Una tarde de fiesta y copeo en un txoko 2.0

Luis Gómez

Domingo, 21 de abril 2024, 00:32

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Podían haber caído en alguna discoteca de moda y moverse al ritmo de sonidos electrónicos y de reguetón, pero acabaron en el txoko del Club Taurino de Bilbao, por invitación de Sergio Gómez, socio de esta entidad. Los invitados, muy jóvenes, bailaron. Cantaron. Charlaron. Bebieron rebujitos, manzanillas y cervezas, sobre todo. Y comieron. Se montaron un picoteo a base de montaditos de jamón, serranitos y 'piripis' de lomo con queso y empanadas de atún en una fiesta inspirada en la feria de abril sevillana.

Religiosos y «practicantes», todos miembros de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Bilbao, con ganas de comerse el mundo y preparando su futuro con exigentes carreras universitarias. Casi medio centenar de alumnos de los colegios Munabe y Ayalde, todos «muy arreglados», aprovecharon la tarde-noche del pasado viernes para disfrutar de un tapeo informal, pero «cuidado. Para esta ocasión, merecía la pena vestir un poco más elegante», proclamaron.

Ellos, en su mayoría, con mocasines y enfundados en trajes, aunque prescindiendo, en algunos casos, de la corbata. Y ellas, como si asistiesen a la fiesta de graduación. Al principio, todos muy timoratos, sin apenas relacionarse. Hasta se sentaron en mesas diferentes. Los chicos con los chicos y las chicas con las chicas. Hasta que empezó a romperse el hielo, pese a que algunos ya se conocían.

¿Por qué optaron por un txoko que recuerda a los que conocemos de toda la vida en los que a veces cuadrillas solo de hombres, todavía, siguen quedando para preparar comidas pantagruélicas? El del Taurino, en pleno centro de Bilbao. es muy parecido a los tradicionales. Muy al uso si se quiere, con su cocinita y salones aderezados con las clásicas mesas largas de madera.

Pero todo depende de cómo se lo monte la gente. «Aquí se puede preparar lo que uno quiera, como si te quieres traer una vaca entera. Si alguien nos viene con un cochinillo, se lo asamos al horno», detalla Gómez. Sin embargo, la diferencia del viernes radicaba en la edad de los asistentes. Jóvenes de entre 18 años y veintipocos. «Los txokos son un lugar ideal para estar y para comer», agradecía Sofía Gomeza. «Aquí puedes hacer un poco de todo. Resulta un lugar discreto para el copeo», insistía Olivia Gorostiza. «Te lo pasas bastante mejor que en otros sitios porque estás con gente que conoces. En una discoteca, al final, te encuentras con un montón de personas que encima no son de tu edad», advertía Beñat fuertes.

A su lado, Álvaro Fernández de Lucio, Juan Pablo Ojembarrena y Natxo Cobos reconocían que en este tipo de espacios, que han alquilado en más de una ocasión, «podemos socializar mucho más entre nosotros. ¡Mira el ambiente que hay ahora mismo!», expresan. «Estamos mucho más unidos», apostilla Álvaro. «Y todo es más relajado. No tienes por qué estar de pie. La música suena más tranquila y se genera un ambiente grupal», alababa Juan Pablo.

A casi todos los clientes se les notaba a gusto. Entienden que los txokos son centros «intergeneracionales» con mucho futuro. «Te montas tus fiestas privadas, invitas a la gente y a su vez esta gente invita a más personas». Un buen rollo, en definitiva, deslizaron.

En el del Taurino se oyeron palmas. Y a más de uno se le vio manejando un capote como si estuviese en el mismo ruedo de Vista Alegre. Gorostiza confiesa que el año pasado varias amigas suyas fueron testigos de la faena triunfal de Roca Rey. «Es un espectáculo potente. Los txokos son sitios a los que apetece venir. No molestas a nadie y, por su privacidad, resultan más discretos. Estás como en familia», coincidieron Gabriela Fernández y Cristina Martínez, mientras María Otxoa, una joven nutricionista, no perdía de vista los montaditos que Mónica fue cortando con Sergio. Aunque la fiesta iba de chicos y chicas, no se vio a demasiados muchachos por los fogones, lo que deja ciertas dudas sobre el reparto de las tareas gastronómicas.

- Chicos, ¿qué toca después del txoko? ¿Copas en algún sitio?

- Lo que se pueda. Cuando termine esto, se va donde haga falta.