A José Cubero Munuera todo el mundo le conocía en El Corte Inglés de Bilbao como 'Pepín'. Así le llamaban porque era como quería que se dirigiesen a él. Era un hombre que rehusó siempre el trato de usted. Un detalle que denotaba el carácter de este profesional «serio y muy reservado», que falleció el pasado miércoles a los 88 años.
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Era un hombre al que le gustaba entrar el primero a trabajar y salir el último. Comía en un pispás. Empleaba el menor tiempo posible en almorzar y rara vez colgaba el uniforme antes de las nueve de la noche. Su vida fueron los relojes. Le apasionaba destriparlos y arreglarlos. Conoció y desarrolló el oficio junto a su hermano Roberto. Primero en un pequeño taller de Zorroza, donde vivió.
Pepín fue un lince en lo suyo. Descubría rápidamente los fallos que le trasladaban los clientes. Fue un apasionado de su trabajo. «Un gran profesional del que yo fui su aprendiz. Me enseñó todo lo que sé. Aprendí muchísimo. Fue mi jefe y, también, mi amigo. Era de la vieja escuela. Me trataba como un compañero», recordaba ayer, emocionado, Javier Delgado. Empezaron a trabajar juntos en 1994.
Pepín intercambiaba muy pocas palabras con los clientes. Había que sacárselas casi a regañadientes, reconoce Delgado, «de lo tímido que era». Tanto que jefe y empleado compartieron en vida «solo un café». «Iba a las fiestas de Navidad, pero poco más. Era entrañable y todo le parecía bien. Se preocupaba más por el trabajo que por su salud».
A su pupilo le dejó muy claras las cosas a las 48 horas de empezar a trabajar juntos en el taller, que por entonces ocupaba la planta baja de los famosos almacenes antes de trasladarse al sexto piso. «Javier, a partir de ahora soy Pepín. Es como me llaman todas las señoritas de El Corte Inglés y como me vas a llamar tú también», le soltó. Aceptó, aunque a cambio él tuvo que dirigirse a Javier como 'Javi'.
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Enjuto y coqueto, «con el pelo blanco siempre echado para atrás», se las sabía todas. Tuvo que jubilarse antes de tiempo por culpa de una enfermedad. Le pasó el testigo, claro está, a 'Javi'. Al que tantas veces preguntaba '¿Me comprendes?'. Era el latiguillo con el que también le conocía todo el personal de El Corte Inglés.
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