Se apaga la gran voz de las bilbainadas

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Defensor de la txapela, artista de circo, actor radiofónico y, en realidad, casi todo lo que se propuso. Fue, por supuesto, Farolín en los carnavales de 2010. Cuentan que en el arte del disfraz era mejor que Arsenio Lupin. Algunos de sus amigos le recordaban ayer disfrazado de Pavarotti «cantando de todo» mientras los demás se sujetaban las tripas de la risa. Fue una persona singular que disfrutaba haciendo felices a los demás.

También sacaba tiempo para el deporte. Ciclista consumado, entrenaba a baloncesto. Hombre de carácter, tenía sus prontos, que no le duraban más de 10 segundos.

Pionero de desfiles, contagiaba la fiesta. De hecho, se le atribuye el mérito de organizar las primeras que tuvieron lugar en Algorta recorriendo sus calles. Lo mismo a bordo de espectaculares coches antiguos que subido a un camión de bomberos. La Virgen de Begoña tendrá ahora quien le cante en directo esas salves a ritmo de bilbainadas, aplaudían ayer muchos de sus conocidos.