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Las preocupaciones de los vascos

Inmigración en Euskadi: El puzle de las 120 nacionalidades

La presencia de población de origen extranjero crece cada año en Euskadi, que tiene por delante el reto de la integración de diferentes culturas

Miércoles, 10 de abril 2024, 00:32

Casi 300.000 personas de origen extranjero residen en Euskadi, una cifra que viene a arrojar un porcentaje ligeramente dsuperior al 13% de la poblacion ... vasca. Los migrantes llegan en un número superior a los que se van, un movimiento que siempre está muy conectado con el contexto económico, ahora favorable para los países europeos. La tolerancia es buena, aunque se producen picos de intolerancia vinculadas a fenómenos muy determinados, como los menores no acompañados, los llamados 'menas'. Con todo, Euskadi tiene como todas las sociedades occidentales el reto de integrar a una población que en muchos casos llegó para quedarse, como simboliza nuestra primera protagonista de hoy, magrebí, nacida en Euskadi y euskaldún.

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Además de a Nisrin El Haddadi escucharemos al colombiano Diego Fernández, recién llegado; y tres expertos sociólogos y antropólogos: Jesús Prieto Mendaza, Andrea Ruiz Balzola y Xabier Aierdi.

Nisrin El Haddadi Nacida en Bizkaia

«Desde que me puse el velo noto diferencias con las miradas»

Nisrin El Haddadi vive en Bilbao, aunque dice que su jaioterria (lugar de nacimiento) es Zamudio, donde residió sus primeros años. En esta vizcaína de 19 años, euskaldun, conviven diferentes idiomas, costumbres... Sus padres, de Marruecos, llegaron a Bizkaia hace más de dos décadas. Por eso, porque quiere «practicar las dos partes de mi cultura», en septiembre decidió dar el paso de ponerse el velo. «Soy la misma, igual de amable y de sociable, pero noto diferencias por las miradas; hay gente que no se sienta conmigo en el autobús», lamenta antes de insistir en que «nada ha cambiado, solo que tapo mi pelo».

A su madre le preocupaba, «porque cree que con el velo es más difícil que encuentre trabajo» –ahora estudia un FP de Diseño de Interiores–, pero Nisrin tiene claro que no quiere renunciar a sus raíces.

La joven invita a «dar una oportunidad» a los migrantes, que, de forma mayoritaria, «vienen porque no pueden ganarse la vida donde están». «No me gusta que nos metan a todos en el mismo saco, que la gente no vea las cosas buenas de otros, porque a mí es la primera a la que le duele cuando ve a gente de mi país robando». Ella, la oportunidad, se la da a todos, independientemente de dónde hayan nacido. «Estoy en la asociación Bakuva desde hace seis años, con personas de diferentes orígenes, y eso me permite ver las diversidades que hay en el mundo, aprender de los demás», defiende.

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Diego Fernando Rodríguez Llegó de Colombia en diciembre

«No podemos trabajar hasta julio y se nos acaba el dinero»

A Diego Fernando Rodríguez, soldador en un campo petrolífero en Colombia, las Autodefensas Gaitanistas le pidieron «una cuota mensual para vivir allí, para colaborar con la causa». Se negó a pagar y comenzaron las amenazas de muerte. Vendió todo lo que tenía, compró billetes de avión para él, su mujer y sus hijos, de 10 y 3 años, y llegaron a España como turistas. El 27 de diciembre recalaron en Vitoria. Se habían informado de que era «una ciudad muy bonita» y no se ubicaban en un lugar tan grande como Madrid, donde estuvieron los primeros días.

Alquilaron por 500 euros una lonja sin calefacción. Y empezó su peregrinaje por las administraciones, «pero para casi todo necesitábamos padrón». Consiguieron, «porque un policía se conmovió», una cita para pedir refugio. «Ahora tenemos la carta blanca, que nos reconoce como solicitantes de asilo, pero no podemos trabajar hasta julio y se nos está acabando el dinero que teníamos, nos vamos a quedar sin nada», lamenta. Y es que, pese a haber reclamado protección internacional, «están todos muy saturados y hasta dentro de 3 o 4 meses no habría plazas en acogida», asegura. Ya no están en la lonja. Ahora residen en una habitación en la que sí tiene calefacción, pero «sin contrato de alquiler y con derecho solo a dos padrones». «Hay asociaciones que nos están ayudando a buscar otro piso, nos dan comida... pero, de momento, mi esposa duerme con los niños en una cama y yo en el suelo».

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Jesús Prieto Mendaza Antropólogo y profesor

Retos para una Euskadi intercultural

Las nuevas migraciones transnacionales llegaron a nuestra tierra casi con el nuevo milenio. Hoy, 294.421  ciudadanos y ciudadanas vascas (un 13%) proceden de otras partes del globo.

Durante estas dos últimas décadas, el esfuerzo por parte de nuestras instituciones se ha centrado en políticas de acogida. El futuro, sin embargo, no se ubica en ese espacio sino en el de la inclusión. Son muchos los/as jóvenes vascos que deben compaginar su identidad con dos o más culturas o formas de concebir la vida social. Desde la perspectiva intercultural, la sociedad vasca se nos presenta ahora más híbrida que nunca. Es en la gestión de esa nueva ciudadanía, abierta, flexible y heterogénea, donde radica la clave de nuestra convivencia en las próximas décadas.

Jesús Prieto Mendaza. Blanca Castillo

Hemos cometido errores. Las limitaciones de los servicios sociales, los protocolos burocráticos, los marcos legislativos-normativos, la situación de la población irregular invisible, la debilidad organizativa del tejido asociativo migrado, los problemas de acreditación formativa, etc. muestran debilidades. Aun así, el mayor error ha sido contemplar la integración desde una visión altamente idealizada, sin entender que la inclusión se basa en hablar claro sobre derechos y deberes de ciudadanía. La única forma de convivir en un mismo lugar común. La sociedad vasca se enfrenta al reto ilusionante de trabajar con inteligencia los espacios de mezcla y las intersecciones de distintas culturas. Desde una perspectiva intercultural la diversidad nos ofrece esta posibilidad abierta.

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Aprendamos de errores pasados, y apostemos por un futuro de mestizaje y enriquecimiento, construido no desde el folclorismo sino desde el compromiso. Es necesario buscar esa identidad compartida (Kymlicka W.) que permite el mantenimiento de marcadores étnicos, de prácticas culturales y de rituales religiosos sin que por ello se vea mermado el sentimiento común de ser vascos, españoles y europeos. Toda sociedad debe afirmarse en los valores comunes universales como fundamento de coexistencia. Toda sociedad, también la vasca.

Andrea Ruiz Balzola y Xabier Aierdi Antropóloga y sociólogo

Tomar la inmigración en serio

Conviene recordar que las personas de origen extranjero no se integran a la sociedad vasca, sino que la integran. Este punto de partida recuerda que la migración es una cuestión estructural en nuestra sociedad y que lo será de forma más rotunda en el futuro. Así, no puede haber política futura que no contenga en su elaboración el hecho migratorio. No empezamos de cero. Administraciones, tercer sector y ciudadanía han desarrollado un trabajo notable en las últimas décadas. Tenemos planes locales, forales y de gobierno, un pacto social vasco, un foro y políticas inclusivas en el ámbito de la protección social e incorporación laboral. Ahora bien, queda muchísimo por hacer, más aún si las previsiones que se plantean para dentro de tres décadas se cumplen. Personas expertas aseguran que Euskadi precisará de alrededor de medio millón de personas para 2050 y cubrir así las carencias laborales detectadas: persistirán las cuestiones del cuidado y habrá que afrontar los déficits en la industria.

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Tanveer Hussain , cocinero paquistani, trabaja en Bilbao Luis Ängel Gómez

A modo de ejemplo, recordemos que durante la covid las labores esenciales fueron cubiertas básicamente por mujeres de origen extranjero. ¿Y qué queda por hacer? Generar estructuras sólidas de movilidad ascendente basadas en una educación que garantice la equidad y que combata la segregación. Para ello será necesario repensar seriamente las políticas lingüísticas. Además, necesitamos una estructura laboral que asegure el desarrollo de una vida digna y que se garantice el acceso a la vivienda. Se requieren así mismo políticas que faciliten la reagrupación familiar para devolver en términos justos la contribución de las mujeres de origen extranjero y una regulación rigurosa del trabajo doméstico y de cuidado. En suma, una política pública integral de inmigración.

Por último, necesitamos comprender que las diferencias culturales encuentran su explicación en los procesos de estructuración y segmentación socioeconómica y no en supuestas diferencias esencializadas. Por tanto, aquello que sea lo 'vasco' se construirá entre una pluralidad de voces, de hablas, de prácticas y de modos de identificación.

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