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Martes, 28 de diciembre 2021
Si el grado de afecto que alguien provoca se puede medir en el número de personas que acuden a su funeral, se puede concluir que a Herminia se le quería. Y muchísimo. En el suyo, dicen, no cabía un alfiler. No es para menos. Ella estuvo al frente del conocidísimo Gasteiz Bi durante años. La Herminia (lo del castizo artículo es, en su caso, indisoluble) era una de esas mujeres que entendían la hostelería como una forma de vida, que llevaba el trabajo de servir a los demás a la pura excelencia. Guisó y llevó con mano firme su negocio. Fue una tabernera, una tasquera, de las que no quedan.
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