la mirada puesta en validar recursos y herramientas dirigidas al ámbito sanitario, educativo y laboral para garantizar ese acompañamiento y cuidado a la mujer embarazada. «Los profesionales de esta disciplina buscamos educar a adolescentes y adultos, que son los futuros padres y madres, y que esa formación imprescindible redunde en la sociedad. Es un buen momento para sentar las bases de la salud mental, física y emocional anticipándonos a las generaciones que están por venir», concluye Serrano.
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