![Una primera foto con muchas caras nuevas y una campaña que se anima... lo justo](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/04/04/canddiatos-vitoria-kGDH-U2102008205882mY-1200x535@El%20Correo.jpg)
![Una primera foto con muchas caras nuevas y una campaña que se anima... lo justo](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/04/04/canddiatos-vitoria-kGDH-U2102008205882mY-1200x535@El%20Correo.jpg)
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Cruza Euskadi el Rubicón de la pegada de carteles –permítaseme el anacronismo, homenaje nostálgico a aquella política de antaño, menos robotizada y más naif, en el buen sentido– sin que nada haga presagiar una campaña de infarto. Más bien al contrario, se anticipan jornadas en ... las que unos seguirán abonados a la melatonina porque consideran que ya han activado a todo su potencial electorado y otros intentarán hacerse con el favor de los indecisos (dos de cada diez votantes) y arriesgarán algo más, pero siempre con el freno de mano echado para no fallar.
El resultado, salvo giros de guion inesperados, será una sucesión de monólogos sin aristas ni dobleces y –se supone– sin errores de bulto como los que, por poner un ejemplo, acabaron salvando por la campana a Pedro Sánchez tras el 23-J (la famosa entrevista de Feijóo en RTVE, los pactos autonómicos con Vox). En esta campaña nuestra, sólo los debates, como mucho, podrían decantar a ese porcentaje, pequeño, de votantes que no se deja guiar por la sigla y prefiere decidirse a última hora por una cuestión de 'feeling' personal. Son pocos pero, ya lo avisó ayer Andoni Ortuzar, son «gente normal», te los puedes encontrar en la escalera o en la panadería, y también cuentan. Los debates serán, por lo tanto, importantes, y seguramente una de las pocas ocasiones en que se nos permita rascar algo de la esencia de los candidatos más allá del marketing.
Es la primera foto de los siete principales candidatos que concurren a las elecciones autonómicas que se celebran el próximo día 21. EL CORREO reunió el pasado miércoles en Vitoria a Imanol Pradales (PNV), Pello Otxandiano (EH Bildu), Eneko Andueza (PSE), Javier de Andrés (PP), Miren Gorrotxategi (Elkarrekin Podemos), Alba García (Sumar) y Amaia Martínez (Vox) en una foto inédita de siete políticos, salvo Gorrotxategi y Martínez, que debutan como cabezas de cartel en unas elecciones. Y lo harán, como coinciden todas las encuestas, en los comicios más disputados en varias décadas. En un ambiente distentido y cordial, muy lejos de la crispación de otras latitudes, pasearon por el centro de Vitoria comentando la locura de agendas que tienen estas dos semanas.
Hasta la fecha, precisamente por esa obsesión por no alimentar el fantasma de la desafección y el pasotismo, la corrección política de los dos principales aspirantes –Imanol Pradales y Pello Otxandiano– ha hecho que ambos luzcan siempre, en la apariencia y en lo dialéctico, como recién planchados. Sólo las fuerzas no nacionalistas, que luchan contra el Goliat abertzale en la Euskadi menos soberanista de los últimos años y contra la polarización de la campaña entre sus dos versiones (cada vez más parecidas, por decisión meditada de EHBildu), se han permitido alguna licencia para intentar animar el cotarro: el atropellado parlamento de Miren Gorrotxategi en un taxi, la 'Enekoneta' de un Andueza «decisivo», la txapela sin rosca de Javier de Andrés o la exótica teoría del candidato popular sobre la aspiración del PNV a gobernar en solitario tras el 21-A.
La cuestión de la reedición de la alianza entre PNV y PSE no es, de hecho, una cosa menor, que diría Rajoy. Es la mosca detrás de la oreja en esta campaña tan centrada en acertar con la tecla y la estrategia para motivar a un electorado más bien apático que cree adivinar el final de la película. El más que posible futuro tercer Gobierno de coalición PNV-PSE (al que algunos ponen incluso fecha, en junio) parece un 'spoiler' de libro y por eso mismo resulta resbaladizo. Curiosamente, sólo EHBildu, que sobre el papel debería vender la ilusión por el cambio, da por hecha sin vacilaciones la entente. Ayer Arnaldo Otegi vaticinó «sin ninguna duda» que la fórmula de gobierno actual se repetirá, entrevistado en 'Bizkaia Irratia'. El objetivo es claro, no tensionar a potenciales votantes del PNV que podrían animarse a acudir a la urna si ven Ajuria Enea en peligro.
Por la misma razón, el PNV alienta el miedo al 'veletismo' de Sánchez, que podría forzar –dicen– un 'pamplonazo' en Euskadi si eso favorece sus intereses, y el PSE-EEagita el pavor a un 'Lizarra bis'. La tesis de De Andrés es más novedosa y sugiere la idea de un PNV en minoría capaz de dar bandazos entre los socialistas y Bildu. La hipótesis es poco probable pero en círculos ajenos a las cúpulas se habla, 'sotto voce', de la conveniencia para el PNV de reeditar la coalición y dar aire así a un PSE, que, según ha reconocido en ocasiones Sabin Etxea, no está aún maduro para forzar un cambio de ciclo pero podría estarlo tras las forales de 2027.
Lo que es un hecho es que hay malestar en el PNV por las pullas de sus socios y desconfianza real en las intenciones de Sánchez. También que los socialistas recelan del giro a la derecha que perciben en las propuestas de Pradales. «¿Se han hecho de Vox o qué?», clamaba en privado un dirigente socialista tras leer la promesa electoral de crear una agencia para el «control» de las ayudas sociales. ¿Nos espera, pues, más de lo mismo? Puede ser, pero seguramente nada será igual.
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