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Qué mejor forma de sumergirse de lleno en eso que llaman 'nueva normalidad' que celebrando unas elecciones autonómicas que si de algo carecen es de normalidad. Del estado de alarma al estado de campaña. El viernes, a las doce de la noche, el País Vasco ... se adentrará de lleno en la recta final de un camino que concluirá el 12 de julio entre fuertes medidas de seguridad higiénica para garantizar la salud de la gente. Serán las elecciones más inciertas y extrañas donde la abstención será el gran enemigo a batir, de ahí que los partidos hayan echado el resto en el voto por correo, que se calcula podría incluso multiplicarse por diez. Esta vez, el manido 'cada voto cuenta' va muy en serio. Son varias las claves a tener en cuenta y que condicionarán una cita marcada por la gestión de la pandemia y la gravísima crisis económica que aún no se ha manifestado en todo su potencial y que hará que debates de corte más político, como el del derecho a decidir, pasen a un segundo plano en favor de las 'cosas del comer'. El invierno será duro. Muy duro.
Alianzas postelectorales
La tendencia marcada por las encuestas hasta la fecha prevén mínimos cambios y todos en favor de los dos partidos que lideran el Gobierno vasco. Lejos de sufrir el peaje de gestionar la pandemia, tanto el PNV como el PSE se encuentran al alza en detrimento de Elkarrekin Podemos y la inédita coalición PP+Cs. De confirmarse estas predicciones, nacionalistas y socialistas podrían alcanzar la mayoría absoluta (fijada en 38 escaños) que no tuvieron en la legislatura que ahora termina (se quedaron en 37). Las urnas podrían dejar hasta tres mayorías absolutas diferentes en la Cámara. Sin embargo, sólo la entente PNV-PSE es factible y creíble. Las otras dos alianzas, una entre jeltzales y EH Bildu, y la otra entre la izquierda abertzale, Podemos y PSE es ciencia ficción pese al interés de Pablo Iglesias por esta fórmula.
Afrontar la recesión
Los ingresos de las administraciones públicas sufrirán un desplome histórico en 2020. Como desveló el lehendakari Urkullu en una reciente entrevista con este periódico, la caída podría rondar un 23%, lo que se traduciría en torno a 3.000 millones. ¿Cómo se cubrirá este socavón? Simple. O se ajusta el gasto, o se tira de endeudamiento o se suben los impuestos. O las tres cosas a la vez. ¿Qué se hará? Es la gran incógnita y el tema que nadie abordará en campaña por el coste electoral que puede conllevar. Todo lo contrario. Todos hablarán de gastar más y evitar que «nadie quede atrás», en especial aquellos partidos que saben que no van a gobernar y que no tendrán que asumir el coste de estas decisiones.
Ataques a partidos
La campaña de acoso que han sufrido el PNV, el PSE o EL CORREO por radicales en apoyo del preso de ETA Patxi Ruiz, que cumple una condena de 30 años por asesinar en 1998 a Tomás Caballero, ha marcado las últimas semanas de precampaña. Todos los partidos han redoblado la presión sobre la izquierda abertzale para que condenase este tipo de actos, algo que no ha sucedido y que ha vuelto a poner en aprietos a EH Bildu. Sin embargo, la reciente revelación de un informe de la CIA sugiriendo que Felipe González conocía de la existencia de los GAL ha supuesto una gran cortina de humo para eludir este debate.
El desgaste de la gestión
¿Qué factura, en caso de cobrarse, sufrirá el Gobierno vasco por su gestión en la última legislatura? Según las encuestas, será mínima. Todo lo contrario. Pero son varios los escándalos y casos de corrupción surgidos estos últimos cuatro años, como el 'caso de Miguel', donde han sido condenados a varios años de prisión destacados dirigentes del PNV alavés por el cobro de mordidas en contratos públicos, las OPE de Osakidetza o el derrumbe del vertedero de Zaldibar y la desaparición de dos trabajadores, cuyos cuerpos aún no se han encontrado. Todo ello sin contar los vaivenes de la gestión del estado de alarma, una situación excepcional que ha puesto a la sociedad al límite.
De Madrid a Vitoria
Las vascas serán unas elecciones especiales al tratarse del primer gran test pospandemia que se producirá en el conjunto del país. El mejor ejemplo de ello es el desembarco masivo que harán los grandes líderes nacionales en Euskadi. Pedro Sánchez, varios ministros, Pablo Casado, Pablo Iglesias, Inés Arrimadas y Santiago Abascal participarán en actos de campaña. Echarán el resto. De hecho, es posible que Arrimadas reaparezca de su baja maternal en un mitin conjunto que protagonizará con el presidente del PP.
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