Rivalidad entre Álava, Bizkaia y Gipuzkoa: ¿Y si resulta que Euskadi no existe?

Las peculiaridades sociopolíticas convierten al País Vasco en una compleja confederación que se debate siempre entre la foralidad y el centralismo

Viernes, 12 de abril 2024, 00:31

Fanfarrones, pijos y patateros. Cualquier vasco sabría aplicar el estereotipo apropiado a los ciudadanos de cada uno de los tres territorios históricos. Pero las rencillas ... entre vizcaínos, guipuzcoanos y alaveses no son un chiste. Buena muestra de ello es lo que le sucedió a Eduardo hace medio siglo, tras haber nacido en una clínica del centro de Bilbao. «Mi abuelo quería que su nieto fuese guipuzcoano, nunca vizcaíno, así que 'untaron' a un médico de otro pueblo para que falsificase mi partida de nacimiento», recuerda este falso 'giputxi'.

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Quizá el entorno del deporte sea el mejor reflejo de una rivalidad que a veces sobrepasa lo saludable. «Cuando en el antiguo San Mamés se informaba de que la Real Sociedad estaba perdiendo, muchos aplaudían», cuenta Chus, un 'chimbo' socio del club vizcaíno que señala la 'cláusula anti Athletic' –un recargo que clubes como la Real Sociedad imponen a sus jugadores para evitar que acaben en Bilbao– como una muestra de la especial inquina que puede existir en algunos casos. «Ante la final de la Copa del Rey, media Euskadi ha estado entusiasmada con el Athletic y la otra mitad esperaba que perdiese», corrobora Antonio Rivera, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco.

Pueden parecer simples anécdotas. Y lo son. Pero reflejan una realidad que el historiador Antonio Elorza resume en una frase contundente: «Euskadi nunca ha existido». Gabriel Celaya acuñó el término «islas vascongadas» para referirse a un antiguo debate sobre la estructuración de la comunidad autónoma, que llegó a ser una de las razones por las que se escindieron PNV y EA: el centralismo que aboga por un Gobierno vasco fuerte frente a la foralidad que apuesta por preservar las peculiaridades de los tres territorios.

La rivalidad entre vascos en el fútbol es histórica.

En Euskadi se ha impuesto el segundo modelo. «Somos una confederación a tres, un modelo que nunca ha funcionado muy bien», advierte Juan José Álvarez, catedrático de Derecho Internacional Privado en la UPV. «Además, somos una confederación asimétrica, porque Bizkaia tiene mucho más peso. Y Mercosur fracasó precisamente por la predominancia de Brasil», añade, subrayando que este sistema provoca conflictos territoriales incluso cuando gobierna el mismo partido. «Tenemos que olvidarnos de quién tiene la competencia y buscar un futuro compartido», apostilla.

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Hay ámbitos en los que sí se tiende hacia la armonización. El fiscal es uno de los más importantes. Atrás han quedado las acusaciones de 'dumping' que se hacían las diferentes diputaciones forales, porque se ha avanzado hacia normas prácticamente idénticas. Álvarez destaca también el ejemplo de la Ley de Derecho Civil Vasco, de 2015. «Se alcanzó un acuerdo para unificar los derechos vizcaíno, ayalés y guipuzcoano con un sustrato compartido pero respetando las singularidades de cada territorio. Puede servir de ejemplo para otros ámbitos», analiza. Porque perduran «complejos de inferioridad y agravios»: puede ser por la capitalidad de Vitoria siempre cuestionada en Bizkaia, por el olvido del aeropuerto de Foronda; por el trazado del TAV, por el reparto de instituciones educativas y sobre todo por las grandes inversiones 'de país' que no siempre son entendidas en es clave.

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Antonio Rivera Catedrático de Historia de la UPV/EHU

«No hay voluntad política»

Hay una clara divergencia entre la lógica que debería mover a un país pequeño que ha desarrollado organismos comunes en el último medio siglo y la realidad cotidiana de Euskadi, cuyas diferencias territoriales se están acentuando. «Todos nos sentimos vascos de cara al exterior, pero cada territorio vive ese sentimiento de forma diferente. Los guipuzcoanos están orgullosos de hablar euskera, los alaveses de no hablarlo, y Bizkaia vive con sus propios mitos», comenta Antonio Rivera, profesor de Historia Contemporánea en la UPV y exviceconsejero de Cultura.

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Antonio Rivera Blanca Castillo

Esto no sería un problema si no fuese porque tiene un coste económico elevado. «Mientras Euskadi sea rica, podremos mantener las duplicidades que provoca esta situación. A veces nos tiramos de los pelos, pero siempre volvemos a la misma dinámica. Nadie quiere dejar su chiringuito y de sentirse virrey», argumenta Rivera, para el que la razón de que esto sea así es clara: «No hay voluntad política de solucionarlo. Mientras la economía funcione y los vascos nos creamos los mejores del mundo, la fragmentación continuará».

Afortunadamente, Rivera subraya que esta competición no provoca ya las tensiones de antaño. «En la década de 1990 sí que las hubo, y eso explica, por ejemplo, la aparición de un partido como Unidad Alavesa. Ahora los alaveses estamos ligeramente más insatisfechos en las encuestas, pero no hay tantas diferencias en el voto», explica, subrayando que «si Vitoria se eligió como capital de Euskadi fue para convertir a los alaveses en vascos».

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En esta coyuntura, Rivera considera la UPV como un elemento de cohesión interesante, un ejemplo de «verdadera institución vasca, sin duplicidad de facultades», que podría servir de guía para otros.

Félix Arrieta Politólogo. Profesor de la Universidad de Deusto

«Símbolos que construyen identidad»

Euskadi es un país que se construye de abajo arriba. Pero un país que se construye en términos de competición y no de colaboración entre territorios. Esto es lo que, en opinión de Félix Arrieta, hace que sea difícil desarrollar una identidad vasca más homogénea. Y el académico de Deusto considera que en ningún ámbito es esto más sangrante que en el acceso a los servicios sociales. «Euskadi es tres países. Cada territorio tiene diferentes baremos y tarifas, con diferencias notables que provocan injusticias sustanciales».

Para Arrieta, estos servicios son los que dan sentido al autogobierno. «La mirada unificada que tenemos para Osakidetza, la educación o la Renta de Garantía de Ingresos construyen una identidad de país, pero los políticos fomentan la territorialidad porque su lógica no responde tanto al partido en el que militan como al ámbito en el que gobiernan», indica, señalando como ejemplo lo difícil que ha sido lograr la interoperabilidad de las tarjetas de transporte de Bizkaia y Gipuzkoa. «Osakidetza crea autogobierno y las tarjetas de transporte identidad local», sentencia.

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Félix Arrieta. Deusto

Arrieta reclama un debate sosegado y produndo sobre la lógica competencial de las diferentes instituciones vascas. «Es importante aunar fuerzas en un mundo globalizado. No tiene mucha lógica, por ejemplo, que los tres territorios participen por separado en una feria con stands más grandes que el de Euskadi», argumenta. Tampoco tiene sentido, añade, «que haya peleas para determinar dónde se ubica el Centro de Ciberseguridad».

No todo es negativo, claro. Arrieta destaca la mayor participación de la ciudadanía vasca en el plano democrático «porque votamos una vez más», pero recalca que hay ámbitos en los que hay que caminar «hacia la centralidad».

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