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Los candidatos de los principales partidos debatieron ayer en las instalaciones de 'El Diario Vasco'. Félix Morquecho
Opinión

A por el choque directo

Los candidatos de los principales partidos que concurren a las elecciones vascas de este domingo debatieron ayer en 'El Diario Vasco' a la caza del voto de los indecisos

Alberto Surio

San Sebastián

Martes, 16 de abril 2024, 00:02

El debate electoral de ayer -celebrado en 'El Diario Vasco' y moderado por los periodistas Estrella Vallejo y Javier Roldán- ofreció la deliberada imagen de un choque directo entre los dos principales contendientes nacionalistas. Aflora el contexto de una gran incertidumbre, que ha elevado la ... temperatura de la carrera electoral y provocado las primeras señales de alarma ante la posibilidad de que EH Bildu gane por primera vez las elecciones vascas y de que una eventual suma entre PNV y PSE no alcance la mayoría absoluta en el nuevo Parlamento vasco.

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La polarización ha situado a los candidatos PNV y EH Bildu con las espadas en alto y dibuja un pulso inédito por la primacía en Euskadi.

En un debate sin las limitaciones del reloj, el candidato del PNV en las autonómicas del 21-A, Imanol Pradales, buscó el cuerpo a cuerpo con el aspirante de EH Bildu, Pello Otxandiano, que visualizó ser el favorito en las últimas encuestas al convertirse en el objetivo de todos a batir o, al menos, a desgastar en los comicios. Pradales dirigió su mensaje en busca del voto templado de la centralidad de la clase media vasca que el PNV logró en otras elecciones como una garantía de moderación frente al rupturismo histórico de la izquierda abertzale. El escenario ha cambiado drásticamente, pero el jeltzale oferta un terreno de seguridad para los más temerosos. «A los delincuentes no hay que llevarles café y pastas», afirmó. Sus mensajes contra la 'okupación' de pisos fueron en la misma línea.

El aspirante del PNV aseguró que la izquierda independentista no transmite confianza para garantizar las llaves del proyecto que asegure el bienestar de la sociedad ni tampoco la suscita entre los empresarios. Otxandiano, sin mover un músculo, no entró al trapo de la confrontación y se envolvió en la bandera de 'un nuevo tiempo'. Siguió su guion centrado en catalizar la idea del cambio para abrir «un nuevo ciclo» con mucha «ilusión y esperanza».

No era un debate nórdico, pero casi. EH Bidu puso sordina y pisó el freno a sus reivindicaciones más soberanistas. «Soy independentista, y no renuncio a mis ideas, pero yo no planteo la independencia en esta campaña», dijo el líder de la izquierda independentista. El tono apaciguador de Otxandiano -que apeló a buscar los «puntos de encuentro» entre todos para construir un proyecto de país- terminó con una apelación a la 'estabilidad' en el minuto de oro y con un guiño a la clase media vasca en materia fiscal y a que «necesitamos más soberanía para decidir políticas públicas más ambiciosas y para decidir nuestro futuro».

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Fue en el terreno de la memoria en el que el candidato de EH necesitó explicarse mejor, con flancos más desguarnecidos y más incómodos para sus intereses y sus equilibrios. «Lo fácil es condenar a ETA, lo difícil es que todos asuman responsabilidades políticas de una época afortunadamente superada». Y es que todos sus demás rivales recalcaron la necesidad de que se retraten en esta cuestión ética y condenen expresamente el terrorismo. «Le pregunto si matar estuvo mal», señaló Andueza, que reivindicó expresamente su condena «a todos los terrorismos».

Pradales fue más lejos al apuntar entre las 'mochilas' de la izquierda independentista «el dirigismo y el intervencionismo» en determinada visión de la sociedad. «Demasiados análisis llevan a la parálisis», apuntó, al tiempo que apostó por una ampliación del autogobierno vasco. El socialista Andueza compartió una reforma del Estatuto de Gernika, pero que no gire alrededor de los mantras soberanistas como el derecho a decidir, sino sobre el blindaje de los derechos sociales. Una propuesta -la de situar esos derechos sociales en la clave de bóveda- que suscitó un consenso mayoritario entre los participantes en el debate y que anticipa una operación de alcance. Y es que Andueza logró romper el cerco de la polarización que le ha condicionado durante la campaña electoral y asentar un espacio en ese escenario de duelo al reivindicar un perfil de dureza frente a EH Bildu.

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Confrontación

El flanco más incómodo para Otxandiano es el de la memoria

'Apocalipsis' sanitario

Todos pidieron cambios y mejoras en la atención primaria de Osakidetza. Pradales denunció el tono «apocalíptico» de algunas intervenciones de Otxandiano en esta materia, que reclamó «un gran pacto de país para poner en pie de nuevo la Sanidad pública vasca» y De Andrés insistió que el sector público sanitario vasco «está demasiado politizado». Andueza reiteró su oferta de 2.000 nuevos profesionales mientras el candidato del PNV se comprometió a una reducción de las listas de espera y a que «en 48 horas» se realicen las atenciones en los ambulatorios.

La discusión permitió reflejar el acuerdo contra de la violencia de género pero, a la vez, reveló algunos matices. De Andrés denunció la no implicación de Euskadi en el programa Viogen del Estado y los partidos de izquierda denunciaron la «complicidad» entre el PP y Vox que ha debilitado el consenso en la lucha contra la violencia machista. De Andrés intentó, además, reivindicar el papel de su partido a la hora de 'recentrar' la política en el País Vasco para que no bascule siempre hacia la izquierda.

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David Soto -cabeza de lista de Elkarrekin Podemos por Gipuzkoa- sustituía a última hora a la candidata a lehendakari Miren Gurrotxategi, a la que le surgía un problema con la Junta Electoral. Tanto Soto como Alba García, de Sumar, enarbolaron la bandera del cambio progresista frente a un PSE «sin valentía para romper amarras». E insistieron en denunciar la situación de las decenas de miles de familias que tienen problemas para llegar a fin de mes. Se visualizaba el aterrizaje espectacular del ideológico eje derecha-izquierda en el paisaje vasco, lo que proporciona un evidente golpe de timón en la política tras años de infernal presión de ETA. «¡Cómo hemos cambiado!», exclamó De Andrés en un momento intenso. Los saludos y las bromas entre los candidatos al final del duelo dialéctico corroboraban esa impresión.

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