Sucede en las noches electorales que hasta el final uno no sabe si habrá fiesta o no, y así no hay manera de acertar con los canapés. Se daba por segura (la fiesta) en Sabin Etxea. Las encuestas habían anticipado un arreón que confirmaron este ... domingo las urnas (31 escaños, tres más que en los comicios anteriores), así que se arriesgaron con el piscolabis. Discreto, eso sí: unos pocos bocadillos de tortilla, jamón, lomo y vegetales, envueltos individualmente en papel; refrescos, agua y cerveza. Para las nueve y cinco de la noche quedaba un solitario bocata.
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Así que se quedaron sin aperitivo los que esperaron fuera a Iñigo Urkullu. El candidato jeltzale a lehendakari llegó a las nueve en punto. Traje claro sin corbata, mascarilla oscura con la ikurriña grabada, los ojos sonrientes bajo el embozo. Llegó a pie por los Jardines de Albia, de la mano de su mujer, de fucsia y con el foulard en la mano, que no hacía falta. Les pilló en rojo el semáforo de entrada a Sabin Etxea, un poco de margen para los fotógrafos antes de encerrarse en los 'cuarteles', más silenciosos que nunca pese a las optimistas expectativas.
Lo del silencio es consecuencia de estos tiempos raros de mascarillas obligatorias (había otra versión corporativa además de la de la ikurriña, una blanca menos discreta que la de Urkullu). A la entrada del edificio, dos dosificadores automáticos de gel (bien ser precavidos porque el primero no iba bien); y dentro, aforo reducido: 82 asientos en la sala de comparecencias donde antes se juntaban hasta 348 personas, las salitas de reuniones también a medio gas. Unos carteles en cada puerta recordaban cuánta gente puede entrar: «Donde antes se juntaban doce ahora se juntan cuatro», explicaban.
No querían bullicio dentro, así que la militancia se tuvo que quedar en la calle, a donde se trasladaron las celebraciones. «Ese escenario será para Urkullu y estos», se hacía cábalas una pareja en una tarde que no parecía ni de domingo (casi todos los bares de Ledesma y alrededores estaban cerrados) ni de elecciones (este domingo lo del voto fue más un acto de 'militancia' que nunca).
El rato del recuento se hizo largo y en el bar de Sabin Etxea -aquí poca mascarilla y menos aún distancia- las juventudes del PNV se entretenían con los vaticinios: «Si sacamos 31 (escaños) lo celebramos». Como en el mus.
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Se pasaron bien la seña, y a las once de la noche Urkullu salió a saludar a la concurrencia, que se apretujaba junto al escenario: «Separémonos y mantegamos la distancia de seguridad. ¡Y las mascarillas!», advertían por megafonía. Y la gente -no había mucha- se dispersó un poco: «Ey, coge las cervezas, que nos dejamos lo importante». «Bien, ¿no?», «Buff, sí, sí, y más con esta participación».
Ortuzar dio por 'inaugurada' la fiesta y se acabó la conversación en los corrillos: «¡Ari, ari, ari, Urkullu lehendakari!». Lo agradeció el aludido con la mano en el pecho. Ortuzar habló del «valor de la sobriedad» -no se refería la fiesta, pero podría- y Urkullu emocionó a su familia hasta las lágrimas con su agradecimiento desde el escenario. Luego entonó el 'Gogoa nun dugu' y, sin bises en los aplausos, se retiró. Aunque un espontáneo le retuvo un rato -demasiado- acuclillado para hacerse un 'selfie'. Y de regreso a los 'cuarteles', «manos a la obra». Aunque hubo tiempo para más. Este lunes, 13 de julio, es el cumpleaños de Ortuzar, y en cuanto dieron las doce de la noche sus fieles le cantaron 'zorionak zuri'. Fue la guinda final.
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El lehendakari sorprendió a todos con su discurso. Aunque técnicamemte, no durante su valoración de los resultados del PNV. Iñigo Urkullu celebró la victoria jeltzale cantando a capella una estrofa de 'Gogoa nun dugu' del cantautor vasco Gontzal Mendibil. Este tema ha sido empleado por los nacionalistas durante toda la campaña electoral. Por eso, no dudó en entonar parte de la letra. No tardaron en unirse sus compañeros de partido mientras su familia disfrutaba de la escena con mucha emoción.
Estrofa cantada por Urkullu:
Nahiz eta egunotan dena den iluna
noizbait helduko da amets dugun eguna.
Gogoa nun dugu? Gazteok zer gara?
Indarrak elkartu eta goazen auzira
Traducción al castellano:
Aunque estos días todo sea oscuro,
en algún momento llegará el día que soñamos.
¿Dónde tenemos las ganas?
¿Qué somos los jóvenes?
Unamos fuerzas y vayamos a la causa.
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