En 1946 inicia su actividad EL CORREO en Álava. Nada mejor que acudir a las actas de la Cámara para situar en el mapa la sociedad alavesa y sus preocupaciones. Bajo la Presidencia de Cayetano Ezquerra Ruiz, se reunían Vicente Aranzábal, Ricardo Zárate, José Ochoa ... de Retana, Florencio Montoya, Luis Madinaveitia, Norberto Mendoza o Gil Jubera para debatir, literalmente, la ubicación de la nueva Terminal de Autobuses, la necesidad de un servicio ferroviario directo entre Bilbao y Vitoria, así como mejorar el servicio de Gran Velocidad en la Estación de Renfe. También se debatía la regulación de horarios del suministro eléctrico, para hacerlo más acorde con la actividad de las industrias. Curiosamente, los temas no le sonaran tan lejanos porque como decía una canción de la época, el mundo gira.

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En aquella época el PIB tenía un componente agrícola del 15 %, el mundo del vino contaba con Riscal, Faustino y Palacio y la industria ya estaba presente con Talleres de Amurrio, Villosa y Tubos Reunidos en Ayala, así como Aranzábal, Ajuria, Fournier y Lascaray en Vitoria. Después llegan las cremalleras de Areitio y las bicicletas BH y más empresas guipuzcoanas, buscando un suelo disponible que les permite crecer. Con Juan Arregui, Esmaltaciones San Ignacio y Forjas Alavesas. En 1951 llega Imosa, antecedente de Mercedes Benz, con la fabricación de furgonetas DKW, en una ágil intervención institucional, que pone a su disposición suelo para su ubicación en Vitoria frente a la alternativa Miranda. Hacia 1957, el negocio de bebidas de la familia Knörr y su popular marca Kas. El otro gran referente local, Michelin, no llegará hasta 1966, cuando la sociedad ya se empieza a mover en otra onda. Todo ello hace que el peso industrial llegue a casi el 60 % del PIB del territorio en el año 1975.

Mucho ha llovido y muchas cosas han cambiado. España era una dictadura y carecía de instituciones homologables en Europa. A partir de ahí, sobran las comparaciones. La población de Vitoria rondaba los 50.000 habitantes y la mujer apenas estaba presente en la vida laboral. Se vivía con menos recursos y más despacio, con más necesidades y menos globalización, en una economía con aranceles, donde las empresas producían para el mercado interior. Hoy nuestra sociedad es un referente en Europa y nuestras empresas compiten en un mundo abierto. Vitoria-Gasteiz, ciudad amable e industrial, exhibe con orgullo su premio de ciudad verde europea, color que da cohesión a su población.

Tras constatar el progreso de nuestra sociedad, conviene no dormirse y echar un vistazo al futuro y sus retos. Un primer elemento de cambio es la emigración, que llega primero para las obras del pantano y luego para la industria, con miles de andaluces, extremeños y manchegos, cuyos nietos hoy aplauden a los equipos deportivos locales. Una segunda ola migratoria, de origen lejano, se produce en la última década, lo que genera una sociedad más diversa y difícil de integrar. Álava participa con los otros dos territorios históricos en la CAPV, disfrutando de una elevada autonomía. La desaparición de ETA hace diez años abre otra etapa que permite respirar a la sociedad. Otra gran diferencia es que hoy estamos integrados en la UE, lo que ayuda, porque viajamos en el vagón europeo, aunque también sentimos sus déficits en el mundo bipolar e incierto que se avecina.

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En el empleo, hemos pasado del toda la vida en una empresa a currículos de cambio rápido y expectativas poco claras para la juventud. Todo ello en una sociedad más compleja y exigente, pero quizás menos propensa al sacrificio que sus abuelos; con buenos indicadores y encuestas, pero extrañamente tensa y relajada al mismo tiempo, con una bajísima tasa de nacimientos. Todo ello cuando las empresas perciben necesitar mano de obra cualificada. Una sociedad que precisa crear una alianza por el futuro entre todos para remar juntos, porque debemos crear las oportunidades del futuro y no pensar que la riqueza actual se va a mantener sola.

Hay otros retos comunes, como la economía verde, a gestionar con los ritmos adecuados, buscando nuestras fortalezas y las oportunidades. El otro gran desafío del futuro está en la digitalización, abordando la necesaria automatización de los procesos industriales en paralelo con la formación de las personas, para que no sufra su empleabilidad.

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Muchas cosas han cambiado. Nunca fue fácil y tampoco ahora lo será. Recordábamos retos de hace años que, en su nuevo formato, siguen vigentes, como las comunicaciones, la energía y la creación de una sociedad libre capaz de generar y atraer proyectos y empresas. Sólo ahí está el futuro. Apostemos por más aniversarios, contando con instituciones cercanas, empresas líderes y medios de comunicación con mirada local y profesional que, como ELCORREO, nos ayuden a gestionar el futuro.

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