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Ane Ontoso
Getxo
Lunes, 24 de octubre 2022, 15:40
Marisol Bengoechea Aresti se fue este domingo a sus 71 años tras luchar contra una larga enfermedad. Una noticia que cayó como un jarro de agua fría en la parroquia de Andra Mari, que ha tenido un fin de semana muy duro tras la pérdida también de Eneritz, la hija de Mari Mar, la organista de la parroquia, y Fermín, hermano de Josetxu Sagarna, que fue párroco allí durante 16 años.
Marisol, que siempre te recibía amable y con una sonrisa, ha sido catequista en la iglesia de Santa María de Getxo durante 35 años, de los que diecisiete fue responsable de catequesis. Ana Isabel, compañera en ese viaje, tuvo la suerte de conocerla y la recuerda como una persona «muy comprometida con la iglesia, preocupada por su comunidad, muy buena persona con mucho brío y que en seguida solucionaba los problemas que pudieran surgir».
Llevaba, asimismo, las celebraciones litúrgicas de los más pequeños, las misas con niños. Su marido, Andrés, estaba también en la junta económica de la parroquia. Leyre Ródenas, voluntaria en la parroquia de Andra Mari de Getxo, la describe con cariño como una mujer «fuerte y valiente. Parecía como dura, pero luego era dulce, tierna, un amor. Siempre pendiente de todos. Y de todo. Como una amatxu para mí». Para ella, en este tiempo de batalla contra su dolencia, Marisol ha sido «siempre positiva y superluchadora, nunca quería preocupar a su familia».
Lontzo Zugazaga Martikorena, director del departamento de Euskera de la Diócesis de Bilbao y Académico de Honor de Euskaltzaindia, será el párroco que oficie su misa funeral mañana martes a las 19 horas en Andra Mari (Getxo). «Hace unos días tuve una larga charla con ella en Cruces. En ella hicimos un recorrido por los pasajes del Evangelio y fue enriquecedor como cura, y un ejemplo, ver cómo ha vivido la fe en estos años. Ella quedó serena y en paz».
Cuenta Lontzo que durante el departir le dio las gracias «como diez veces», puesto que era una mujer «agradecida». Y le reveló lo «apegados» a ella que habían estado su marido y su hijo en el desenlace final. «Qué bien me han cuidado», aseguró, feliz. Ellos, como revela su hijo Imanol, la recordarán siempre como «buena esposa, buena madre, buena amama y buena amiga. Fuerte y valiente, y siempre de cara». Marisol era del barrio de Azkorri «de pura cepa», como describe Lontzo. Ya jubilada, durante muchos años trabajó como administrativa en empresas de Gatika y Leioa, y en los últimos veinte años estuvo en una oficina comercial de Las Arenas.
Se fue pronto. Y para su despedida ha pedido el canto 'Itsasaldeko lora ederra' (en euskera traducido como 'flor preciosa al lado del mar'), un himno a la Virgen de Andra Mari con letra de Don Francisco, un párroco antiguo de Santa María de Getxo natural de Lekeitio, y con música del compositor guipuzcoano Tomás Garbizu. Un himno «elegante» y de un compositor «brillante», a juicio de Lontzo, que siempre se canta el 15 de agosto. «Marisol era una amante de la parroquia de Andra Mari a tope. Ha sido una pérdida inmensa, no solo a nivel personal, sino porque ha sido toda una institución -afirma el párroco-. Los padres, madres y niños le saludaban siempre con cariño. Le debemos una gratitud inmensa». Descansa, Marisol, te lo has ganado.
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