Paolo Vasile y Alejandro Echevarría. EFE

En recuerdo de Alejandro Echevarría

Paolo Vasile

Exconsejero delegado de Mediaset

Domingo, 31 de marzo 2024, 00:42

A veces sucede que una persona llega a la Tierra y cuando muere no se va, se queda no solo en el sentimiento y en la nostalgia, como todos, si no su presencia sigue viva, además como ejemplo, como legado, como referencia. Mi amigo, mi ... hermano mayor, Alechu, sigue con quien lo ha amado, conocido, apreciado.

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Alechu tenía la rara virtud de hacer convivir paciencia y determinación: cuando tenía un objetivo difícil de conseguir empezaba a hilar primero con la sonrisa, aparentemente sin prisa, pero sin dejar nunca de trabajar en lo que quería alcanzar. ¡Era difícil resistirse, ganaba siempre, y siempre con la sonrisa!

No podré nunca olvidar una conversación con un jefe de Gobierno que quería que cambiásemos tres de nuestros colaboradores proponiendo, además, los sustitutos. Yo pensé: ahora nos levantamos y nos vamos, pero él, siempre con su sonrisa le dijo: «Me parece bien». Yo, decepcionado, me sentí traicionado: ¿cómo podemos aceptar una propuesta tan indecente?

Pero él no había terminado. Después de una pausa para que su poderoso interlocutor se sintiera fuerte y satisfecho añadió: «Justo identifico tres ministros que sería oportuno sustituir con tres buenos amigos que tengo». ¡¡¡Grande!!!

No sé si el poderoso interlocutor sintió vergüenza (una virtud poco frecuentada por los políticos), lo cierto es que Alechu marcó perfectamente el territorio, con una sonrisa. Alechu tenía las raras virtudes de hacer convivir el valor con la prudencia, la gentileza con la firmeza y una capacidad de aguante inmensa (con ternura he de confesar que ésta la experimentó también muchas veces conmigo…).

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Alechu tenía la rara virtud de hacer convivir la tradición con la modernidad: el día de su despedida, tuve el gran privilegio de pasar todo el día en su casa con su familia: era la representación de la perfecta armonía entre tres generaciones diferentes, también en la estética, pero juntas en el amor, en el dolor de los nietos, de los hijos, de su esposa, la única 'Jefa', amadísima jefa, de Alechu.

La familia estaba presente en cualquier momento de su vida, también en las circunstancias más convulsas de nuestra frenética actividad y esto ha sido algo que nos ha unido siempre y mucho: el amor por nuestras familias y por nuestra compañía, el empeño de que pudieran convivir en todo momento de nuestra vida.

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Ciao, Alechu, cada vez que necesite de un consejo o de un consuelo, sé que estarás a mi lado.

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